1.02.2006

Cárcel y matrimonio


El famoso travesti Zuliana, junto a un grupo de amigos y amigas e integrantes del Conasida, celebran el fin de año en el Cinzano.
Son las nueve de la noche y el curioso colectivo de hombres con trajes de mujeres está bastante alegre. Bailan tango entre ellos, mientras el cantante Manuel Fuentealba los mira con curiosidad
y se rompe la garganta entonando "Volver".
Yo, junto a mi novia Jacobé, miramos la escena desde la barra y nos reímos ya que Buenos Aires es la ciudad invitada a los Carnavales Culturales y en uno de los bares más famosos de la
ciudad, dos travestidos se mandan el mejor espectáculo de esa
erótica danza urbana.
Al retornar a mi casa me encuentro con un paquete lleno de regalos navideños atrasados. Unas esposas recubiertas con felpa para no dañar las muñecas, un libro fotográfico sobre la historia del cine erótico, decenas de postales de Dalí, entre otras rarezas, eran parte del material que mi chica había logrado recolectar
en sus andanzas por Amsterdam y otras ciudades europeas.
Fuimos a la inauguración de los Carnavales Culturales, pero por no contar con la guía de actividades, llegamos muy temprano a la Plaza Sotomayor. Nos acompañaba mi hijo y terminamos en el
bar "Liberty", haciendo hora para escuchar a la Bandalismo.
El bar, como siempre, estaba lleno de los viejitos buenos para el vinagrillo barato. Había uno que tiritaba entero y que para poder ir al baño tenía que usar un andador. Los curaditos se
acercaban al niño y le tocaban el pelo. A mí me picaba el cuerpo, mientras que Jacobé se entristecía por el estado de los ancianos.
Después de tirar challa, bajarse unas latas de cerveza y observar un baile nortino, partimos hacia la calma hogareña. En el camino nos encontramos con Papito, el ex reo más famoso de Chile y que
actualmente es un artista de tomo y lomo de Valparaíso.
Papito toma aire, me queda mirando a los ojos, y me dice: "¡Choro, me caso en enero!" Nos abrazamos emocionados en la calle, mientras lo felicito efusivamente. Me cuenta que está planificando hacer
una fiesta en el centro cultural de la Ex Cárcel, donde trabaja desde hace años. Le propongo pasar unas diapositivas y pegarme una buena recitada como regalo de bodas.
Me imagino cómo será ese casamiento. Seguramente su amigo y transformista Alejandro Cid realizará esos shows inolvidables que hacen retroceder
al público al París de 1944. También llegarán sus antiguos compañeros de celda y toda la juventud que lo sigue como un extraño chamán urbano. El evento se pronostica bastante distorsionado y seguramente dará que hablar en las páginas sociales de la locura porteña.
Ahora me preparo para ir al Rockódromo, la actividad que más me gusta de estos Carnavales Culturales. Escuchar buena música al aire libre, con el solcito pegándote en la cara es algo que se agradece en estos tiempos de reggaetón y Kudai.
Al final "pasan los años, pasan los días y nos vamos poniendo tecnos" y uno, por porfía y buen gusto, siempre será siendo un inmaduro y feliz rockero.

1 comentario:

Mantra dijo...

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