2.16.2011

Un padre y un hijo en la conquista del Río de la Plata


Por Ajenjo

Acabo de llegar a Montevideo. Partí en un viaje de mochila junto a mi hijo de 10 años a conquistar el Río de la Plata. Todo comenzó en Buenos Aires, que está convertido en un infierno. Caminamos con una sensación térmica de 40 grados. No se puede respirar y pasamos largas horas en librerías con aire acondicionado. Vivimos en un hostal en pleno centro, en una pieza que parece sacado de un centro siquiátrico: es muy pequeña y  está pintada completa de un amarillo canario.
Cenamos en el Palacio de la Papa Frita, donde mi hijo entró corriendo y se sentó sin que nadie lo parara. Ahí me tome la única cerveza Quilmes que llevo en mi cuerpo. Con la transpiración excesiva
siento que me estoy desintoxicando. Sin embargo, los bifes de chorizo le ponen el toque de  contaminación al organismo.
Tomamos un lento ferry hacia Uruguay, específicamente a la ciudad de Colonia. Creo que es lo más cerca que estaré de un crucero lujoso. Ahora, ya en Montevideo, me siento más tranquilo. Estamos en una pieza en el hostal Che Lagarto en la plaza Independencia, que está rodeada de edificios sacados de la película “Metrópolis”, de Fritz Lang. La gente es amable y el clima más pacífico. Fuimos a comer a un lugar llamado El Chivito de Oro, en alusión al sandwich más famoso de Uruguay: El Chivo, que lleva pan, carne, lechuga, tomate y huevo duro. El pequeño se comió un “panchito” (hot dog) con la salchicha envuelta en jamón y queso. Le dieron ganas de ir al baño y cuando llegamos al santo lugar
nos encontramos con una tamaña sorpresa: ¡no había taza! Dos marcas de zapatos y un hoyo eran todo lo imaginable.
El lugar estaba muy limpio y moderno y no entendíamos la situación. Al final, con lágrimas en los ojos de la risa, realizó sus necesidades en ese raro lugar.
Estamos en la mitad de la travesía. Viajar todo el tiempo con un niño es bastante loco. Yo le hablo desde mi mundo y él del suyo. Los dos nos cansamos, pero seguimos adelante, a pesar del calor que nos ha dejado casi desmayados. Lo importante es seguir caminando y continuar soñando con nuevos lugares, nuevos mundos y nuevas personas.

ajenjoverde@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

disculpa de donde sos que pensabas q en uruguay no habia baños modernos???