10.06.2009

Entre cuicos, travestis y amigos


Por Ajenjo

Con esas tres palabras, podría definir un poco lo que fue la juguera de las Fiestas Patrias de este año, donde pasé por diversas actividades dieciocheras que dejaron su dañino rastro en mi estómago y cerebro.
Todo comenzó el 17 de septiembre en la noche, cuando, en un arranque de cuiquería, me fui a meter a “La Barquera”, en el Casino de Viña, un bar restaurant de los más finoli, donde me comí unos ricos mariscos y me tomé un wiskacho con amaretto,mientras a mi novia le venía una tremenda baja de presión que casi termina con los enfermeros en el local. Después recorrí un poco las renovadas salas de juegos y quedé impactado con un tragamonedas gigante temático de “La guerra de las galaxias”. Es un armatoste lleno de luces y colores con una pantalla gigante que emite todas las películas de esa maravillosa saga.
Es como un gran sueño lúdico, donde las imágenes de Arturito, Han Solo o Darth Vader giran caóticamente en busca del gran premio mayor.
El 18, junto a mi cuasi desmayada novia, hicimos un asado personal y nos comimos un trozo de lomo a lo pobre. Nos zampamos una botellita de vino y nos largamos a las ramadas del Alejo Barrios.Ahí, después de jugar a la pesca milagrosa, los tarros, el bingo y los dardos, nos metimos a la ramada de la Zuliana, llamada “Pelotón”, donde me reí hasta las lágrimas con las groseras tallas y los bailes de estos transformistas. La Zuliana me contó que su ramada fue rodeada de policías de fuerzas especiales, quienes, junto a un funcionario de TVN, le venían a pedir explicaciones por utilizar el nombre del famoso reality televisivo sin autorización.
Por suerte la dirigente travesti había cambiado pillamente el nombre y salvó la situación,“ sin embargo creo que me dieron un trato indigno, como de hombre”, remató
entre risas.
Bastante chispeado me fui a la ramada de los guachacas, en la ex Cárcel, donde terminé dando mucho jugo y bailando cueca, twist y rock and roll como un trompo borrachín.
Hacía tiempo que no me pegaba tanto baile y a las dos de la mañana ya me percaté de que la tele neuronal comenzaba a chisporrotear, por lo tanto la cama fue bienvenida. El 19 me fui a celebrar el cumpleaños de mi brother el oftalmólogo, a la hermosa localidad de San Pedro, cerca de Quillota, donde me encontré con amigos que no veía
hace muchos años y seguimos poniéndole entre pera y bigote, además de comer ricos asados y lomitos con palta.
Ahora, que todo vuelve a la calma como una ola de locura que se repliega hacia el mar, sólo queda pensar en que habrá que comer lechuguita por varios días y desintoxicarse de tanta empanada llena de amistad y buena onda.


http://ajenjoverde. blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ajenjo, me recuerdas poderosamente a Don Tinto...