6.23.2008

Fomingo en el Fellini


Por Ajenjo

Tengo la certeza de que la creación del "Día del Padre", de la "Madre" o del "Niño", más allá de un asunto comercial, sirven para liberarse de la terrible fomedad de los días domingos, donde la mitad del país está durmiendo la caña del sábado y la otra no sabe qué hacer con el tiempo que pasa y pasa.
El domingo pasado fue el "Día del Papá" y mi hijo me despertó con una tarjeta donde me aseguraba que su amor hacia mí era inmenso e infinito. Tratando de detener las lágrimas de cariño recibí un llamado de mi madre que nos invitaba a los dos a comer al ya tradicional restaurante "Fellini" de Viña del Mar.
Ese local era uno de los preferidos de mi padre, que falleció hace varios años, y de esa manera podíamos hacer un doble homenaje. Llegamos a las 13.30 horas y el restaurante, como siempre pasa los fomingos, estaba repleto de gente. Nos acomodaron en un segundo piso, frente a una ventana por donde escurría agua constantemente en un efecto onda "catarata".
Mi hijo se llenó inmediatamente con unas empanaditas de queso que pusieron de aperitivo y que se agradecieron mucho. También, y sin pedirlo, llegó un antipasto bastante sabroso. Yo pedí mi pisco sour a la vena, mientras mi madre tomaba su vaina.
La carta de este restaurante es bastante grande. Su especialidad son las pastas y por eso decidí comer unos ñoquis con atún, anchoas y alcaparras. Mi mamá se comió una albacora con salsa de camarones. Los platos son terribles de grandes y llenan en forma inmediata.
¿Por qué el "Fellini" existe hace más de 10 años en un barrio gastronómico donde aparecen y desaparecen restaurantes como callampas en el invierno?
Creo que la respuesta está básicamente en que sus platos son grandes y casi todos los comensales que almuerzan no tienen necesidad de tomar once o de cenar. No vamos a decir que su comida se encuentra entre las mejores de Chile, pero tiene la cualidad de dejarte, como decía un primo, "con el ombligo parado".
Hay muchos locales de comida, especialmente en Valparaíso, que cobran siete lucas por un plato y que cuando llega a la mesa sabes perfectamente que te quedará en una muela y que al final tendrás que ir al "Sibarítico" a comerte esos completos donde la mayonesa te chorrea por los brazos.
Lograr la amalgama de un plato suculento y sabroso debe ser difícil, sin embargo creo que el "Fellini" se la ha jugado por lograrlo y los que quieran sobrevivir en este rubro deben imitarlo.



ajenjoverde@hotmail.com

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