
Por Ajenjo
Ver a la inspectora Zanetti, interpretada por mi querida Paola Volpato, abriendo un refrigerador y mirando cuatro envases con corazones humanos en su interior es un símbolo claro que las teleseries chilenas tuvieron un giro inesperado de la mano de Pablo Illanes.
Hace poco me encontré sumergido en la siguiente situación: " Oye, ¿vamos a tomarnos unos copetes al Moneda?", "no puedo, es que ayer la teleserie del asesino quedó re buena compadrito y me voy a verla acostadito y con la estufa prendida adentro de la pieza", respondí.
Así esta la realidad en la serie nocturna "Alguien te mira" de TVN y creo que todo se debe a la retorcida imaginación de Illanes, quien ya me había deslumbrado con la novela "Una mujer brutal" y ahora, libre de la mano de cualquier censura, se lanza un piquero con un guión donde la cocaína, el sexo torcido, los asesinatos, los sicópatas cuáticos y los homenajes escondidos a directores bizarros (como el apellido Argento, que suena y suena) son pan de cada día. Ver a Paola Volpato en ropa interior negra amarrada a un catre metálico es para aplaudir de pie ¿O no?.
¿Y qué tiene que ver Paola Volpato y el pato francés?, nos preguntamos todos con cara de gil.
En realidad nada, pero este fin de semana bajamos, junto a mi hijo y mi novia, a comer al centro de Valparaíso. Yo quería zamparme dos completos por luca, pero ella insistió en ir a conocer un restaurante francés que está en Salvador Donoso. "Si tú invitas, yo feliz", repliqué.
Se trata del "Port D’Avignon" , que la revista Wikén le instala 5 tenedores todas las semanas.
Me pedí un pato francés confitado, mientras a mi hijo le regalaron un "Boeuf Strogonov". Obviamente no le gustó, pero mi pato se lo devoró, al igual que un creme brulee. Nos zampamos un vino San Damián para chuparse el corcho, mientras el propietario del local nos metía conversa y nos relataba su experiencia culinaria en este alucinógeno Valparaíso.
Al final un mozo sacó un cepillo y limpió las migajas de la mesa, mientras, inspirado por San Damián, me imaginaba afilando cuchillos y preparándome para cortar en mil pedacitos a mi actriz preferida: Paola Volpato.
Al final terminé haciendo una cola con cientos de niños que gritaban como locos en el cine Hoyts para ver Shrek 3.
Es la realidad más real y no hay más.
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