8.09.2005

La rabia de Madame Satá


"¿Qué es lo que te corroe las venas?"
"¿Qué te está corroyendo tan profundamente?"
- "La rabia"



Escucho el anterior diálogo en la función nocturna del Cine Arte en el pre estreno de la película Madame Satá, que estuvo inserta en la programación "a luca" por el Día del Cine. Me siento completamente interpretado y me empino un vaso de ron con bebida energizante para tratar de sentirme mejor.

Una hora antes había pasado a buscar a una amiga fotógrafa al mall Marina Arauco, con quien intentamos ingresar a diversas funciones en las salas del centro comercial. Una regordeta empleada, a quien sólo le faltaba el vaso gigante lleno de pop corn, señalaba a todo el público que "todas las entradas están agotadas".

Nos fuimos al Cine Arte como en un acto de despecho. Había leído que se estrenaba Madame Satá, sin embargo no tenía la menor idea sobre su argumento. Pensaba que era sobre la macumba brasileña o algo así y me encontré con esos filetes que el destino le coloca a uno como un gran regalo audiovisual.

Antes de entrar al cine fuimos al bar restaurante "Sin nombre", en el turbio Pasaje Cousiño de Viña del Mar. La garzona nos sirvió dos extremas dosis de ron Pampero con cocacola y la empinamos en cuestión de minutos.

Mi amiga me contó que estaba pololeando con un judío, "que no toma, no carretea nada, es super religioso y tiene un rabino que está a su cargo y que le da severos consejos".

Salimos corriendo a comprar una petaca de ron y una lata de bebida energizante para beberlas dentro del cine. La película había comenzado hacía segundos y logramos acomodarnos al centro de la sala.

La historia que comenzó a desfilar desde la pantalla era ultra power metal. Un homosexual negro, hijo de esclavos brasileños, reparte navajazos y canta con vestido ajustado y taco alto en un Río de Janeiro decadente y magnético. La gruesa violencia que descarga el personaje rebalsa a todos los presentes y las imágenes son realmente descarnadas.

Después de escuchar los diálogos sobre la profunda necesidad de sentir amor de los seres humanos, sin importar su condición sexual, racial, social o religiosa, salí bastante abatido del cine.

Para pasar las tristezas nos fuimos directo al Barlovento, ese gigante cubo de cemento ubicado por el sector poniente de Viña. Bastante alterados por el ron ya consumido, nos atrevemos a pedir dos mojitos cubanos. En síntesis, nos metimos más licor dorado y para más remate con una hierba al interior del vaso.

El moderno recinto es bastante concurrido y entre los parroquianos estaba un periodista de televisión y unos candidatos a concejal y alcalde del Partido Socialista, entre una variada fauna de todas las edades.

Cómo a las tres de la mañana, y con el disco duro con varios rasguñones, vuelvo a mi hogar y pienso en la rabia que corroe mis venas y mi cerebro. Estoy seguro que esa rabia se disipará, pero los surcos de mi mente están llenos de llagas y sangre.

ajenjoverde@hotmail.com

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