6.18.2009

Machuca en Calcuta


Por Ajenjo


Estoy en la mítica ciudad de Calcuta, visitando el templo de la diosa Kali.

Me despierto a las 5 de la mañana para tratar de observar los sacrificos de animales que se anuncian en ese lugar. La visita fue guiada por los mercenarios del templo, que son falsos sacerdotes que se instalan para embaucar a los turistas. Me hicieron sacar los zapatos y calcetines y caminar por una inmunda calle. El templo es pequeño y los indios se amontonan para ver una pequeña imagen con tres ojos. Me llevan donde se sacrifican a los animales y lamentablemente este sangriento ritual comienza supuestamente a las 9 de la mañana. Los falsos sacerdotes comerciantes me empiezan a pedir mucho dinero para que Kali me ayude. Les contesto que sólo les daré un poco de rupias (como 5 lucas chilenas) y la cosa se empieza a poner violenta. Vuelvo por mis zapatillas y me sigue un tipo que seguramente me insulta, junto a toda su familia y muchos niños. La onda es pesada y corro al taxi. El chofer no avanza y la familia completa me exige mas dinero desde la ventanilla del auto. Al final el conductor apretó el acelerador y la calma volvió a mi mente.

Calcuta es una ciudad amable, menos los mercenarios de Kali.

Vuelvo al hotel bastante cargado y enciendo el televisor. Son las siete de la mañana en Calcuta y por un canal de cable estan emitiendo la pelicula chilena Machuca. Tiene subtíitulos en inglés y la veo completa, bastante emocionado. Al final, cuando empiezan a salir los créditos, la canción de Los Jaivas Mira Niñita me pone muy nostálgico y cierro los ojos para dormir soñando con mi país.

Dejo Calcuta y viajo a Darjeeling, una ciudad que no tiene nada que ver con la India que acabo de conocer.Es como si en los demás lugares anduvieran todos locos y aqui la paz se hubiera instalado para siempre.

Llegué en un viaje en una todoterreno de tres horas, en medio de selvas. Estoy alto, muy alto, encubrado en grandes montanas y muy cerca del Everest, que todos los días trato de avistar en un cielo nublado y lluvioso.En Darjeeling el rollo es el té. Como en Chile hay catas de vino, aqui todos andan tomando los mejores té del mundo. Tambien hay muchos tibetanos dando vueltas y aproveche a visitar un refugio de exiliados, donde entrego mi apoyo moral para que Tibet sea libre de la dictadura China de una vez por todas. Visité un templo budista con niños vestidos como monjes que cantaban angelicalmente.Al final quede cuasi atrapado en este bella ciudad. Me atacó el devastador ciclón Aila, que mató a varias personas, dejó caminos cortados y sin electricidad por dos días a toda esta urbe montanosa y sus alrededores. Ahora voy rumbo a la reserva natural de Jaldhapara, donde me esperan unos elefantes que serviran de transportes para observar tigres y rinocerontes...


1 comentario:

Anónimo dijo...

Saludos desde Stgo. te manda este estudiante que no sabe qué carajo está haciendo acá.

Por cierto, por más que echemos de menos -en mi caso a Valparaíso-, a veces es agradable el caminar sabiendo que no te conoce nadie, no crees?

Saludos, Camarada... y por favor no se olvide del Negro Farías, ok?


Esteban
Estudiante Universidad de Chile, wanderino, porteño y bebedor social de vino tinto.