1.02.2009

Breve resumen de los pataches del año pasado


por Ajenjo

Seguramente está crónica será leída por los fieles seguidores con un gran vaso de agua con hielo y un leve dolor de cabeza producto de los excesos cometidos durante las fiestas de fin de año. Sólo queda reponerse y retomar el ritmo de la vida.
En este momento me encuentro haciendo resúmenes de todo, por lo tanto entregaré el recuento de los bares y restaurantes que el año pasado pasaron por el paladar y la pluma de este curagüilla cronista.
Entre los restaurantes nuevos que llegaron a la zona cabe destacar al Trevien y el Amaya. Estos dos nuevos lugares para comer y beber nacieron bajo el alero del ya tradicional Caruso, sin embargo se independizaron y crearon fórmulas nuevas para atraer a los amantes de la gastronomía en Valparaíso. Ambos tienen fuerza y creatividad y seguramente se convertirán en referentes culinarios de este nuevo Valparaíso.
En Concón conocimos a La Gatita, que ya es un clásico para los que buscan buenos mariscos. El único problema es que hay que llegar muy temprano que las poquitas mesas que tienen se llenan altiro. Recomiendo el plato La Gatita (surtido de mariscos), que para dos y con un buen vino blanco se transforma en un lujo.
En la Plaza Victoria visitamos el Kuukai, un restaurante de sushi para volverse adicto. Hay un sake sour que llega rápidamente a las neuronas y sus platos son estéticamente una obra de arte. También recorrimos Urriola y comimos esas tapas españolas, que son sabrosísimas, sin embargo el único problema es cuando llega la cuenta a la mesa. ¡Bajen los precios muchachos ya que estamos en plena crisis económica!
En pleno invierno recorrimos la costa nortina de la región, desde Concón a Papudo y encontramos el Punta Mai en Maitencillo, donde nos mandamos unos erizos de lujo. También comimos machas a la parmesana y unos locos en la terraza del Chiringuito y sinceramente no existe en la región un lugar tan paradisíaco.
También celebramos el cambio del Danubio Azul, ahora simplemente Danubio, ubicado en la calle Esmeralda. Ojalá que este año se afirme y sus fiestas nocturnas se transformen en un clásico de la noche bohemia.
En desayunos nos quedamos este año con los huevos y las tostadas amasadas con palta de El Mastodonte. Llegar con la caña y tomarse esos ofertones mañaneros son una bendición.
De los clásicos nos quedaremos siempre con El Cinzano (aunque todavía lloramos la partida de Carmen Corena), el Moneda de Oro (donde ya no me quieren boxear), el "Café Turri" (donde están haciendo todo los esfuerzos posibles para mejorar) y nuestro querido Caruso, donde los ceviches, los blancos heladitos y la buena conversa siguen siendo parte de una tradición que ojalá ninguna crisis económica la detenga.

ajenjoverde@hotmail.com

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