11.17.2008

San Antonio: ¡Qué puerto distorsionado!


Por Ajenjo

El dueño del bar Cinzano me envió un correo electrónico donde me dejaba claramente especificado que su vino con frutilla jamás se ha fabricado con licor de garrafa y que estaba un tanto sentido y enojado por la polémica crónica publicada hace un par de semanas.
El bar Cinzano debe ser uno de los más míticos y poderosos de Valparaíso y jamás fue mi intención desprestigiar a todo ese gran equipo humano que por años me han servido los mejores vodka naranja (con jugo natural) y suculentas parrilladas.
Todo fue un gran enredo que ya está subsanado ¡y que viva el Cinzano y todos sus cantantes!
Pensando en estos líos y confusiones tomé una micro hacia el puerto de San Antonio, que por esos azares de la vida jamás había conocido.
La obra de teatro del gran Andrés Pérez, “La Negra Ester”, había creado una imagen fuerte en mi cerebro, que estaba basada en prostitutas y travestis bastante caricaturescos.
Me bajé en la plaza principal, donde un payaso me recibió de golpe y me dijo: “Buenas tardes, señor ministro, lamentablemente no hemos terminado la construcción del casino, pero le aseguro que en unos meses más las obras estarán listas”.
Le di 200 pesos al gracioso payaso callejero y avancé hacia el puerto, en busca de una picada para comer.
Mucho público engullía ceviches en potes plásticos, sin embargo el olor que estaba en el aire no me invitaba a degustar nada.
Una de las imágenes más tremendas que pude ver fue a una mujer que le daba cabezas de pescado a unos gigantescos pelícanos, mientras un lobo marino con su gran cabeza y colmillos la miraba a punto de comerle todo el brazo. Era un loco zoológico marino.
“¡Que distorsionado!”, pensé, mientras entraba a “Donde Juanito”, una típica picada costera, donde me serví una empanada de macha queso y una pescada frita con ensalada, con varios botellines de cerveza. La atención, el precio y el servicio fueron excelentes. ¿Por qué en la Caleta Portales los precios son tan elevados para los mismos platos? ¿Cuál es la gran diferencia?
Sinceramente, creo que San Antonio es una urbe bastante rara, pero que ha logrado crear en su costa una franja gastronómica que invita, por su variedad y precios, a ingresar a sus picadas a comer y pasarlo bien. Eso sí, tenga cuidado con los animales salvajes que circulan por el agua las rocas y los cielos.

ajenjoverde@hotmail.com

11.11.2008

Me querían puro boxear en el Moneda


Por Ajenjo

Siempre he dicho que mi segunda casa, mi segundo hogar, es el porteño bar “Moneda de oro”, ya que desde hace muchos años he bebido el mejor cola de mono que se prepara en Chile, además de compartir con mis amigos gratos momentos de esparcimiento y ocio.
Además de todo esto, yo me siento como parte de la familia. Los garzones Ernesto, Alonso y Fernando son como hermanos y siempre me han servido generosas dosis de ron, además de exquisitas empanadas camarón queso , parrilladas, chorrillanas y sandwich de todo tipo.
Su dueño Don Rene (sin acento) y su bella señora siempre han sido muy cariñosos y han levantado uno de los bares bohemios donde pueden convivir rockeros, poetas, músicos y viejitos jugando al dominó.
Por esta razón me pareció muy raro que me llamaran desde el bar, muy enojados, por la nota que apareció la semana pasada, donde, por un error de entendimiento, aparecía que el vino con durazno de este local no era muy bueno.
Inmediatamente me retracté y en la noche fui al bar a conversar y aclarar en buenos términos esta confusión.
Entré a la cocina y hablé con DonRene. Los mozos me lanzaban irónicas tallas y me decían: “aquí le traigo su vinagrillo”, haciendo alusión a la maldita crónica que nos confundió a todos.
Mi jefe en el diario se reía a mandíbula batiente y me decía que “jamás hay que morder la mano que te da de beber”. Nunca fue mi intención y la nobleza obliga a retractarse, reconocer el error y bajar el moño.
“Te quieren puro boxear en el Moneda”, me aseguraba mi brother oftalmólogo, en medio de risas y tallas que ya me estaban entrando a molestar.
Al final me reconcilié con mi segunda casa, mi bar querido, que siempre estará en mi memoria junto a sus gigantescas banderas donadas por marinos que algunas vez invadieron este distorsionado puerto latinoamericano.
Ahora, con mi ron en la mano y mi pedazo de chacarero en la otra, pienso en lo guantes de box que hay colgados en una de las murallas del bar.Me imagino al garzónFernando instalándose estos guantes y saliendo a un ring a defender el honor de su vino con durazno.
Sólo les puedo decir a todos que me ganarían por nocaut y que ahora queda seguir bebiendo, comiendo y carreteando en este Valparaíso que como una bizarra caja de sorpresas tiene de todo para seguir adelante y con toda la familia reunida y feliz.

ajenjoverde@hotmail.com

11.06.2008

Violenta apología al vino con frutilla


por Ajenjo

Estoy jugando al “cacho” con mis dos brothers en una casa en la localidad de San Pedro. Los dados rebotan en la mesa al mismo ritmo que un vino con frutilla baja por nuestras gargantas. ¿Han visto las hermosas frutillas que ofrecen este año las ferias? Bueno, les recomiendo comprar medio kilo, sacarles el pequeño y duro tallo, lavarlas bien, cortarlas en cuatro y depositarlas en un jarro. Después bañarlas con un vinito de luca embotellado, tirarle unas cucharas grandes de azúcar y dejar reposando el material dentro del refrigerador un par de horas. El resultado es un líquido que se bebe como “agüita de la llave” y que para más remate quita el hambre.
La última recomendación es guardar todas las frutillas que quedan en el jarro y comérselas con crema. Cada fruto es una esponja que chupa todo el vinito (¿no tendremos una gran frutilla en el estómago?) y se convierte en un pequeño bombón de licor.
El problema es que la temporada de frutillas dura muy poco, por esta razón recomiendo comprar un par de kilos y congelarlas. De esa manera, y a mediados del caluroso febrero, puede beber esa mixtura y acabar con todos los problemas de la vida.
En Valparaíso existen varios locales que tiene grandes jarras de vino con fruta en sus barras. Algunas tienen frutilla y otras durazno. Se ven muy bonitas e hipnotizantes, sin embargo el vino que le tiran encima es de tan mala calidad que al final se convierten en tragos bastante desagradables. He visto cómo los mozos levantan garrafas de plástico y llenan los jarrones con fruta con un vinagre de muy mala ley.
He probado el vino con frutilla en el Cinzano y los preparados de vino blanco y durazno en el Moneda de Oro. Ninguno de los dos son bebidas recomendables. Para qué les voy a contar como se amanece... ¡Elhachazo de Michimalonco es poco!
Conocí una vez un hijo de pescador, en Maitencillo, que siempre decía que a su padre lo había matado el vino con frutilla. “¿Pero cómo?”, le preguntábamos nosotros, “¿acaso se alcoholizó tanto que le reventó el hígado?”.
El muchacho movía la cabeza en forma negativa y decía que a su padre le dieron un vaso de vino con frutilla en un asado. Se lo tomó rápidamente y levantó el vaso, empezando a golpear la parte de abajo para que la fruta descendiera; terminó cayéndose violentamente de la silla y pegándose en la cabeza. Resultado final: tec cerrado y muerte.
¿Podrán matarnos a nosotros los litros y litros de vino con frutilla?