6.16.2006

La porfía de AC/DC


Los fines de semana largos son cosa seria, especialmente para el hígado y el cerebro, dos de los órganos fundamentales a la hora de salir a destapar corchos.
Después de dos días en que el tradicional recorrido compuesto por el Moneda de Oro, el Cinzano, el Ascensor hacia la Luna y el Caruso se agota y aburre por la excesiva presencia de rostros y conversaciones conocidas, es la hora de innovar.
Leo en el diario que tocará Ballbreaker, el grupo de música que hace un espectacular tributo a los australianos AC/DC. Ya los he visto y tengo la certeza de que será un show bueno.
Es domingo y la entrada al Huevo, lugar del recital, cuesta tres lucas con derecho a una piscolita. Me acompaña un amigo, que es habitué del recinto y explica que llegamos muy temprano y que podemos mirar unos grupos de heavy metal que tocan en el subterráneo.
Los muchachos le ponen todo el empeño a esa antigua música. Los solos de guitarra, si no son de un virtuosismo y una densidad extrema, me parecen muy aburridos. Entre el público hay unos jóvenes que sacan un pito de marihuana. Un guardia de seguridad se acerca y los obliga a apagarlo y lanzarlo al suelo.
En el segundo piso se anuncia que antes de Ballbreaker tocarán unos imitadores de The Doors. El vocalista se asemeja a Jim Morrison en su etapa decadente: alcohólico, drogadicto, borracho y con la media guata. No soporto la escena y vuelvo al subterráneo, donde empiezo a tomar piscolas a mil pesos a la velocidad de la luz.
Llevo varios días arriba de la pelotita y necesito descansar o mover la cabeza un rato con Back in Black o Hells Bells y olvidarme del mundo y sus angustiantes problemas económicos.
El recital es transmitido por una radio jipi, que convoca a cuarentones decadentes que creen que por bailar a los Rolling Stones con un vaso de ron en la mano serán jóvenes otra vez. Es penoso el espectáculo que hace un viejo de camisa roja y blue jeans, que se mueve como un títerre oxidado junto a su señora. Vuelvo a mirar y me doy cuenta de que la mujer es más digna. Pienso que las féminas envejecen con más gusto y filosofía que los hombres actuales.
Anuncian la salida de Ballbreaker. El grupo es bien bizarro. Sus componentes, además de tocar exactamente como AC/DC, cultivan un look muy parecido. El vocalista entra desde adelante del escenario. El público extiende sus brazos y toca al doble de Angus Young, el mejor guitarrista del mundo. Me acuerdo de un compañero de curso que vivía en Chorrillos y que le escribía cartas y se las mandaba a Australia.
El recital se empieza a diluir y mi cabeza ya no da más. Termino comiendo un completo en el Sibarítico de Valparaíso, que está vendiendo sus sandwich gigantes.
Tuve que levantarme dos veces en la noche y como dice Charly, "hacer promesas sobre el bidet".

http://ajenjoverde.blogspot.com

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