1.03.2013

Los poderes del ají


 

Por Ajenjo

Estoy sentado en esos montículos de cemento, donde tradicionalmente se instalan los punkis borrachos a beber y pedir monedas a la gente. Salí del Moneda de Oro como con cuatro rones en el cuerpo y me acordé que estaba solo en la casa, por lo tanto ataqué ese carrito de comida que se pone en este sector porteño para calmar el bajón de hambre.
Decidí comerme dos churrascos palta yme di cuenta que para adobar los sanbiruches, los compadritos tenían unos potes de ají en pasta. Sin dudarlo llené mis panes con esa salsa roja y me los devoré en un dos por tres.
¡Pucha que me gusta el ají y sus derivados!
En Ciudad deMéxico llegué a una mesa donde habían varios ajíes del tipo “chile”en la mesa. Mis brothers me incentivaron a que me los comiera y de pronto estaba todo rojo, no podía hablar y pensaba queme iba a desmayar.
“Te enchilaste”, gritaban todos riéndose, mientras yo estaba con cara de dibujo animado y los ojos salidos para afuera.
Ahora mi señora, que está obsesionada con un huerto que hay en la casa, plantó pequeños ajíes y yo los saco, los pico bien finitos y los meto en un pan con mantequilla. ¡Qué delicia más grande!
Recuerdo al fallecido Nicolás Maquiavello, guitarrista de El Circo, que era capaz de comerse esos ajíes que vienen en salmuera de los supermercados, como si fueran manzanas. Quedaba como loco, drogado, de tanto poder ajístico en su cuerpo.
La primera vez que conocí el rocoto, ese ají peruano de alto voltaje, cometí un grave error: se lo lancé completo a un ceviche de reineta. El primero que lo probó casi se ahoga y tuvimos que lavar el pescado para comerlo. Esa onda.

A veces pienso queme gusta el ají porque que me estimula, me da un golpe de corriente cerebral y me permite seguir en la juerga alcohólica y fiestera. El problema viene después, a las horas, cuando sentado en el trono y leyendo un buen reportaje en el diario, el ají sale en busca de su venganza.
He descubierto que hay ajíes que pican dos, tres y hasta cuatro veces. Incluso he sabido de gente que ha llorado en el baño, pagando las culpas de buscar ese hipnótico y adictivo sabor.

ajenjoverde@hotmail.com

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