8.13.2010

Mirando por el tercer ojito en Iquique


Por Ajenjo



Llevo caminando como 25 cuadras por Iquique en busca de un restaurante que mi mujer tiene anotado en un papel y que según ella “es muy bueno”. Cargo a mi hijo en la espalda, lo que convierte cada paso en una tortura. Al final llegamos a otro lugar, llamado “El tercer ojito”, que se encontraba frente a la playa Cavancha.
Era feriado y el local estaba lleno y tuvimos que esperar unos 15 minutos a que se desocupara una mesa. El restaurante era como “jipicuiqui”, que es una mezcla entre algo cuico y hipie, entre algo lord y artesanal, con diseño pero relajado. ¿Me entienden?
Nos pusieron unas mini hallullitas con una exquisita salsa de aceitunas y mantequilla, lo que calmo la ansiedad del almuerzo. La carta era marina con toques tailandeses, peruanos y chilenos. No tenía mucha hambre y mi bella señora se pidió un ceviche a la peruana, mientras yo me consumí un “picante de loco”. Tenía la posibilidad de que el plato fuera mitad loco y mitad pulpo, pero decidí que fuera solamente con conchalepas conchalepas*.
El ceviche estaba bien rico. Me recordó los que hacían en el Caruso: Cocina del Mar”, ese ya desaparecido restaurante porteño que quedó grabado con fuego en mi memoria culinaria.
El plato de picante de loco estaba bueno, pero era pesado. La blanca carne, teñida con un exquisito aliño, estaba algo dura y me obligó a consumir el plato lentamente. Al final me lo devoré completo y no dejé nada de nada. Después me tomé un jugo de sandía como postre (sandía en pleno julio, que maravilla el norte chileno) y me fui más que satisfecho. Incluso se me quedó una mochila y los mozos me la tenían bien guardada.
También fui al mercado iquiqueño y me comí una cojinova con puré por cuatro lucas. Exquisita.

* conchalepas conchalepas: nombre
científico del loco.


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