11.30.2012

Ya nunca más tomaré solo en un bar.... Ahora tengo a mis virtuales amigos del Facebook




Por Ajenjo

Pensé en escribir sobre el carrete que m emandé en Mantagua, donde se me apagó la tele a puro vino tinto y tuve que ser copiloto de mi señora. ¿O mejor redacto la sensación que me dan los afiches de los políticos que me miran desde los postes como buitres a un cadáver en el desierto?
Mientras pensaba todo esto me encontraba en el living de mi casa, que es la segunda mesa del bar Moneda de Oro (después de los veteranos jugadores de dominó), con un gran ron con cocacola y mi nuevo celular con conexión a internet. Ninguno de mis amigos llegaba y me dije: “mientras los espero, me conecto al Facebook y hago mis comentarios”.Y así nomás fue.Y pasó el tiempo, nadie llegó, y me tomé como tres rones con mis virtuales compinches.
Entre trago y trago colocaba un“me gusta”o ponía una frase contra los postulantes al sillón alcaldicio o simplemente miraba fotos, comoun trastornado vouyer telefónico.
¿Estará bien esto?
No lo sé, pero son los tiempos que nos tocó vivir.
El día que se meapagó la tele en Mantagua llegué a mi casa y mi santa esposa me mandó a dormir a otra pieza (no porque estuviera enojada, sino que su hermana estaba cuidando a la guagüita y bla, bla..). El asunto es que, al parecer, abrí el notebook y me metí al Facebook con la cabeza totalmente en Neptuno. Al otro día, tipín 10.30 de la mañana, me desperté y me dije: “por la reflauta, ayer parece
que entre al computador y seguramente me mandé puras embarradas”.

Prendí rápidamente el notebook, con el corazón acelerado y las neuronas en una batalla mental, yme encontré con la frase: “todos los comentarios que he escrito están influenciados por el trago... Perdonen”.
Después de ver el registro de actividades,me percaté que no me había mandado tantos errores como pensaba y que esto del Facebook se estaba transformando en algo medio complicado.
Nunca he sido una persona buena para tomar solo. Son contadas con la mano las veces que me he bajado una botella solo. Soy bebedor social de tomo y lomo.Defiendo y respeto mi posición.
Pero ahora, con esto del Facebook en los teléfonos, puedo perfectamente ir a tomar solo a cualquier barra, desplegar la pantalla y ponerme a beber con compañía. Me he encontrado soltando las medias carcajadas con los comentarios de la gente, mientras me empino mi vaso con agua de fuego. Está más que claro que las cosas están cambiando, que la soledad, que alguna vez experimenté en una barra de bar ya no existirá más. Ahora sólo basta apretar unos botones y meterse a ese adictivo mundo del“me gusta”.
¿Qué les espera a nuestros hijos?

ajenjoverde@hotmail.com

Realismo mágico en Valparaíso





 Por Ajenjo

Mi cuñada y su novio, santiaguinos por esencia, llegaron a Valparaíso a visitarnos. En la noche, luego de comer mi ultimo invento, ñoquis tres estaciones, partieron hacia el centro de eventos El Huevo, a escuchar un grupo de reggae y zangolotear el cuerpo bailando sin cesar.
Llegaron comoa las cinco de la mañana y a la hora del desayuno nos contaron que estaban impactados con un grupo de enanos que también había decidido ir de parranda a El Huevo y bailaban y festejaban como locos.
“Eran como siete y tomaban como cosacos. Bailaban entre ellos o con personas altas y le ponían todo el empeño posible. Andaba uno que sale en el programadel Kike Morandé y era como el jefe.Todos se movían juntos y andaban de sala en sala, bailando todos los ritmos y bebiéndose todos los tragos”, relataba la impactada pareja. El público de El Huevo actuaba frente a ellos en forma normal, “pero era todo un espectáculo verlos, ya que se rajaban bailando reggaetón y cumbia”.
Les dije que así era Valparaíso, extraño, como una novela de realismo mágico de la década del 70, donde todo puede pasar (bueno y malo) y a cualquier hora.
El lunes pasado, y todavía pensando en los enanos, salí de la pega como a las 10 de la noche y me encontré, en la calle Esmeralda con el tremendo funeral de Bomberos. Unos 200 efectivos, todos con antorchas y trajes de gala, desfilaban lentamente.Varios carros bombas los acompañaban y en uno, que iba al medio del cortejo, iba el cajón con el difunto.
Los bomberos enfilaron por la Subida Ecuador, camino al cementerio.Todo el mundo se quedaba callado con el paso del singular desfile. Muchos aprovechaban a sacar fotos con sus celulares. El espectáculo era sobrecogedor, incluso a mi me dio hasta un poco de miedo, ya que la calle estaba oscura, encajonada, y las antorchas emitían un singular brillo.
Al final terminé en el bar Moneda de Oro pidiendo un ron con coca cola, mientras le relataba todos estos hechos a los parroquianos. Muchos me miraron con poca cara de asombro, como si lo que describiera fuera normal en esta ciudad.
A veces pienso que aquí están todos locos y que soy uno más de esta gran banda de chiflados.

ajenjoverde@hotmail.com

11.26.2012

La porfía de retornar a Peñuelas



Por Ajenjo

Desde hace cuatro años que, con un alocado grupo de amigos, comenzamos a organizar asados en Peñuelas, en el sectordel lago y a pesar de la lluvia, los resfríos, la humedad y el cansancio, nuevamente copamos ese hermoso sector porteño y le dimos al vinito, los roncolas y la buena onda en general.

Todo comenzó cuando mi brother fotógrafo decidió celebrar su cumpleaños en un lugar natural. ¿Y dónde puede ser? La primera opción que salió fue el Jardín Botánico de Viña del Mar, pero la falta de agua, las avispas africanas y la cercanía entre una parrilla y otra parrilla nos hizo descartar este lugar.

¿Y Peñuelas?, dijo un loco.Y así fue como comenzamos esta especie de tradición, donde algunos protagonistas no cambian y todos los años se suman nuevos actores, que siempre terminan con los labios morados (por el vino, no por el frío) y la cara cansada de tanto reírse.
Hay un amigo que tiene un transporte escolar y lleva a los que no sabemos manejar. Su señora
se sacrifica y no bebe alcohol y cuando nos retiramos tiene que soportar a una sarta de curaditos que va tirando tallas de grueso calibre, enmedio de las risas de los niños.

Esa es una característica importante del paseo, ya que muchos invitados van con sus hijos y se junta una patota que ha ido creciendo con estos paseos. Algunos llegaron muy niños y ahora están entrando a la adolescencia y es chistoso ver sus cambios de conducta y de intereses.

Nosotros, los viejos, seguimos siempre en la misma. Métele chupar, comer, tirar tallas groseras, contar mentiras y reírse sin parar.Todo en un escenario natural maravilloso.

A pesar de que hemos sido testigos de cómo el agua del lago ha ido desapareciendo, todavía se respira algo poderoso en Peñuelas. Es que estar en la naturaleza, en el pasto, en el aire puro, con árboles gigantescos, no tiene precio. Es comosi todo el estrés, los problemas y los dolores de cabeza, se diluyeran enmedio de estos paisajes.

Y ya estamos organizando el próximo paseo...

ajenjoverde@hotmail.com

11.23.2012

Siguiendo los consejos de Titae





Por Ajenjo

El escritor Víctor Rojas decidió acompañarme al recital que dieron Los Tres en el Teatro Municipal deValparaíso, y lo cité a las 20 horas, enel bar Renato, para que calentáramos motores con un ron. Llegué primero y me bajé un tragullo en la barra, que estaba bueno, bonito y barato (2.400 pesos). El local tiene una tele que emitía un partido de Iquique contra un equipo cuyo nombre no puedo recordar. Había un jugador con el nombre y apellido de mi hijo yme entretenía con el relato del periodista deportivo.
Caminamos por PedroMontt hasta llegar al recinto porteño, donde el grupo LosTres daría un recital acústico.
Nos conseguimos unas entradas al final del palco y cuando comenzó el espectáculo saqué mis tradicionales petacas del bolsillo y pudimos observar el show con varios tragos del dorado licor cubano.
El show estuvo bueno, pero yo conozco sólo los primeros discos de Los Tres. Después no los seguí escuchando, y tocaron varias canciones que eran desconocidas para mi. Se proyectaban películas en las paredes, que estaban bastante entretenidas. Incluso se tocaron una canción que tenía pedazos de frases de Pinochet.
Ala salida decidimos seguir los consejos del bajista de Los Tres: Titae. Lo había entrevistado en la semana y me dijo que “ahora enValparaíso la lleva El Rincón de lasGuitarras”.
Partimos a ese local de calle Freire, que estaba repleto de gente que cantaba y disfrutaba de la buena música.
Nos sentamos en la barra a beber un ron yme percaté que los dueños del local habían pegado la entrevista a Titae en una pared. Con mi alcohólica voz le dije a una señora detrás de la barra: “yo escribí esa nota”. La mujer me agradeció yme dijo que hace como cinco años había aparecido El Rincón de las Guitarras en una columna en La Estrella firmada por una persona de nombre Ajenjo.
“Ese soy yo”, le dije modulando al ritmo del ron y la señora nuevamente agradeció la publicación.
Titae tenía razón, El Rincón de lasGuitarras la está llevando.
Se nota en la piel la buena onda de los parroquianos y hay cuecas sonando durante gran parte de la noche. Es como caer en una máquina del tiempo y pasar a un Valparaíso histórico, bohemio, y de largo carrete.
Salimos como botón de camisa del local y nos fuimos a comer unos sanbiruches a esos carritos de Bellavista.
Nos despedimos junto ami amigo, mientras en mi cabeza todavía rondaba la canción: “un amor violento nos deslumbró, un amor violento nos fulminó...”.

ajenjoverde@hotmail.com

Cosecha láctea




 Por Ajenjo

Cuando vi a un grupo de mujeres amamantando a sus hijos en forma libre y abierta afuera del Congreso Nacional, en Valparaíso, en una actividad llamada “Tetada”, recordé el fin de semana que viví en Santiago, donde después de un año mi mujer, que hace cuatro meses tuvo a nuestra hija Sara, pudo carretear libremente.
Desde hacía varias semanas que la veía congelando mamaderas con leche materna en el refrigerador. Le pregunte: ¿qué onda? Me respondió que la idea era irnos a una noche romántica en el Hotel San Francisco, en Santiago, para revivir esa llama que está algo apagada y además comer rico y tomar  buenos vinos.
Y así fue como partí a Santiago, dejando por primera vez sola a nuestra pequeña hija, que quedó feliz  con su cooler lleno de leche congelada y en los brazos de mi bendita y querida suegra.
Llegamos al hotel y nos fuimos a una piscina temperada.
Después llegamos a la habitación y nos habían dejado una botella de champaña (que ahora se llama espumante) y decidimos mezclarla con Red Bull, para tener fuerzas y bajar al restaurante Bristol, donde habíamos reservado para cenar. “Yo voy a sacarme la leche y botarla, ya que está contaminada”, me sentenció mi señora, mientras yo empinaba el codo.

En el restorán, que es uno de los más pulentos que he ido en mi vida, desde el punto de vista gastronómico, pedimos una entrada de locos en tres versiones, dos platos de pescados y un postre.
El mozo nos rellenaba las copas de vino con un mosto de alta calidad y mi mujer bebía como un camello en el desierto.Tenía que aprovechar.
Cuando el mozo vino a pedir el bajativo, mi esposa apenas modulaba.Yo hice de traductor (ella siempre lo hace) y le expliqué al garzón que no quería nada, cuando verdaderamente estaba diciendo que la decoración del local era como un restorán austriaco de los años 20.
Después volvimos a la habitación, donde en cuestión de segundos mi señora cayó (no en mis brazos), sino en los de Morfeo. Dormía plácidamente y en su cara había una sonrisa de oreja a oreja.

En la mañana nos mandamos el tremendo desayuno, conocimos el centro cultural GAM y el Barrio Lastarria (¡qué bonito!) y rápidamente fuimos a reencontrarnos con nuestra hija, a quien ya casi no le quedaban sus mamaderas congeladas.
Ahora habrá que esperar una nueva cosecha láctea para poder revivir estos momentos que estuvieron muy entretes.

ajenjoverde@hotmail.com

¿Libros o una botella de buen copete?



 Por Ajenjo

Nuevamente estuve de cumpleaños y mis amigos se vieron enfrentados a un gran dilema al momento de elegir el regalo queme llevarían: ¿un libro o una botella de copete?
Me he podido dar cuenta que en la vida hay dos cosas que me encantan: la literatura y el alcohol. Las dos cumplen con la misma función, que es sacarme de la realidad y llevarme a lugares mentales diferentes, donde generalmente soy más feliz que en el llamado “aquí y ahora”.
Mi hijo, que tiene once años de edad, sacó plata de sus ahorros y se fue a meter a una librería de textos usados. El, que conoce mis gustos a la perfección, le dijo al comerciante que deseaba libros de ciencia ficción.Me contó que justo su profesora de lenguaje (nuestro antiguo castellano), pasaba por el lugar y le aconsejó comprarme “Azazel”y “El hombre bicentenario”, ambos del gran Isaac Asimov. Me los entregó en papel de regalo y lágrimas de emoción cayeron desde mi cerebro al corazón.
En la tarde comenzaron a llegar mis alcoholizados y locos brother. Muchos llegaban con botellas y libros, asegurando que mis dos grandes deseos fueran saciados.
Una bella abogada me regaló “Los juegos del hambre”, de Suzanne Collins. Hace poco dieron la película y por suerte no la fui a ver al cine. Es que si primero veo el argumento en pantalla grande, después me cuesta mucho leer. Es como si alguien, con anterioridad, se imaginara los personajes y las situaciones y todo este gran juego de la imaginación se volviera fome.
Otra amiga apareció con Altiva música de la tormenta, de Camilo Marks. Medijo que el autor estaba más loco que yo, y se fue en medio de grandes carcajadas.Atrás mi brother médico me regaló “No al lucro”, de Alberto Mayol, que es un como un filósofo político que deja muyen claro cuál es el actual
cáncer de la sociedad.
Otra colega de pega, junto a su esposo, me obsequiaron un compilado de los cómic de los Freak Brothers, esos locos marihuaneros que apuntan a destruir los pilares mismos de la sociedad yanqui.
Uno de los títulos inquietantes me lo obsequió una periodista y un fotógrafo. Es un libro de Jon Ronson que se llama “¿Es Ud. un sicópata? " La contratapa dice que "es un viaje alucinante a través de la industria de la locura" y que postula que muchos que habitamos esta sociedad tenemos características sicóticas y que habría que reestudiar las definiciones de locura.
Eso me quedó más que claro en la fiesta de mi cumpleaños, cuando miré el comedor y pensé que se había quedado abierta la puerta de un manicomio y puros locos lindos habían llenado la sala para festejar un año menos de mi vida. Por eso, que en medio del vino y del ron, gritaba esa canción que el periodista de rock, René Cevasco (que no llegó al festejo), vociferaba en las calles en sus momentos de locura: “Alla va la muerte y me está esperando, allá va abajo en la enramada...”.

ajenjoverde@hotmail.com

11.21.2012

Viudo de invierno

 



Por Ajenjo

Durante el pasado fin de semana largome tocó trabajar todos los días, lo que motivó a mi mujer a emigrar, junto a mi hija a Santiago, dejándome solo como un dedo y en un estado de “viudo de invierno”.

Una noche recibí la llamada de mi brother, quien se encontraba en la misma situación.Me dijo que estaría tomándose unos tragos en el bar Ritual, ubicado en AlmiranteMontt.
Fue así como llegué a ese pequeño y tradicional local, que tiene a esa mujer de mosaicos en su barra. Pedí un vodka yme dijeron que se había acabado, pero mi alcohólicamente no se desesperó y opté por el ya conocido roncito con coca cola. El local es bastante agradable y cómodo e invita a la buena conversa. Esa noche había un show, donde un cantante, de unos 70 años aproximadamente, entonaba temas clásicos que pasaban desde tangos tradicionales hasta temas de Frank Sinatra.
El artista colocaba una pista y se lanzaba con un tremendo vozarrón, sacando los aplausos de los parroquianos.
Nunca he sido un cliente asiduo de este bar. He pasado un par de veces en mi vida, pero me gusta su
onda de amistad honesta.
Mi brother estaba obsesionado en continuar la parranda en La Piedra Feliz.Yo traté de detenerlo, pero fracasé. Fue así como tuve que pagar 8 lucas por la entrada, que incluía un trago. Este local
tampoco es mi parroquia. En la parte de abajo el promedio de edad eran señores y señoras de 45 años,
que escuchaban rock clásico por los parlantes y bebían mientras se reían de sus historias. Algo personal me pasa que no encajo en este lugar, por más empeño y trago que le ponga. Pero bueno, la libertad individual me permitió, a los diez minutos de haber llegado, sacar las alas y partir a un cumpleaños al Cívico, ubicado al lado del irlandés cervecero.

Ahí me esperaban varios periodistas, con los que batimos la lengua por horas. Un mozo me dijo que, como yo era parte del cumpleaños,me podía vender dos cortos de ron y una bebida en 3.500 pesos (onda subsidio). Le dije que sí altiro y me tomé dos ofertas, que (sumado a lo que ya había ingerido) me dejaron bastante dañado. Al otro día terminé, junto a mi brother, desintoxicándome en los Baños Turcos y comiéndome una empanada de pino y otra de marisco en Las Famosas y esperando que mi mujer y mi hermosa hija volvieran rápidamente para regalonear.
¿Me creen?

ajenjoverde@hotmail.com

Las mejores costillitas de mi vida





Por Ajenjo

Siempre he sido un fanático de las costillas de chancho asadas.Mi padre las hacía regularmente los fines de semana y yo dejaba los huesitos sin nada de carne en el plato. ¡Llegaban a brillar!
Hace algunos meses nos fuimos con los brother a un asado en una casa en las parcelas orgánicas de San Pedro, cerca de Quillota.Mi amigo oftalmólogo se mandó unas costillas de lujo, que las había comprado en la chanchería San Marcos, de calle Rodríguez. Explicaba que el secreto era asar muylento la carne y a una buena altura del fuego. “Se tienen que dorar”, sentenció y nos
mandamos un plato que nos llegó a sacar lágrimas de felicidad y que bajamos con una buena dosis de
tintolio.
Mi mismo brother me dijo que las mejores costillas estaban en un restaurante llamado RubyTuesday que está en las inmediaciones de la Avenida San Martín enViña. Junto con todo el familión y otros amigos partimos el sábado pasado a conocer esas famosas costillas y tengo que decir que son las más ricas (y caras) que me he comido en toda mi agitada vida. La carne, de una blandura y sabor potente, se salía solita del hueso. El plato venía acompañado de alitas de pollo con una salsa hot que me dejó con la boca anestesiada ¡Qué delicia!Al parecer el secreto de estas costillitas es que las dejan cocinar por muchas, muchas, muchas horas.
Con mi brother nosmandamos una cerveza, una botella de vino y rematamos con un pequeño ron.
Nos fuimos caminando y bastante chispeados hasta una feria de diseño en la Avenida Libertad, que estaba más aburrida que bailar con la hermana.
La lección final es que en gastronomía lo que se hace lento y con calma fijo que queda rico.

ajenjoverde@hotmail.com

¿Cuándo uno es alcohólico?




Por Ajenjo

Este país es de gente curada.
Desde que uno es chico que observa como la parentela se reúne a beber cerveza, vino y licores fuertes y todos la pasan bien hasta que algún tío se saca la cresta, se pone cuático, habla estupideces o vomita.
Hace poco me encontré con un amigo de la universidad y recordábamos, tomando un trago en un bar, que muchas veces no entrábamos a clases y nos íbamos a chupar a las escaleras o al cementerio de Recreo, enViña del Mar.
El diálogo era el siguiente (nueve de la mañana): “¿Alguien va a entrar a la clase de inglés?”. Tres o cuatro destacados alumnos movían sus cabezas en forma negativa y partíamos a comprar cervezas a una botillería.A las doce del día el asunto continuaba con un ron Caribean (de 450 pesos) y Coca Cola.
Si no había plata (ya que se ocupaba el dinero para las fotocopias y la micro) se mezclaba el licor con jugo en polvo.Todo un elixir neuronal.

Los mismos compañeros que tomaban casi todos los días en la universidad, son los que actualmente continúan bebiendo como cosacos en su vida diaria. La mayoría vive normalmente. Tienen sus trabajos, una que otra separació nmatrimonial, hijos y problemas como todos. Casi ninguno ha ido al siquiatra y no ingieren pastillas para eliminar los caldos de cabeza.Todo se soluciona con un buen ron.
Repito: este país es de gente curada.

Pero, ¿cuándo uno es alcohólico? Muchos dicen que cuando se pierde todo: la mujer, los niños, el trabajo, los amigos y la dignidad.Otros teorizan con la cantidad de lo que se toma.Todos los días y estás frito.También te preguntan: ¿tomas solo? Si respondes afirmativamente, estás en problemas.
Desconozco porqué algunos salimos más buenos para tomar que otros.Dirán que tenemos trancas ocultas o que queremos olvidar algo traumático.No lo sé. Cuando los licores entran a mi cuerpo y a mi cerebro, me siento más feliz, más buena onda. Las cosas que me preocupaban se disuelven y parecen no tener importancia. Surge la risa fácil y la conversa profunda.Uno se relaja y se siente
contento.

¿Y qué pasa si uno llega a un evento en una casa o local y no le ofrecen trago?
Yo opto por retirarme.

ajenjoverde@hotmail.com

En busca de la empanada perdida



Por Ajenjo

Voy con mi santa y hermosa esposa a buscar a unos amigos santiaguinos al terminal de buses de Valparaíso, en un soleado día invernal. ¿Adónde los llevamos a comer empanadas?, fue la gran duda que nos inundó la cabeza de machas, ostiones, camarones y mucho queso.
Una de las alternativas fue el restaurante que está ubicado en el Muelle Barón, donde lo único bueno que me he comido ahí han sido las empanadas. Pero como el “cara de gallo”estaba en su máximo esplendor decidimos partir a Cochoa, a buscar las delicias de un local ubicado al frente de la playa, donde desde hace decenas de años voy en búsqueda de esos ricos manjares.
Nos fuimos por Gómez Carreño, ya que nos habían advertido que el caminoViña-Reñaca está lleno de desvíos y trabajos, que están provocando un taco descomunal.Al llegar a Cochoa nos encontramos que el restaurante D’Lamari estaba cerrado, sin ninguna explicación: ¡Plop!

Rápidamente alguien gritó ¡a Las Deliciosas de Concón! Fue así como emprendimos rumbo a la ciudad costera para comer esas ricas camarón queso. Fuerte fue nuestra impresión cuando el tradicional local estaba con un cartel que decía: “cerrado por vacaciones”.
Ya no sabíamos qué hacer. La baba ya se nos caía de hambre y terminamos en La Perla del Pacífico, sentados al aire libre, frente a la señora que fríe las empanadas. Yo me comí dos de mariscos, una camarón queso y una loco queso.Quedé peinado para atrás, tocando batería y con el ombligo parado. Las de mariscos eran gorditas y traían de todo. Las de macha se deshacían en la boca. Las de loco estaba un poco secas, por lo tanto tuve que bajarme tres cervezas para despejar el guargüero.
Después caminamos por la playa, mientras comentábamos lo complicado en que se había transformado poder comprar unas empanadas y disfrutar del sol invernal frente al mar.

Yo estoy decidido a aprender a cocinar empanadas.
Ahora estoy comprando la masa que venden en los supermercados y las mezclo con camarón y queso.Mi mayor deseo es poder hacer una masa delgada, crujiente y sabrosa y que el relleno tenga ese queso lechoso y los productos del mar sean frescos.
 ¡Qué cosa más rica!