6.30.2011

Los mejores: Allegretto en el Concepción y La Cocó en el Alegre


Por Ajenjo

Mi hijo es fanático de la comida italiana y decidimos ir a comer al  Allegreto” (Pilcomayo 529), uno de los lugares emblemáticos y famosos del astronómico Cerro Concepción. Hace miles de años, cuando vivía cerca de la plazuela San Luis, me tiraron una publicidad donde se ofrecían llevar pizzas a la casa. No era cualquier pizza, eran gourmet. Recuerdo que pedimos una con salsa blanca y vegetales y una rubia, acompañada de su hijito, llegaron hasta la puerta con el sabroso producto. Eran los comienzos del “Allegreto”, ahora con hostal incluido.
El ambiente exquisito. Pocas mesas, poco ruido. La conversación de unos gerentes santiaguinos, a gran volumen, entorpecieron un poco la buena onda. Con mi bella esposa nos comimos una pizza con nombre de ascensor ¿Polanco?, puede ser, pero no tengo la seguridad. Estaba para rechupetearse los dedos. Todo acompañado de grandes shop. Mi hijo se comió, para mi gran impresión, unos ñoquis con salsa blanca, tocino y vino blanco. Se lo zampó todo y cuando le dijimos que la salsa estaba cargada al vinito, se sugestionó, y se mandó una parodia de borracho que nos sacó lágrimas de las risas.
En síntesis, todo rico, bien atendido, del uno y lo mejor, que los precios son realistas, accesibles, alejado de toda esa maraña arribista, donde para que la cosa funcione los platos deben costar más de 10 lucas y, para más remate, quedan en la muela.
Lo nuevo que encontré hace poco en el Cerro Alegre fue la sanguchería “La Cocó” (Montealegre 546). Al parecer es de una santiaguina que se instaló donde funcionó, fallidamente, un salón de te estilo alemán. Aquí también el ambiente es re buena onda. Uno se siente mochilero en su propio cerro. Escuchas conversaciones de viajeros y en diferentes idiomas.
Personalmente soy adicto al pan y los sandwich. En la semana me como entre cinco o seis, incluyendo su completito loco. “La Cocó” tiene pancito amasado propio y hay miles de ingredientes, carnívoros, vegetales y marinos, para instalar en la miga.
Imagínense que hay hasta de lengua... toda una delicia. Me tomé una limonada gigante a la albahaca, que me quitó toda la sed del mundo. Lo mejor de todo es que hay ¡derecho
a corcho!, es decir que uno puede llegar con su propio vino y por 2.200 pesos tomárselo en el local, acompañando los ricos emparedados. Para ser una sanguchería, lo  precios están relativamente caros, pero vale la pena gastarse unas lucas en estas delicias.
Seguramente pronto tendré que abandonar estos cerros y creo, sinceramente, que lo único bueno es que bajaré como 20 kilos de peso y dejaré de llegar a fin de mes con mi cuenta corriente en 0 y la línea de crédito destruida. Pero en fin, ¿quién te quita lo comido, lo bailado y lo...?

ajenjoverde@hotmail.com

No hay comentarios.: