6.21.2007

Neva en Santiago


por ajenjo


Estoy afuera del ultrataquillero Centro Mori, en Santiago, donde Jenny, una de las integrantes del poderoso clan Romero (donde la reina es Carmen, la del famoso "Teatro a Mil"), me espera con invitaciones para ver la obra "Neva".
Llego con una botella de vino tinto envuelta en celofán y con una gran cinta blanca. Es su regalo por ser buena onda.
Antes de que empiece la obra de teatro nos vamos a un bar donde en cuestión de minutos nos bajamos unos pisco sour y un kir royal. ¡Es que el frío santiaguino es terrible!, dice la conciencia para justificar el tragullo.
Entramos al bello teatro, propiedad de Benjamín Vicuña y Gonzalo Valenzuela, y pasamos por el restaurante "Amorío", donde la clase alta come y bebe al ritmo de sus tarjetas de crédito.
La obra de teatro es un filete de alto nivel. Aquí no hay saltimbanquis, orquestas, desnudos o garabatos baratos. Aquí hay teatro puro, donde el texto y la actuación se amalgaman para emocionar a los espectadores.
Una de las actrices declama: "todas las mañanas me despierto con ganas de matar un rico, pero después almuerzo y se me pasa".
La obra está situada en SanPetersburgo, en Rusia, donde el río se llama Neva. Es en plena revolución, donde la contingencia política es fuerte y los textos pasan del amor al anarquismo en cuestión de segundos.
Los actores terminan agotados y el aplauso es sincero y emocionado.
Dañados por la obra nos vamos a una cena que unos amigos habían preparado en su hogar santiaguino. Un aperitivo de ron, un risotto de champiñones, vino tinto y piscolita para rematar fueron parte de la hermosa velada.
Lo más impresionante de la noche fue la decoración de la casa donde cené. Pertenece a dos amigos, quienes la tienen como un museo lleno de grabados y adornos bellísimos.
Uno de los dueños me hizo un recorrido por las piezas, donde me mostró grabados de artistas brasileños y uruguayos y un mueble lleno de diminutos artículos.
Volví a la mesa del comedor emocionado por lo que mis ojos habían visto y terminé más impresionado, al observar como una perra salchicha se bebía copas y copas de vino tinto.
"Sólo toma cerveza y vino, ya que los destilados no le gustan", me dice unos de los amigos. "Hay de todo en la viña del Señor", respondo, y me replican: "sobre todo en las viñas".

No hay comentarios.: