10.19.2009

Las cicatrices son el mapa del alma


Por Ajenjo



Luego de arrendar la excelente película “Cuatro vidas y un destino” en el Blockbuster, quedé pelando cables con diversas frases que se lanzan en la cinta del director Jieho Lee y que me sirvieron para reflexionar en torno a varios ron con cocacolita.
Levanto mi vaso en el bar Moneda de Oro cuando veo llegar a un antiguo amigo al que le decíamos Lucifer, por su extravagante comportamiento.

Él es un periodista de la vieja guardia que, cuando se emborrachaba, hace ya varios años, se paraba arriba de las mesas y se bajaba los pantalones, exhibiendo una cicatriz gruesa que le atravesaba toda la pierna derecha.
Era un verdadero gusano colorado, que provocaba caras de asombro entre los bebidos presentes que tenían que soportar sus brotes de exhibicionismo freak.

Al loquito le habían pegado en Villa Alemana en un extraño episodio de “violencia espontánea callejera” y tuvieron que insertarle unos pernos de titanio para que caminara semi normalmente.

Yo tengo una cicatriz que me atraviesa la frente y que me la gané en Chorrillos, a los 15 años de edad, luego de volar en una bicicleta y caer exactamente en una división de murallas, que se transformó en un cuchillo de cemento.

El golpe fue tremendo y al levantarme el grupo de compipas me miraba aterrado y sentí un líquido helado que atravesaba mi frente. Era sangre que brotaba desde una gran boca abierta, que fue cerrada en la Posta del Gustavo Fricke con 15 puntos.

Tengo varias cicatrices en el estómago por operaciones de hernia y una en la espalda por un quiste sebáceo muy mal sacado.

Antiguamente las cicatrices de cesárea en las mujeres eran bastante llamativas y los primeros bikinis dejaron entrever esas marcas por donde salieron muchos seres humanos.
Los viejos curaditos que rodean la Plaza Echaurren están llenos de cicatrices, seguramente porque al caerse de la borrachera se golpean en el rostro y quedan bastante deformados.A eso se suma que no van a los hospitales a curarse y las marcas se agudizan por el alcohol extremo.

Hay mujeres a las que les gustan las cicatrices en los hombres, ya que los hace ver diferentes y “más duros”.

¿Serán las cicatrices el mapa del alma?

Sinceramente tengo mis serias dudas, pero que serán resueltas tomando otro roncito con cocacolita en el Moneda de Oro.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Ajenjo, las cicatrices son nuestras historias de vida, cada cicatriz de nuestro cuerpo nos recordará algún momento, no muy agradable por lo general. Son como tatuajes pero involuntarios.