6.22.2012

Charly García: El inmortal


Por Ajenjo

El primer recital de rock que fui en mi vida fue el de Charly García con Celeste Carballo en el  Valparaíso Sporting Club. Corría el año 1986 y las autoridades viñamarinas, de ese tiempo, le negaron el estadio Sausalito. El argentino terminó tocando “Demoliendo hoteles”, enmedio de nuestros gritos. Los colados entraban por todos lados y los carabineros, montados a caballo, los perseguían por el recinto.
Fue una de las primeras veces que vi gente fumando marihuana y me asusté. Fue un recital tremendo, poderoso y quedé para siempre con la imagen del hombre del bigote albinegro tatuada en mis neuronas auditivas. Años antes había ingresado a Chile y se había encadenado en el antiguo CongresoNacional, en Santiago, en contra dela dictadura militar de Pinochet.
Muy pocas personas supieron esto y sólo salió publicado en la ya desaparecida revista
La Bicicleta. Es que Charly siempre fue cuático y aunque no“quería vestirse de rojo” sus
temas siempre fueron políticos y con mucho poder social.
De ahí para adelante seguí a Charly a todos lados. En un recital de Sandra Mianovich en el Festival de Olmué, en la década del 90, un músico argentino me aseguró que ya estaba listo para morir y que todos esperaban su suicidio o su sobredosis final.Nada de eso pasó.
Después asistí a un Ritoque Beach Party, donde llegó en remplazo del hijo de BobMarley. Quedé peinado para atrás con su energía.
Aquí enValparaíso lo vi tocar en el desaparecido pub The House of Rock. Fue un recital sorpresa, con Charly tocando el piano con una botella de Jack Daniel, que la bebía en forma compulsiva. Fue más que intenso.
Después pude escuchar su show en la QuintaVergara, cuando su guitarristaMaría todavía estaba viva. Salió en silla de ruedas y quedó el falso rumor que se había hecho caca en el camarín. ¡Puras estupideces!
Ahora viene a Chile a celebrar sus 60 años. Dicen que comienza el recital con sus temas de Sui Generis y termina con su último disco. Dicen que son cuatro horas y que el polémico cantante ya dejó todos sus vicios de lado y ahora es un dinosaurio ambulante y mítico.
Yo estaré ahí, en el ArenaSantiago, el próximo 24 de mayo, aunque me digan que Charly ya no es Charly. Para mi este cantante es inmortal y pienso reventarme cantando “yo no voy entren,voy en avión”.
¡Aguante CharlyGarcía!

ajenjoverde@hotmail.com

6.18.2012

Cancato porteño




Por Ajenjo

Uno de mis platos preferidos que estoy cocinando en estos tiempos lo he bautizado como“Cancato
porteño”, ya que trato de prepararlo con la mayor cantidad de ingredientes que sean emblemáticos de Valparaíso.
Lo primero que hice fue llamar por teléfono a la chanchería Sethmacher para preguntar si tenían longanizas blancas y rojas. Me dijeron que sí y de remate me llevé un salame y un jamón lomito que me lo comí con palta molida arriba de un pan batido calientito(¡me salieron hasta lágrimas!).
Después compré unos filetes de albacora en los carritos blancos de la calle Pirámide (nunca se si es albacora o tiburón, pero me da lo mismo) y un buen queso en uno de lo snegocios de esa comercial
arteria.
También me aprovisioné con unos pimentones rojos y verdes, cebolla morada, tomates, unos buenos
ajíes y papelmetálico. Les avisé a misamigos y les dije: “lleguen con el puro vinito blanco”.
Fue así como instalé una cama de cortes de longanizas, después la cebolla, el tomate, cortes de pimentones, pedacitos de ají, el filete de pescado, el queso rayado arriba y vamos para el horno. Todo bien enrrolladito en papel metálico.
Mis amigos llegaron con una buena dosis de vinosblancos y el día estuvo exquisito. Eramos seis y destapamos seis botellas. Una por nuca.Todos encontraron exquisito el “Cancato porteño”.
En la noche salimos a ver la luna gigante que habían anunciado,pero nadie vio nada por lo nublado del cielo y de la mente. ¡Es que el vino blanco es de temer!

ajenjoverde@hotmail.com

Bajo el implacable sonido del metal





Por Ajenjo

Una de las herencias artísticas más fuertes que me quedaron de la década de los 80 y 90 fue el gusto por la música extrema, específicamente el thrash, el death, el speed y el heavy metal. Esas baterías ultra rápidas sumado a potentes guitarras y vocalistas con voces de hombres primitivos, me producen un sentimiento de hipnosis cerebral y me llevan a un estado de relajación neuronal que sólo puedo alcanzar con algunos licores.
El asunto es que me fui a meter al Metal Fest en Santiago. E lmega recital había empezado el sábado, pero por un asunto económico y de resistencia física, opté por ir sólo el domingo, para escuchar a  Exodus y Kreator, entre otros grupos europeos y americanos.Me acompañaba mi brother, amante de estos ritmos, y antes de ingresar al Movistar Arena, decidimos lanzarnos una parrillada, acompañada de pisco sour, vino tinto y algunas cervezas.
Mi socio había comprado cuatro petacas de minibar para ingresar al recital. Dos de whisky y dos de
ron. Decidimos, mientras viajábamos en el metro, tomarnos las dos escocesas y dejar las pequeñas dosis de ron para el recital.
Para que no se las pillaran se las metió en el zapato y caminaba como el Jorobado de Notre Dame, en medio de mis risas.Todo salió bien.Ya adentro fuimos a una feria de ropa y discos. El stand máspoderoso era el de “Los Ángeles del Infierno”, esa secta de motoristas que nació en Estados Unidos y que tiene sus cultores en Chile. Los loquitos daban miedo por su aspecto rudo y sus barbas.Tenían poleras espectaculares.También había una tienda de ropa de guagua rockera.A mi hija recién nacida le compré un pilucho de diabla, con alas y cola incluidos.

Adentro delMovistar Arena el asunto era terrible de fuerte. En el centro de la cancha se armaba un huracán humano, donde cientos de chascones y pelados giraban a una velocidad extrema.Vi niños de 5 años agitando su cabeza y a dos gordas agarrándose a coscacho limpio.
Los alemanes de Destruction me dejaron con las neuronas al aire libre.Después vino Exodus y Kreator, con un telón de fondo que tenía un gigantesco demonio griego. Habíamos llegado a las 4 de la tarde y ya eran las 2 de la mañana. El cerebro me quedó como una esponja y gracias
a mis tapones para los oídos no quedé definitivamentesordo.
¡Larga vida al rock and roll y al metal más extremo!

ajenjoverde@hotmail.com

6.15.2012

Cambio en el equipo: Salen los marineros y llegan los estudiantes



Por Ajenjo

Debido al nacimiento de mi hija y a la ley de Tolerancia Cero (que a mi no me afecta directamente, pero sí a mis brothers), ha bajado considerablemente la cantidad de alcohol en mi cuerpo, generando que ande por la ciudad más sobrio y despierto, percatándome de muchas situaciones que suceden en este extrañoValparaíso del nuevo milenio.
Iba caminando por afuera del supermercado de Bellavista y me detuve a observar a los vendedores de palta que se colocan en la calle y a quienes siempre les terminó comprando y arrepintiéndome en la casa, ya que la mitad de los productos vienen aporreados y podridos.Uno de los vendedores, un guatón con sus brazos tatuados con símbolos delWanderers y de calaveras, le dice a un gringo: “¿De qué parte delmundo soy tu? El rucio muchacho le responde que de Inglaterra y estira su mano para recibir la bolsa con las negras paltas. El guatón le dice que las inglesas son muybonitas y que si le puede presentar a una de sus amigas. El gringo sonríe como sólo lo hacen los gringos y se retira del lugar.
A pesar de que el Valparaíso de los marineros extranjeros ya es cosa del pasado y de las pinturas de
Ilabaca, la presencia de gente de otros lugares del planeta Tierra sigue siendo una constante. Se fueron los tripulantes y llegaron los estudiantes de intercambio, generando que esta onda multicultural de la ciudad siga viva.
Dicen queValparaíso, y todas las ciudades puerto del mundo, son más tolerantes que las demás urbes. El convivir con gente de otras nacionalidades y razas amplia lamente.Aquí ya es una tradición ver grupos de hermosas rubias, de metro ochenta, que se pasean riéndose, mientras la masa de porteños las mira con una cara de asombro y lujuria.
Muchos quedan enganchados con esta ciudad y vuelven, después de terminar sus estudios, a trabajar y vivir. Ellos seguramente ven algo que nosotros no vemos y miran más allá de la caca de perro en las veredas, la basura acumulada en las esquinas y las paredes llenas de firmas de graffiteros raperos. Me da la sensación que los gringos que se quedan pegados conValparaíso ven honestidad, transparencia, humildad y mucho humor en sus habitantes. Algo que seguramente, en sus frías ciudades europeas o norteamericanas, no encuentran.

ajenjoverde@hotmail.com

Entre el poeta Moro y los Fiskales


Por Ajenjo

“Dicen que los nazis son muchos, pero nosotros somos muchos más y les vamos a dar la tremenda pelea a esos (garabatos)...”, grita con toda su fuerza Alvaro España, vocalista de los Fiskales Ad-hoc, grupo punk que hace una semana reventó el Bar La Aduana en un recital donde terminé más loco que una cabra.
Antes de llegar a ese concierto fui al Salón Rojo de la Piedra Feliz, donde el poeta Enrique Moro lanzó su último libro de poesía.A este escritor lo conozco desde que estudiaba filosofía, en 1988, en la facultad de la Universidad Católica, que quedaba detrás de la QuintaVergara.
Fue ahí donde, por primera vez, lo vi recitar sus textos siempre cargados de humor, mal amor y política contingente. Me pareció un tipo poderoso y después me lo encontré en su desaparecido bar llamado Emile Dubois (el santo asesino). Ahí le regalé mis libros y comenzamos una amistad donde el vino siempre ha tenido un protagonismo principal.
Me lancé dos piscolas en cuestión de segundos dentro del local, mientras escuchaba los poemas del Moro, que él calificó como“hediondos de malos y ojalá los críticos me despedacen”. A mi me parecieron buenos, sencillos y que reflejaban la intensa vida de este agitador cultural deValparaíso. Después partí al recital con mi brother amante de la música extrema. Dos gorilones rapados y vestidos de negro controlaban la puerta. La entrada tenía el rostro de Piñera y costaba cuatro luquitas.
Cuando llegamos estaba tocando el grupo Púa, que lidera el guitarrista Fish de Floripondio. El público, ya convertido en mono, se azotaba como loco en ese gran ritual de golpes llamado pogo o slam. Dicen que lo inventó Syd Vicious, de los Sex Pistols. Ahora, bajo el prisma de los 40 años, ver ese espectáculo es impresionante.
Después salieron los Fiskales y dejaron la patá. A su vocalista lo conocí hace muchos años, cuando se lo llevaron preso desde el escenario de la QuintaVergara, en un recital de beneficio. ¡Quedó la cagá!
Ahí le regalamos una revista que hacíamos con los periodistas René Cevasco y Leonardo Palacios, pero eso ya es otra historia.
Me tomé como 20 vodkas y tres cervezas y quedé mal, muy mal. Llegué a la casa con el piloto automático y mi muje rme esperaba con el uslero y una cara terrible. Casi duermo junto al perro en el patio, pero al final todo se solucionó. ¡Menos mal!

ajenjoverde@hotmail.com

Espíritu Santo: Mucha gastronomía y pocas nueces



Por Ajenjo

Cuando uno tiene un hijo recién nacido necesita urgente buscar ciertos espacios para reencontrarse con su pareja y tener momentos de intimidad, donde la conversa y los recuerdos se hacen ultra necesarios para seguir caminando.
Con mi bella esposa decidimos salir a conocer el ultra taquilla restaurante Espíritu Santo, que está en boca de todos debido al premio que le otorgó el Círculo de Cronistas Gastronómicos de Chile, quienes lo calificaron como el mejor lugar de regiones para comer.
Investigando por ahí y por allá me di cuenta que el premiado chef era el mismo que hace años montó el Apolo 77, donde con mi brother médico nos comimos unos ostiones a la parrilla que jamás pudimos olvidar por lo sabroso de su preparación.
Ahora está trabajando en la taquilla hostería Espíritu Santo, en el cerro Bellavista, y reservé una mesa para la noche del Viernes Santo. Me encontré con un lugar muy hermoso, blanco, con un mobiliario moderno, donde destacaba una escultura de corchos y alambres que me encantaría para mi casa.
De entrada me comí unas mollejas de ternera. Estaban espectaculares, se partían con el tenedor y se dispersaban en la boca en una gran fiesta. Para beber pedí un vino blanco sour. Ese trago tenía el nombre de una persona, al parecer el dueño de la viña desde donde provenía el mosto. De segundo me mandé un pescado de roca y mi señora unos cortes de pato.
Hay que ser claros: esos platos han sido uno de los más ricos que he probado en Valparaíso. Todo con personalidad, únicos,  peculiares. Lo mejor, de lo mejor.
El restaurante es de alta gastronomía y no hay duda de eso. El problema son las “nueces”. Primero le pregunté a uno de los garzones sobre los pescados, ya que sólo decía “de roca”. El muchacho me respondió : ”no se, eso lo sabe el chef”. Y no atino nunca a darme la respuesta. Después mi señora quería el pato más cocinado. Le habían advertido que el plato era “a punto” y el mozo llegó con la carne de vuelta y dijo: “dice el chef que no se cocinará más ya que queda muy dura la carne”. Está bien su argumento, pero al final de todo, la responsabilidad de lo que uno come es personal. Aunque el restaurante sea de 20 estrellas, el cliente tiene la razón y si se quiere comer una suela, cosa de él. Por algo está pagando, y no poco.
La guinda de la torta llegó al final. La cuenta traía 11 mil pesos de más, con tres platos que jamás habíamos consumido. Mi mujer se dio cuenta y ellos repararon en su error.  Mientras me tomaba un araucano que me trajeron de bajativo, pensaba en que si la cocina es tan perfecta, como no se avispan más a la hora de entregar las cuentas.
El restaurante es caro (pero no tanto) y sus platos valen lo que cuestan. Pero con los servicios que giran en torno a tan alta gastronomía hay que tener mucho más cuidado.


ajenjoverde@hotmail.com

Un ron tira más que una yunta de bueyes



Por Ajenjo

Desde que nació mi hija Sara he sido partícipe de muchas celebraciones, que tienen como objetivo festejar esta nueva vida que llegó al mundo sana y salva.
El día que nació, mi suegro y su familia me llevaron al restaurante La Gatita y nos dimos un tremendo patache de mariscos y pescados. Quedaron impresionados con el plato que lleva camarones, ostiones, locos y machas a la parmesana. Uno de sus hijos se pidió un congrio a lo pobre y no fue capaz de mandarse al pecho ese tremendo plato con dos huevos fritos, cebolla frita y una torre de papitas fritas. Yo estoy optando por la albacora a la mantequilla con lechuga palta, para no quedar tan enguatado. La simpática garzona, que siempre nos atiende, me puso al frente tres mentas frapé, que se sumó a las dos botellas de vino blanco que fueron bajadas como agüita de la llave. Cuando volvíamos a la clínica tuve que decirles que por favor estacionaran el auto en la berma ya que estaba desesperado por ir al baño y unos cañaverales permitieron desinflar mi vejiga, en medio de las risotadas de la parentela.
Otra de las celebraciones regadas fue en el Moneda de Oro. Ahí mis amigos, que no están tomando por la ley de tolerancia cero con el alcohol y el manejo de autos, decidieron dejar el vehículo en sus casas y lanzarse a la bohemia, por lo menos por esta vez. Es que como dice el dicho “un ron tira más que una yunta de bueyes”. Mientras la Universidad de Chile ganaba un partido por la tele, nosotros nos bajábamos varios rones y decidimos, en honor a la pequeña Sara, rematar el festejo con dos botellas de colemono. La mayoría no se acuerda como nos retiramos, en medio de chistes y empujones de amistad, además de despertar a El Profesor, cliente habitué de este local (que incluso le guardan las botellas de vino con su nombre escrito con plumón en la etiqueta) que se había quedado dormido arriba de la mesa.
Yo llegué bastante dañado a la casa y mi mujer, en son de castigo, me obligó a mudar a la guagüita. Sin exagerar, veía tres pañales, tres hipoglos, tres motas de algodón y tres de todo. ¡Hasta veía a tres Saritas! Igual cumplí mi cometido y me declaró experto en estos quehaceres bebísticos.
Ahora se vienen más celebraciones, más parentela y amigos que llegan con botellas bajo el brazo y uno, sinceramente, ya quiere calma, tranquilidad y poder estar relajado y disfrutar este período tan hermoso de la vida. Pero que se le va hacer…
¡Y descórchate la otra por la niñita! Salud.


ajenjoverde@hotmail.com

Mientras cambio pañales



Por Ajenjo

Mi hija Sara nació sana y salva y su madre está como tuna. Todo salió muy bien y se cumplió con lo esperado. Mi amigo, en vez de llegar con una petaca de ron a la clínica, llegó con una mini botella de Johnny Walker etiqueta negra. Una de las noches en que me quedé durmiendo en la pieza, para solidarizar con mi señora,  saqué una coca cola de una máquina y le lancé el dorado licor. Fue el mejor relajante para días de nerviosismo puro.
Ahora, mientras cambio pañales y mi soundtrack de vida es “yo soy guaguito, yo tomo papa, me tiro flatos y me gusta cagar” pienso en que mi grupo de amigos borrachines del Moneda de Oro se está derritiendo, se está desarmando, está agonizando gracias a la bendita ley de Tolerancia Cero contra los que andan manejando con algo de copetín.
Desde esta tribuna siempre he dicho que el que maneja con trago, además de ser retrasado mental, es ordinario. Eso nunca lo aceptaré.  Por eso miro con tristeza como dos de mis amigos, en la mesa, ahora brindan con agua mineral y coca cola light, y evitan el sabroso ron para no encontrarse con la peor de sus pesadillas: el alcohotest.
Siento que en la mes ya no pasa lo mismo. Mi brother , que antes nos sacaba carcajadas de la risa con sus alucinantes análisis de la realidad nacional, ahora sólo emite algunas palabras lógicas y coherentes. El otro, con quien antes llegábamos al límite de las conversaciones ordinarias, sólo se preocupa de mover su cabeza afirmativa o negativamente. ¿Qué les paso? La respuesta es obvia: no tienen al licor bendito en sus neuronas.
Yo no quiero perderlos. Llevamos más de cinco años sentados en la misma mesa, los mismos días, a la misma hora, tomando los mismos tragos. Creo que la solución está en el taxi, en irse en micro, en utilizar colectivos o metrotren. Pero para ellos el automóvil ya es una extensión de su cuerpo. Quitárselos es como mutilarlos, casi matarlos.
Ahora, cuando tiró un pañal con caca al basurero, veo que la situación está bastante negra y que a lo mejor es la hora del retiro para el grupo del Moneda de Oro, a menos que exista un cambio radical de costumbre en mis amigos.
Como yo no se manejar, miro todo esto desde la vereda del espectador, con mi vaso de ron en la mano y creo que hay que buscar soluciones a uno de los más grandes conflictos que haya atacado, alguna vez, a mi férreo grupo de amigos borrachines.
Y ahora a mudar a la guaguita por decimoquinta vez…


ajenjoverde@hotmail.com

6.13.2012

Un acto lisérgico en el Botánico






Por Ajenjo

Gracias a un mensaje de mi amigo filósofo en Facebook me percato que el domingo tocará el grupoTryo en el Jardín Botánico deViña delMar e inmediatamente pongo en alerta a mi brother melómano y nos disponemos a realizar un picnic en el lugar y aprovechar de escuchar a los músicos. Al grupoTryo lo conozco desde la juventud, especialmente a los hermanos Cortez,(que tenían una pandilla en Chorrillos (que casi era una secta en buena onda).Yo no pertenecía, pero giraba muy cerca por amigos comunes. Además el periodista de rock René Cevasco me obligaba a ir a escucharlos en sus tocatas.
Su música siempre fue diferente, alejada de todo código comercial, llena de mezclas, donde el virtuosismo de sus integrantes era el ingrediente principal. Era y no era música rock, era y no era música docta.
Uno de sus temas más densos y pesados de su época de juventud se llama Carne. Nosotros, en cada recital, lo exigíamos a
grito pelado, como si estuviéramos en un asado.
Ahora llegamos con nuestros hijos al Jardín Botánico para escuchar a este gran grupo musical de la zona. Mi señora, con su gran barriga de ocho meses ymedio de embarazo, lideraba el desfile.Yo, pillamente, había cargado un cooler con varias latas de cerveza, para poder apagar la sed mental y física que me causa escuchar aTryo.
El asunto partió a las 18.30 horas y pude escuchar uno de los mejores recitales del último tiempo. El baterista, el integrante más misterioso, tocó toda clase de instrumentos, mientras la guitarra y el violonchelo sonaban en ese verde parque viñamarino.También apareció un violinista, que nos dejó en el ciberespacio musical.
“Esto es comoestar en ácido sin estar en ácido”,me dice un amigo del público, y yo respondo afirmativamente con mi cabeza.
A mi se me acabó la cerveza ymi hijo, ya entrenado, corrió al cooler y sacó latas heladitas para todos. En el escenario se escuchaban sonidos mapuches, que hacían saltar las neuronas de felicidad. Me imaginaba que mi hija Sara, en el útero de su madre, sentía lamúsica en todo su ser. ¿Habrá sido un incentivo para que salga a conocer quienes son estos locos y virtuosos músicos o seguirá nadando en el líquido amniótico acompañada de esas profundas vibraciones?


ajenjoverde@hotmail.com

Embarazado de ansiedad




Por Ajenjo

Cuando usted esté leyendo esta columna, faltarán exactamente 24 horas para que nazca mi hija Sara.
La ansiedad que cubre completamente mi cerebro es algo realmente agotador y no hay ron, vodka o whisky que aplaque ese extraño sentimiento que comienza en el estómago, se reparte por la columna vertebral y termina en la cabeza.
He ido varias veces al Moneda de Oro en busca de mi bencina neuronal, pero aunque me tome tres rones, sigo transmitiendo en la misma radio. Me imagino la cara que tendrá, como será en el futuro y tantas cosas que pasan por mi cerebro en forma de rayos luminosos y, a veces, de tempestad.
El escritorVíctor Rojasme contó la historia de un amigo que se había encontrado con una compañera de trabajo en la calle y que tenía nueve meses de embarazo. La mujer le dijo al tipo: “por favor, no aguantomáslas contracciones, llévame al hospital. El hombre agarró un taxi y llegó junto a su amiga al centro asistencial. Sin que le preguntaran nada, le pusieron un gorro y una capa verde y lo metieron
a la sala de parto.Después que todo terminó llegó a su casa y le contó a su mujer la historia. Ella lo escuchó y después lo expulsó de la vivienda, llena de dudas y celos por el extraordinario relato. ¿Será verdad?
El asunto es que yo me reí a mandíbula batiente con la historia y recordé que pronto me tocará estar dentro de una sala de parto, recibiendo a una nueva niña que llega a este mundo. ¡Qué nervios!
Ya estuve en un nacimiento y tengo la certeza que todo es como una montaña rusa. El carrito empieza a subir lentamente y después viene la gran caída libre, llena de emociones, lágrimas y abrazos.
Hay un amigo que ya me dijo que llegará con una petaca de ron a la clínica para poder celebrar, en buena ley, la llegada de Sara a laTierra.
Yo estoy nervioso, ansioso y medio loco. Han sido largos nueves meses, donde ha pasado de todo, y mucho ron ha corrido debajo del puente.
Ahora sólo me queda pedir que me tiren todas las buenas vibras del mundo y repetir el cántico de todas las viejitas delmundo: “lo único que importa es que nazca sanita”.

Il Paparazzo: Valorando lo nuevo




Por Ajenjo

Cumplí dos años de felizmatrimonio e invité a mi bella esposa a almorzar a un restaurante llamado Il Paparazzo, que hace pocos meses funciona en el cerro Concepción, epicentro de la comida gourmet enValparaíso.
Mi santa mujer ya tiene ocho meses y medio de embarazo y no está para muchos trotes locos y este local estaba cerca y reflejaba tranquilidad.
Aquí puse en mimente la frase del crítico gastronómico Anton Ego, de la hermosa película Ratatouille: “sin embargo, a veces el crítico realmente arriesga algo, y eso sucede en nombre y en defensa de algo nuevo”.
¡Pucha que cuesta ir ameterse a lugares nuevos y qué críticos somos con estas novedades !A mí me cuesta mucho dejar las calugas de pescado del Caruso, el sandwich Skyador del Marco Polo o las empanadas de Pino de Las Famosas.Vuelvo una y otra vez a estos locales, en busca del manjar y muchas veces me quedo pegado, muy pegado.
En esta ocasión la novedad fue espectacular. Primero que todo el restaurante Il Paparazzo tiene un diseño interior de lujo, que está basado en la película “La Dolce Vita”.
Al comienzo quedé un poco asustado con los precios (la mayoría de los platos están en los 10 mil pesos), pero vale la pena.Yo me pedí un plato llamado Mar yTierra que tenía unos ostiones sellados a lamantequilla con unos trozos de prietas que se deshacían en la boca. Mi mujer pidió unos ñoquis a la huancaína, con una salsa ultrapowermetal picante. Ella no resistió tanto picor y me cambió el plato.Yo le pasé hasta el pancito a esa amarilla salsa. El mozo se percató del cambio de platos y nos pidió disculpas por el excesivo picor de la salsa (para mí estaba de lujo) y le regalaron a mi señora un rico postre de helado, demostrando una delicadeza en la atención que no se ve mucho en Valparaíso.
Quedé feliz con todo el conjunto y creo que Il Paparazzo reúne una bella arquitectura interior, una gastronomía potente y una atención de primera. ¡Se pasaron y merece un aplauso por todo el esfuerzo!
ajenjoverde@hotmail.com

Más que una Master Plop necesito una Master Drink



Por Ajenjo

Todo el mundo anda transmitiendo con este asunto de la Master Plop y de la usura que significan los intereses y los seguros que cobran estas tarjetas de crédito. Personalmente lo que necesito, más que una Master Plop es una Master Drink, que me permitiera tomar todo el copete que quisiera y poder pagarlo a tres cuotas precio contado con un pie.
Las deudas del alcohol son las peores. Desde la universidad que empecé a tener estos créditos. La primera vez fue con mi compañera de Periodismo, la Vanessa, que era dueña del Proa al Cañaveral, lugar de culto de la distorsión universitaria de principios de la década del 90. Todos los viernes y sábado, después de una previa donde corría el pisco, llegábamos a ese segundo piso. En la universidad uno no maneja mucho dinero y mi amiga me abrió una cuenta “al lápiz”, de esta manera las cervezas corrían toda la noche y el baile no se acababa. La primera vez le pagué en el patio de la Escuela de Periodismo. La segunda me empecé a correr, ya que además de pagar por mis copetes, debía pagar por los de mis amigos. Ahí se cerró el libro y aprendí la lección.
Recuerdo que cuando trabajaba en Quillota una señora, de un casino de carabineros en retiro ¿creo?, nos abrió una cuenta a los periodistas que trabajamos en la radio, justo al frente de su local. A fin de mes la señora, con sus ojos llenos de lágrimas, llegaba a cobrar las millonarias deudas de los reporteros. Incluso hablaba con el dueño de la radio y el empresario sólo le aconsejaba que no entregara más préstamo y sólo nos atendiera con billete en la mano. Al final casi todos le pagamos la deuda a la señora, pero al mismo tiempo pedíamos inmediatamente fiado y el círculo, que obviamente era vicioso, continuó hasta que la pobre mujer falleció y se fue a la tumba con nuestras deudas.
Después tuve unas pequeñas deudas en el restaurante Vinilo, en el cerro Alegre, pero que pagué sin mayores problemas.
Personalmente, y lo he dicho en esta misma columna, no recomiendo tener una Master Drink o que te abran, en cualquier bar o pub, una cuenta al lápiz. Con el alcohol yo me pongo más generoso, no me importa mucho el futuro de mi cuenta corriente, pienso que hay que seguir carreteando y que todo tendrá solución, incluso se le puede a uno apagar la tele y después encontrarse con una deuda que supera las 100 lucas. Y no le doy a nadie estar encañado y con un tipo que tiene un papel donde sale todo lo que te tomaste (patota incluida) y un gran signo peso de fondo.
Hay que aprender a vivir en la vida con lo que uno gana y tratar de endeudarse lo menos posible. Por eso se deduce que hay que tomar en la vida lo que uno pueda pagar y lo que el cuerpo pueda aguantar. Pero todos sabemos que eso es teoría pura.