6.13.2012

Embarazado de ansiedad




Por Ajenjo

Cuando usted esté leyendo esta columna, faltarán exactamente 24 horas para que nazca mi hija Sara.
La ansiedad que cubre completamente mi cerebro es algo realmente agotador y no hay ron, vodka o whisky que aplaque ese extraño sentimiento que comienza en el estómago, se reparte por la columna vertebral y termina en la cabeza.
He ido varias veces al Moneda de Oro en busca de mi bencina neuronal, pero aunque me tome tres rones, sigo transmitiendo en la misma radio. Me imagino la cara que tendrá, como será en el futuro y tantas cosas que pasan por mi cerebro en forma de rayos luminosos y, a veces, de tempestad.
El escritorVíctor Rojasme contó la historia de un amigo que se había encontrado con una compañera de trabajo en la calle y que tenía nueve meses de embarazo. La mujer le dijo al tipo: “por favor, no aguantomáslas contracciones, llévame al hospital. El hombre agarró un taxi y llegó junto a su amiga al centro asistencial. Sin que le preguntaran nada, le pusieron un gorro y una capa verde y lo metieron
a la sala de parto.Después que todo terminó llegó a su casa y le contó a su mujer la historia. Ella lo escuchó y después lo expulsó de la vivienda, llena de dudas y celos por el extraordinario relato. ¿Será verdad?
El asunto es que yo me reí a mandíbula batiente con la historia y recordé que pronto me tocará estar dentro de una sala de parto, recibiendo a una nueva niña que llega a este mundo. ¡Qué nervios!
Ya estuve en un nacimiento y tengo la certeza que todo es como una montaña rusa. El carrito empieza a subir lentamente y después viene la gran caída libre, llena de emociones, lágrimas y abrazos.
Hay un amigo que ya me dijo que llegará con una petaca de ron a la clínica para poder celebrar, en buena ley, la llegada de Sara a laTierra.
Yo estoy nervioso, ansioso y medio loco. Han sido largos nueves meses, donde ha pasado de todo, y mucho ron ha corrido debajo del puente.
Ahora sólo me queda pedir que me tiren todas las buenas vibras del mundo y repetir el cántico de todas las viejitas delmundo: “lo único que importa es que nazca sanita”.

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