1.04.2013

Extremo tour alcohólico


 


Por Ajenjo

Siempre me ha gustado este asunto del turismo en Valparaíso. En el año 2000 llegué a poner un café internet y conocí cualquier cantidad de gringas y mochileros buena onda. Es enriquecedor el intercambio cultural y me encantaría, en un futuro, crear un tour "solo para valientes", donde los extranjeros alcoholizados se dejen llevar de la mano e hígado de este servidor.
Primero haría que los gringos firmaran un papel que me liberara de toda responsabilidad por si queda la embarrá. Onda intoxicación, peleas, asaltos, y todo eso. Aquí el slogan del tour sería: "solito se metió, solito salió". Con ese resguardo en la mano los citaría en el Moneda de Oro, a las 20 horas, donde el mozo "Chico" Fernando, tendría ya una mesa lista para los siete integrantes del tour.
Para partir los obligaría a mandarse al pecho un vaso de cola de mono bien helado y después un ron por cabeza, de esos gigantes, dobles, con hielo y cocacolita.
Afuera nos estaría esperando la "garrafavan" (vehículo con chofer recién sacado de AA) y nos llevaría hasta el Liberty, en la plaza Echaurren, para que conocieran algo más coloquial y típico de ese sector. Aquí les aconsejaría cerveza o vino embotellado y sólo los que quieran ver a los dioses de la India los induciría a tomar pipeño en vaso de medio litro. Después los llevaría hasta el monumento al "Negro" Farías, donde sacaría una petaquita y los haría brindar por los muertos. De ahí todos nuevamente a la "garrafavan" y al Cinzano. Sólo tomaríamos un vodka con jugo de naranja, preparado por el barman Rodolfo, en la barra y levantaríamos el licor en nombre de Carmen Corena.
"Garrafavan" nos trasladaría hasta el Menzel, para conocer sus privados. Siete pisco sour se beberían en ese templo. A pie caminaríamos hasta el San Carlos, para chuparse unas piscolas con los parroquianos. A esa altura seguramente ya nadie hablaría con modulación, pero todos nos entenderíamos. Nuestro vehículo nos trasladaría finalmente al Verde Absenta, en Salvador Donoso, donde cada gringo se bajaría un especial de 70 grados, con terrón de azúcar y todo ese volón.
Para el remate, los llevaría a El Máscara, para que en medio de los mutantes boten el alcohol y muevan el esqueleto al ritmo de The Cure.
¿Sobreviviremos estos gringos a tan extremo tour?
Demaikel.

ajenjoverde@hotmail.com

Historias de Navidad








Por Ajenjo

Debido a un intenso resfrío, que ha coqueteado con la bronquitis, no he podido filtrarmucho y he permanecido lleno de paracetamol, tapsin y seudoefedrina, que ha causado que ande bastante aletargado y adormecido.
Sin embargo, este estado de anestesia no ha impedido que vea cómola gente desliza sus tarjetas de crédito para endeudarse hasta el extremo y poder adquirir los regalos deNavidad y de esta manera complacer a la familia.
Personalmente la Navidad me da depresión. Siento que las diferencias sociales se extremizan, que la gente se vuelve loca y es capaz de hacer cualquier cosa para tener la última tele en tres dimensiones o el perfume de la cantante de moda. Es desesperante.
Cuando era un púber reportero y trabajaba en un semanario de La Calera, pude ver cómo se llevaban a unViejito Pascuero en ambulancia al hospital. Era un anciano flaco, casi esquelético, que se había conseguido un traje para pedir algo de monedas y pasar las fiestas.Al mediodía, y con casi 35 grados de temperatura, el hombre no soportó y se desmayó en una de las céntricas calles, provocando que se
armara una de las postales más tristes de estas fechas.
¿Qué hacía ese hombre en pleno verano con un traje y un gorro grueso, tocando una campana y estirando su mano? Una pena muy grande.
Una Navidad la pasé solo. Estaba recién separado y se habían llevado a mi hijo de cuatro años de la casa. Padecía la media depresión y el escritorVíctor Rojas llegó al rescate. Preparé un plato de comida, conversamos, tratamos de reírnos y finalmente salimos a un bar. No había nadie en las calles y vagamos por harto rato hasta encontrar un local de hombres solos, tristes, que bebían para olvidar ese terrible estado.
Definitivamente no me gusta toda esta onda. Este materialismo extremo a que estamos obligados. Esa gente corriendo en busca de los paquetes, esa locura social por saquear las vitrinas.
Puede ser una frase cliché, repetida, hasta cursi, pero la Navidad debería ser sólo de los niños, ya que a ellos les brillan los ojos y disfrutan con pasión abrir los regalos y las sorpresas.A los demás nos quedan sólo las 3, 6 o 12 cuotas que actuarán como un látigo del recuerdo de esta
oleada de materialismo sin sentido.

ajenjoverde@hotmail.com

1.03.2013

¿Por qué se nos calienta el hocico?




Por Ajenjo

Muchas veces estoy tomando copetito y el timbre cerebral me indica que ya es hora de retirarse al hogar. Pero algo pasa, un conector especial que existe en la lengua, paladar, garganta y cerebro, emite una señal, como un botón rojo que se prende y se apaga, que dice: “igual un traguito más”.Y la noche sigue...
Eso fue precisamente lo que me pasó el fin de semana pasado. Fui al cumpleaños de un gran amigo de mi señora que cumplía 70 años. El festejado arrendó una casa en la comuna de La Reina, en Santiago, y se repartió comida y trago a granel.A eso de las doce ya estaba listo para la foto. Con un micrófono en la mano me las daba de animador. “Soy AntonioVodanovic”, gritaba, mientras recitaba poesía y contaba chistes.
Lamentablemente mi mujer tuvo que retirarse de la fiesta para ir a cuidar a nuestra hija. Me quedé con unos brother secos para el vodka y la pachanga y salimos, como a las 2 de la mañana, a caminar por Santiasco.
Recuerdo que la calle se llamaba Lorelei y que llegamos a la avenida Príncipe de Gales donde, como
un demonio nocturno, se nos apareció una discoteca terrible de pulenta. Nos cobraron cinco lucas y nos fuimos a chupar unos rones, mientras mirábamos como el lolerío sudaba en la pista de baile al ritmo de la electrónica pachanguera.
De repenteme doy cuenta que son las cinco de la mañana.
Salgo de la discoteca y tomo un taxi. Cuando estoy arriba del auto cacho que no tengo idea donde ir, ya que Santiago es comoun laberinto para este servidor provinciano. Saqué el celular y llamé a mi hermosa señora, que me respondió como el mayor de los ogros. Le dije que me diera las coordenadas y que en la casa hablábamos más.
El asunto es que al otro día me levanté a las 9 de la mañana, me duché,me tomé un litro de Gatorade y una lata de Red Bull, y me fui al paseo de curso de mi hijo. Cuando llegué a la casa donde era el evento,me pusieron un pisco sour con hojitas de albahaca, y mi garganta lo recibió como un regalo de los dioses. Igual tuve que parar, ya que no quería avergonzar a mi hijo. Dar jugo en estos eventos no es muybien visto, pero igual hablé como si estuviera recién operado.
Ahora sólo espero que la cara de mi mujer cambie, que entienda que no hice nada malo y que sólome sucedió lo que le pasa a muchos chilenos: “Se me calentó el hocico mijita...”.

ajenjoverde@hotmail.com

Fermentando con cuática en la Expo Cerveza 2012 de Viña del Mar






Por Ajenjo

La secretaria del diario, que conoce perfectamente mis gustos,me regaló una entrada para dos personas para la Expo Cervezas 2012, en el Sporting Club de Viña del Mar. La recibí con mucha gratitud y mi hígado, en forma automática, realizó un sonido extraño, como pronosticando lo que se vendría.
Llamé a varios compinches borrachines para que me acompañaran al dorado evento, pero muchos me salieron con que mi señora, mis niños, la familia, la suegra y bla, bla, bla... Al final, uno de mis brothers atinó y nos juntamos a las 15.00 horas, en su departamento de 8 Norte, muycerca del hipódromo. Antes de llegar fui al Moneda deOro y me comí una empanada camarón queso y un litro de helada cerveza Escudo, como para calentar motores.
Alas 16.00 horas ya estábamos tratando de que nos regalaran algo de cerveza en esta exposición, pero los pocos vasitos de muestra eran del tamaño de la uña del dedo chico, por lo tanto, había que comprar.
Me mandé, casi al seco por la alta temperatura reinante, un vaso de medio litro de una chela que tenía 9 grados. Quedé loco altiro. Después le seguí dando a otros brebajes, de alto power, y creo, porque no tengo la seguridad, que me empipé cuatro litros.
Tengo algunos recuerdos vagos de lo sucedido. Son como imágenes de una tele a la que la señal le llega sólo a ratos, con distorsión. Conocí un tipo que tenía la barba como un chivo, venía de salir de un tratamiento a las drogas y le habían declarado epilepsia. Después me vi conversando con un carabinero, que me decía que mejor me retirara del lugar. Una joven cantaba en el escenario y yo buscaba un poco de sombra para poder dormir.
Noté que mi brother se estaba enojando por mi actitud de lanzarme al suelo y quedarme quieto, pero como también ha dado mucho jugo, tuvo que solidarizar. Es uno de los mayores sentimientos delmundo: la solidaridad de los curaditos.
El asunto es que como a las seis de la tarde estaba durmiendo en una cama, recuperando el cuerpo, ya que en la noche había otra actividad alcohólica. Aunque no lo crean me recuperé y me lancé varios rones, mientras relataba la historia de la Expo Cerveza a unos amigos santiaguinos.
Al otro día desperté yme quería “puromatame...”.

ajenjoverde@hotmail.com

Los poderes del ají


 

Por Ajenjo

Estoy sentado en esos montículos de cemento, donde tradicionalmente se instalan los punkis borrachos a beber y pedir monedas a la gente. Salí del Moneda de Oro como con cuatro rones en el cuerpo y me acordé que estaba solo en la casa, por lo tanto ataqué ese carrito de comida que se pone en este sector porteño para calmar el bajón de hambre.
Decidí comerme dos churrascos palta yme di cuenta que para adobar los sanbiruches, los compadritos tenían unos potes de ají en pasta. Sin dudarlo llené mis panes con esa salsa roja y me los devoré en un dos por tres.
¡Pucha que me gusta el ají y sus derivados!
En Ciudad deMéxico llegué a una mesa donde habían varios ajíes del tipo “chile”en la mesa. Mis brothers me incentivaron a que me los comiera y de pronto estaba todo rojo, no podía hablar y pensaba queme iba a desmayar.
“Te enchilaste”, gritaban todos riéndose, mientras yo estaba con cara de dibujo animado y los ojos salidos para afuera.
Ahora mi señora, que está obsesionada con un huerto que hay en la casa, plantó pequeños ajíes y yo los saco, los pico bien finitos y los meto en un pan con mantequilla. ¡Qué delicia más grande!
Recuerdo al fallecido Nicolás Maquiavello, guitarrista de El Circo, que era capaz de comerse esos ajíes que vienen en salmuera de los supermercados, como si fueran manzanas. Quedaba como loco, drogado, de tanto poder ajístico en su cuerpo.
La primera vez que conocí el rocoto, ese ají peruano de alto voltaje, cometí un grave error: se lo lancé completo a un ceviche de reineta. El primero que lo probó casi se ahoga y tuvimos que lavar el pescado para comerlo. Esa onda.

A veces pienso queme gusta el ají porque que me estimula, me da un golpe de corriente cerebral y me permite seguir en la juerga alcohólica y fiestera. El problema viene después, a las horas, cuando sentado en el trono y leyendo un buen reportaje en el diario, el ají sale en busca de su venganza.
He descubierto que hay ajíes que pican dos, tres y hasta cuatro veces. Incluso he sabido de gente que ha llorado en el baño, pagando las culpas de buscar ese hipnótico y adictivo sabor.

ajenjoverde@hotmail.com

Rockeando después de los 40




Por Ajenjo

Estoy haciendo la fila para entrar a Maquinaria 2012, un tremendo festival de rock donde tocan la mayoría de mis ídolos musicales de juventud, como Slayer, Marilyn Manson, Los Ramones, entre otros.
Jovencitos con su poleras negras conversan, mientras yo caigo en una especie de autoreflexión y pienso que a mis 43 años podría perfectamente estar haciendo un asado con mis amigos o entrando al cine con mis hijos.
Pero no. Estoy aquí, buscando masacrar mi cerebro con ritmos brutales y agotadores. ¿Qué me pasa? ¿Inmadurez? ¿Estaré pegado? ¿Temor a envejecer? ¿Locura?
Mi señora , que tiene 10 años menos que yo, siempre me recalca que una de las cosas por las cuales se enamoró fue que la hacía reír todo el día, que siempre estaba bromeando y tomando la vida a la chacota.
Desde niño que tengo problemas de inmadurez, según los profesores e inspectores de mi colegio.
En educaciónmedia tenía una maestra de literatura llamada Luz Fleming que me expulsaba constantemente de clases y me recalcaba que “lo estoy echando por su inmadurez ya que está todo el rato conversando y riéndose comoun niño chico”.
Ahora camino hacia una gigantesca tienda que vende cervezas con mi polera deMarilyn Manson que la compré el año 1998 y está llena de hoyos, pero que me la puse con orgullo para este recital.Observo a este torcido cantante como saca un micrófono con un cuchillo y atraviesa una lata de cerveza mientras el público aúlla. Canta “The beautiful people”y otros temas conocidos y mi mente se disparaba a tiempos de locura cerebral, de viajes sicodélicos y de tatuajes en los brazos.
Después vino Slayer y fue como si una tribu de monos totalmente estimulados se metieran a mi cabeza y destrozaran cada neurona. Antes habían pasado decenas de músicos que tocaron al ritmo de 10 ¿o 20? latas de cerveza que consumí con esa alegría que solo el rock nos entrega.
Al final, después que se acabaron los fuegos artificiales de Kiss, caminé a la salida. Estaba agotado, reventado y cargaba en mi espalda esa inmadurez que ojalá nunca me abandone.
¡Los inmaduros delmundo unidos, jamás serán vencidos!

ajenjoverde@hotmail.com

Adiós, querido Leonardo Favio





Por Ajenjo

La última vez que vi a Leonardo Favio fue en el Teatro Municipal deViña del Mar. En ese tiempo, mi hermano mayor era el intendente regional y me pasaba entradas para ir a un balcón especial y observar diferentes espectáculos.
Luego de un “numerito”que me mandé viendo a Los Jaivas, censuraron mi presencia y sólo podía ir acompañado físicamente de mi brother.
Fue así que junto a mi madre vimos al tremendo artista argentino, quien sentado en una silla (jamás se paró) cantó sus grandes éxitos, que sacaban suspiros de las señoras que repletaron el recinto. Era un mito viviente, un dinosaurio de la música, un artista de culto.
Años antes tuve la oportunidad de saludarlo y de cambiar algunas palabras con él. Presentó la película “Gatica El Mono” en el Festival de Cine deViña del Mar y fuimos con una patota de amigos
y una bolsa llena de copete. En la galería nos bajamos varios botellones de licor y a la salida nos encontramos de sopetón con Leonardo Favio.Uno de mis amigos le gritó y él avanzó amigable, con su pañuelo en la cabeza, y nos tendió su mano y nos pregunto qué nos había parecido la película. Seguramente le hablamos puras estupideces, ya que no podíamosni modular.

Favio fue un compañero de niñez. Mientras nuestras madres planchaban, lavaban o nos cuidaba, de la radio volaban sus canciones y se quedaban pegadas en la neurona auditiva. Era un poeta, un gran señor, un enamorado de la vida y el arte, un hombre culto y con conciencia social.
Ahora se fue para siempre, allanando el camino que todos tendremos que tomar alguna vez.

ajenjoverde@hotmail.com

Chantiasco sin santiaguinos




Por Ajenjo

Me vine a pasar el fin de semana largo a Santiago y estoy feliz. La ciudad está deshabitada. Parece una película de zombies o de exterminio humano. Seguramente todos los ganadores capitalinos se fueron al litoral, en busca de algo de paz. 
Partí visitando la exposición de la Colección Peggy Guggenheim de Venecia, con obras de los grandes artistas de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX: Kandinsky, Dalí, Pollock, Vasarely, Picasso, entre otros. 
Quedé para adentro con varios cuadros. Los de Pollock son heavy metal. El que más me gusto fue uno de Vestido de novia, de Maex Ernst. Durante varios segundos miré la cara de la protagonista del cuadro. Rara. 
¿Ha visto un Dali en vivo en directo en su vida? Ahora puede hacerlo y cuesta dos luquitas. El único rollo es que hay que viajar a Santiago y transar con los chantiaguinos, pero yo me ahorré ese agrio trámite. 
Después nos fuimos al bar The Clinic. Ahí me comí el plato Longueira, que era una gran longaniza con dos papas y cebolla. Mi brother se comió un Corteira, que era lo mismo, pero con prieta. Mi bella mujer se sirvió su carne mechada. 
Me mande un litro de cerveza al pecho y fui feliz. Que bar más pulento. En la carta mostraban una novedad que todavía no llega a Valparaíso: “El empanapleto”. Nadie lo pidió, pero nos imaginamos que era un pan de completo con pino en su interior. 
En el baño del bar había una frase en el urinario que decía: “no es que lo tenga chico, es que hace mucho frío”. Se le atribuye a la chanta de la sicóloga Pilar Sordo. 
Lo pase bien. Me queda la Feria del libro, donde estoy invitado al relanzamiento del libro “Sodoma Mia”, de Pancho Casas. “Anda, habrá vinito”, me dijo el artista a través de Facebook. 
Hace mucho tiempo que no era feliz en Santiago. La ciudad es hermosa, especialmente sus parques y museos. El problema está en la gente. 
El problema siempre está en la gente.


ajenjoverde@hotmail.com

Nostalgia de borracheras infantiles






Por Ajenjo


Después de ver la escena de la serie “Los 80”, donde el niño se emborracha por primera vez con licor de guindao, recordé con nostalgia las primeras curaderas infantiles, que están llenas de ternura e intoxicación.
Me acuerdo de haber ido a una ramada que organizaba mi colegio.Uno de mis amigos llegó con una botella de menta, que procedimos a tomarla a medias, escondidos en las inmediaciones de la estación Chorrillos. El licor, muy dulce, pasaba como piola y fumando cigarrillos Hilton rojo terminamos el poderoso licor.Yo caché que estabamal al tratar de pararme.Todo se me daba vueltas y decidí irme para la casa antes que me pasara algo malo.Al llegar a mi hogar, la bomba verde que estaba en mi estómago explotó, y en el baño llamé a Guajardo de una forma terriblemente ruidosa. Mi mamá se levantó y al verme pegó un grito de horror: “¡Está vomitando verde!”. Mi padre se levantó y me acostó con fuertes amenazas y le dijo a mi madre que yo estaba borracho, borrachito...
Otra vez fuimos a una kermesse de un colegio de monjas y nos ganamos, tirando a los aros, unas botellas de ronponcola. Era como un licor con leche y nos lo tomamos como entre cinco socios. Cuando llegué nuevamente a mi casa no se me ocurrió nada mejor que vomitar en el closet, dentro de todas las zapatillas que estaban en el interior. Mi hermano chico, que dormía en la cama de al lado, dijo que me tuvo que despertar en la noche varias veces y sacarme la cabeza por la ventana.
“Pensaba que te ibas a ahogar”, me gritó en la mañana. Cuando se fue a poner las zapatillas el loquito casi me mata.
Curarse cuando uno es niño, en este país, es algo que va a suceder tarde o temprano.Uno desde pequeño que ve a los padres empinar el codo y ser felices (otros se ponen violentos y escandalosos en mala, pero ese no es mi caso) y a la primera oportunidad se baja rápidamente lo primero que pille. El problema es que generalmente son licores de muy baja calidad y que terminan actuando como verdaderas bombas atómicas estomacales.
Al final lo que queda es la anécdota, la aventura, los amigos y la intoxicación.

ajenjoverde@hotmail.com

¿Por qué es tan raro Valparaíso?



Por Ajenjo

Cuando tenía 12 años podía decir que había vivido en seis ciudades diferentes (entre Chile y Venezuela), lo que me otorgó una inestabilidad social y mental que todavía me persigue.

Mi hijo, que tiene esa misma edad, ha vivido sólo en Valparaíso.Ha estudiado en un solo colegio en el centro de la ciudad y ha bajado ascensores, pisado mierda de perro y utilizado los trolley como cualquier mortal.
Es un porteño y lo único que lo diferencia de los habitantes de esta ciudad es que le gusta el Everton (para mi gran orgullo). El asunto es que, desde su visión de niño,Valparaíso le parece raro. No se explica porque alguien le puede poner a una tienda que vende lentes “Bulling” (ya que para él significa la agresión escolar) o como un centro de salud se puede llamar “Deformes”.
Tampoco se explica el nombre del equipo SantiagoWanderers. ¿Santiago? Si aquí casi todos odian a los capitalinos.
Cuando lo escucho pienso en que para mi esta ciudad también es rarísima. Me provoca una dualidad
amor-odio que todavía no puedo bancármela y que sólo comprendo cuando tengo un vaso de ron en la mano.A veces me da por hablar pestes de todo y me siento como una rata que está en un barco a punto de hundirse. Es ahí cuando más bebo.Otras veces amo este terruño como a nada en el mundo y lo defiendo, con capa y espada, de los ataques foráneos.

El fin de semana pasado Dióscoro Rojas fue a cenar a mi casa. Le preparé un pescado a la lata, onda gourmet, con camarones y harta verdurita. La conversación giró en torno a las elecciones municipales y el GranGuaripola Guachaca dijo que en ninguna ciudad de Chile se producían las discusiones y se presentaban candidatos como los que postulan en esta comuna.Todos los que estábamos en la mesa gritábamos y había pasión en el tema.
“Es que las cosas que suceden en Valparaíso, ocurren aquí nomás y en ningún lugar más”, sentenció Dióscoro. Yo altiro pensé en la frase: “Valparaíso limita con Chile”.
¡Qué manera de haber gente cuática y rara en esta ciudad!
La única forma de entenderla es con trago.
Nada más y nada menos.

ajenjoverde@hotmail.com