6.18.2009

Perdido en el raro Reino de Bahrein


El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, toma té con los jeques de Arabia Saudita. Yo estoy solo a algunos kilómetros de este evento, semi perdido en el Reino de Bahrein, luego que me cancelaran un vuelo turístico y tuviera que permanecer en forma obligatoria por 14 horas en este país, catalogado como la nación más pequeña del Golfo Pérsico.

Mi salida de la India es bastante heavy. Después de andar a lomo de elefante, observando rinocerontes de un solo cuerno y tigres de Bengala, termino en una extraña sala de espera, con mi cara larga y un MP4 con el juego Tetris, esperando que la línea aérea solucione su error y me saque de una buena vez de Nueva Delhi.

Despues amanezco en el raro Reino de Bahrein, que personalmente lo encuentro muy extraño, extrañísimo. Es como caminar dentro de una maqueta de un estudiante de arquitectura de Valparaíso. No hay ningún cerro, el calor es fuerte pero existe una niebla en el cielo que enrarece mas este lugar. No hay veredas y la poca gente se mueve en autos carísimos onda Rolls Royce. Los edificios son todos de un color cafe claro y hay unas torres ultra modernas.

Todo es artificial, como recien creado y me siento parte de un reality, como si fuera el protagonista de la película "Truman Show".La mayoría de los habitantes se visten con el tradicional traje árabe y mientras entro al hotel, donde tenía almuerzo y cena asegurada por la línea aérea, pienso que esto no es un país real y que es parte de la gran escenografia de los reinos petroleros que comercian con Occidente. En el pasaporte me dieron un permiso por 24 horas con un sello que señala "felicidad para sus negocios". Con eso queda todo más o menos claro.

En el aereopuerto, rumbo a París, me entero que el tenista chileno Fernando González esta jugando la final de Roland Garros. Mientras escribo esto planificamos ir a ver el partido a la plaza de Notre Dame por pantalla gigante (cuando se publique esta crónica ya todos conocerán el resultado).Me quedan muy pocas horas en esta hermosa ciudad, sin embargo el cansancio de los 20 días por la travesía en la India está bastante presente y sólo quiero calma y descanso.Ya en el recuerdo quedan esas extrañas ciudades.

En un pequeño resumen podria señalar que Nueva Delhi es como si la plaza Echaurren de Valparaíso la habitaran más de 15 millones de personas. Agra es el Taj Majal, que como ya lo he señalado, es la obra arquitectónica más impresionante que he visto en mi vida. Varanasi es la locura del río Ganges y sus dioses, donde todavía tengo tatuada en mi retina la imagen de los cadaveres quemándose en busca del término de las reencarnaciones y en busca del Nirvana. Calcuta es tranquila, a pesar de su gran cantidad de población, y todavía se respiran aires británicos en esa zona. Darjeeling es la calma absoluta con los Himalayas de telón de fondo y sus monjes tibetanos (además del ciclón Aila) y el safari arriba de un elefante fue el punto final del viaje más distorisionado, extraño y maravilloso de toda mi vida.

Recorrer la India fue enfrentar un gran desafio, que en el fondo es la esencia de cualquier viaje. Si no podría viajar más creo que me moriría y no me importa si es un paseo al lago Peñuelas o una aventura en el Orinoco salvaje.Lo importante es moverse, entretenerse y disfrutar.

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