8.13.2010

Expulsando a los amigos de la cada el día del cumpleaños

Por Ajenjo

Todavía no puedo recuperarme al cien por ciento luego de haber celebrado un nuevo cumpleaños que me dejó bastante dañado física, cerebral y espiritualmente.
Todo comenzó un día viernes, cuando llegue a mi casa apurado de la pega a preparar “tacos mexicanos” para los amigos que se atrevieron a romper la barrera del frío. Mientras molía palta y pelaba tomate me comencé a tomar unas cervezas torobayo, que algunas semanas antes había adquirido en una rebaja de supermercado.
Cada botella que llegaba era un invitado. Perdón. Cada invitado que llegaba traía una botella, lo que pronosticaba una tormenta alcohólica en “mi jato” (casa).
Después de la cerveza me metí una copita de vino, pequeña, para brindar por algo que ahora no recuerdo ni quiero recordar.
Los brother conversaban en diversas partes de la casa, pero se concentraron en la mesa, donde se depositaban los licores a beber. Un recorrido nervioso eléctrico me pasó por la columna vertebral cuando me encontré con tres botellas de vodka y varias de ron, que esperaban ser destapadas y bebidas.
Agarré un vaso, agua tónica y me decidí por el vodka, sin embargo tuve que cambiar al ron en la mitad del partido, ya que se acabó con que combinar ese dichoso licor ruso.
Cerca de las 4 de la mañana no me sentía muy bien. La honestidad no quita lo valiente (o algo así) y me paré arriba de un banquillo y les dije a los presentes, en un tono moderado y educado, que ya se tenían que ir de la casa.
Obviamente nadie me pescó y todos seguían estrujando las botellas. Tuve que elevar un poco la voz y con una modulación bastante arrastrada los volví a invitar a salir de la casa.
Ahí me hicieron más caso, pero costó varios minutos que el último de los invitados
atravesara el umbral. Les pido perdón por haberlos expulsado, pero ya no tengo ni cuerpo ni cabeza para escuchar a tanto loco curado.

ajenjoverde@hotmail.com

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