8.17.2005

Caos letrado y muerte


Para Arturo Rojas

"Si quieres conocer tus defectos: cásate.
Si quieres conocer tus virtudes: muérete".
El Tri y Andrés Calamaro

La confusión ha tomado por asalto mi cerebro. Pensaba en escribir
sobre una comida mexicana que me pegué un sábado en la noche,
donde mis papilas gustativas se regocijaron con un pez sol con
mole poblano hasta gelatina de champaña, acompañado de bellas
mujeres y licores tintos y dorados a destajo, pero no puedo hacerlo.

Una muerte marcó esta semana. El domingo abrí mi correo electrónico
y Marcelo Novoa, escritor y trabajador de la literatura local,
me informaba que un poeta porteño había fallecido. El muchacho
cerró los ojos, dejó de hablar y pelear. Se acabó el sabor, se
acabó el marisco. El loquito se murió y punto.

Muchos dicen que hacer poesía es fácil, comparado a escribir
cuentos y novelas complejas, con decenas de personajes y citas
intelectuales. Realmente no es así.

Hacer poesía es un modo de vida que coquetea siempre con la no
inserción social y la locura. Muchos escribirán sus versos de
amor en la adolescencia, sin embargo, asumir la vida radicalmente
bajo los renglones turbios de las estrofas y versos, es logrado
por la mínima cantidad de artistas.

Al igual que el compañero que se fue, vendí mis textos de mesa
en mesa, en los bares porteños. Mi primer libro, llamado "Neoprén.
Poesía Negra", fue sólo repartido de mano en mano. Al principio
pareció entretenido, pero muy agotador desde el punto de vista
físico y alcohólico. Me cansé y terminé ensamblándome a la comodidad
literaria.

El vate que se nos fue, encarnó durante años la venta de poesía
popular en la ciudad. Junto a un amigo dibujante nos ganamos
un Fondart para hacer un cómic sobre Valparaíso, y lo instalamos
en una de las viñetas como un joven poeta que se acercaba a las
mesas en busca de amor.

Él era extraño, pero jamás se violentó con mi persona. Hablábamos
casi siempre sobre sexo, alcohol, drogas y la muerte, su recurrente
tema final para toda charla. Una vez trató de masacrar con un
fierro a Alvaro Bisama, el crítico literario considerado por
El Mercurio de Santiago como uno de los 50 jóvenes más influyentes
de Chile, y fue vetado por toda la horda intelectual y seudo
poética de la zona.

Miro sus libros, llenos de témpera y caos letrado. Trato de encontrar
alguna respuesta a su partida y un fuerte dolor en el pecho me
intranquiliza. Tengo miedo de morir y dejar a mi hijo solito
en este asqueroso mundo. No tengo certeza de nada y la pelada
con su guadaña siembra, como es su costumbre, un atractivo y
peligroso campo de incertidumbre.

Estoy cansado, como el poeta seguramente estaba de la vida. Me
acerco hacia el ídolo de la Señora Muerte, que una vez traje
del mercado de la brujería de Ciudad de México y que tengo instalado
en un estratégico lugar de mi biblioteca y le pido nuevamente
cosas terribles.

Pónganse los cinturones de seguridad, cabritos, porque la muerte
nunca se lleva sólo a uno. Si se acerca a tocar mi puerta, le
diré que no estoy preparado, que me falta escribir más y seguir
jugando con mi pequeño, que acabo de descorchar una botella de
tinto y que mi joven y bella novia recién está tomando la micro
desde Santiago para visitarme.

Por favor, todavía no me lleves. Por favor.

ajenjoverde@hotmail.com

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Un poquito autoreferencial el post ¿no?

Anónimo dijo...

Y... algún problemita con la autoreferencia...

Anónimo dijo...

Vine desde el "parásito del mes" del antiparasitos.cl y acabo de leer algunos comentarios tuyos, eres fantástico, realmente fantástico, ojalá edites un libro con estas historias pues nos muestras un valparaíso realmente notable para el que anda a pie oliendo la caca de nuestros perros porteños y no alcanza notar estos detalles deslumbrantes.

Anónimo dijo...

PREPARAOS!!!!!

Anónimo dijo...

desde antiparasitos llegue aca. me llamo la atencion eso de que ganaron un fondart e hicieron un comic. quiero mas detalles si es posible.

Anónimo dijo...

Tu discursillo autoreferente y patetico me cargó, si llegué a leerlo fue una mala jugada del destino, más respeto con los verdaderos artistas

Anónimo dijo...

que tal la otra vereda? la vida acomodaticia te sienta bien? tal vez las constantes referencias a tu hijo solo actuen como calmante. Ok, si un poeta muere de hambre, (mientras otros se llenan las tripas de bilis y guacamole) no cambia nada, por suerte. Sonriamos porque no soy yo, por mi falta de lucidez y/o arrogancia y/o lucidez arrogante. bailemos y comamos. A gozar a gozaaaar.
-Y que fue del maricon Apolo. Apolo esta enfermo, grave.

Anónimo dijo...

Y en una sociedad que engorda mostras los huesos, esos huesos, ese abandono...

Calamaro solo.

Anónimo dijo...

tan aburrico como la carencia de talento que hace redundante con su amplio conocimiento del aristos diccionario

ojala no escribas un libro

Anónimo dijo...

Yo también llegué a esta página por el asunto de los antiparásitos y están buenas tus crónicas. Parece que el loco de antiparásitos te tiene mala, pero se cacha que debe tener una onda de resentido social o algo así. Bueno, siga así hermano, viviendo la vida y pasándolo la raja. Yo me cago de la risa de las huevas que a veces dices. Un abrazo de un loco de Quilpué que te lee todas las semanas.

Anónimo dijo...

tambien llegué por la pagina de antiparasitos y no entiendo la volá de los locos...

... yo creo que te tienen envidia porque lo pasai tan bien...

Anónimo dijo...

lo unico que puedo decir, es que ser periodista conlleva una gran responsabilidad..ya que la mayoria de los que leen tus cronicas piensan que estas brindando una informacion veraz. por lo cual deberias hacer una investigacion "PERIODISTICA" antes de emitir juicios sobre personas o grupos de personas...tus comentarios sobre la bohemia porteña son lo mas alejado de la realidad que e leido..
r.roman

Natalia rojas dijo...

Yo soy la hija de Arturo que se quedó sola