8.11.2005

A puro Calamaro


"La fiesta ya se terminó
nada de sexo frío
nada de amor
un poco de alcohol y rock and roll
y a seguir adelante
con farmacia y con aguante
porque me falta lo más importante".

Negrita, Andrés Calamaro



Después del acto de ordinariez emocional más grande a que he sido sometido en mi ajetreada vida pensé que me hundiría en las tinieblas de la locura y la distorsión, sin embargo una de las chicas superpoderosas llegó al rescate y exorcizamos nuestros demonios en la barra del "Exodo", con roncola de mil pesos y nuestro querido Andrés Calamaro cantándonos a todo cerebro dañado.

El disco "Honestidad Brutal" me tiene pelando cables hace algunas semanas. Frases como: "no quiero ser el estúpido que te llama a partir de las tres de la mañana, pero negra, es que mi corazón se desintegra" y otras que reflejan el estado de desgarramiento interno a que puede uno llegar como ser humano me hacen ser empático con el trovador argentino.

Después terminé en mi casa abriendo los últimos cofres de madera con dos filetes adentro: uno blanco y el otro tinto de marca Miguel Torres, que conseguí a un bajo precio.

Al otro día anduve vagando por las calles de Valparaíso como un zombie. Algunos conocidos pasaban por mi lado y sentía que no eran capaces de detenerme para no escuchar una lata o ponerse a llorar. Entre a una multitienda y me compré un discman último modelo para poder escuchar música y caminar por los pasajes de mi querido Puerto. Ojalá no me asalten.

Decidí irme a acostar a las seis de la tarde. Un buen baño de tina con sal de mar y "Sabados Gigantes" en la tele. La decadencia encarnada. Los ojos se me cerraban cuando un antiguo brother golpeaba la puerta. "Vine acompañarte en tu dolor, hermano", pero no tengo ni una moneda para tomar".

Después de esa sentencia nos compramos una cerveza de litro y un Gato Negro Carmenere y lo bebimos mientras relatabamos fantásticas proezas sexuales. Bajamos al "Vinilo" donde matamos un 120 Tres Medallas "al lapiz" y conversamos animadamente con Alvaro Peña y Gonzalo Ilabaca, que son ya casi parroquianos de ese recinto. Les recité un poema y escuchamos discos.

Avanzamos hacia el café "La Tertulia", donde la eterea y fosforescente Pax, con su vestido negro, su pelo tomado, su bajo enervante y su grupo Umbría en Calafate le volaban los sesos a un fiel público. Bebimos algunas cervezas y marchamos.

La última parada fue el tradicional "Cinzano". Nos pusieron una jarra de vino con frutilla y se armó la fiesta. Carmencita Corena me abrazaba y me susurraba al oído: "tire para arriba no más, tire para arriba".

Llegó la oleada que venía del Festival del Tango. Le metí conversa a un camarógrafo ruso-argentino que filmaba un documental con sus socios de un canal internacional. Seguí bebiendo hasta que no me quedó ni una luca en la billetera y sólo los ochocientos para el taxi permanecian en un bolsillo inviolable.

Era la hora de retirarse y la canción de Calamaro resonaba fuerte y clara: "esto es más hambre que hambre, más sed que la sed peor".



ajenjoverde@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y que me dices del disco El Salmón (?), ok es una recopilacion pero es una maquina collage rompe huesos. Me da un poco de envidia ir a tantos locales aunque sea aplastando un amor con el culo de la botella.

(4º article)