3.17.2009

¿Quién vigila a los vigilantes de Valparaíso?


-¿Sabes qué me gustaría? Me gustaría que toda la escoria de la Tierra estuviera en una sola garganta, y tener mis manos en torno a ella.
Rorschach, personaje de la película "Watchmen".


Voy por la calle Salvador Donoso, una de mis preferidas de Valparaíso, y me meto a las empanadas "Famosas". El negocio está a punto de cerrar y me zampó rápidamente una empanada frita de queso y una cerveza chica.
Me preparo para ir a ver la película "Watchmen: Los Vigilantes" y para seguir mi tradición, llego hasta la botillería Caruso a comprar una petaquita de ron y endulzar mi bebida en el cine.
El dueño del local, con una polera del Everton, discute con un empleado wanderino. El ambiente está futbolizado, ya que los oroycielo juegan contra Lanus en Sausalito. El caturro grita que "la única vez que llenan el estadio es cuando juegan con el Wanderers".
Yo patudamente me introduzco en la discusión y le explico que el fútbol no se gana por la cantidad de espectadores que se lleve, sino que por los goles. El dueño me felicita y sigue la conversa, mientras me pasa mi botellín de un licor denominado irónicamente "Flor de caña".
Llego al cine y me compro una bebida mediana y lentamente la voy regando con el alcohol, mientras veo las tremendas sinopsis de "Transformers 2" y "X-Men: Wolwerine".
Después comienza a desfilar una de las mejores películas de superhéroes que he visto en mi vida, donde frases de Nietzche se mezclan con escenas de violencia y sexo.
El trago me pasaba feliz por el gaznate mientras uno de los personajes, llamado ElComediante, le disparaba a una turba de hippies pacifistas que protestaban y pedían amor y paz para el mundo.
También es estéticamente power ver un tipo azul, de 15 metros de estatura, haciendo explotar a soldados vietnamitas, en la famosa guerra donde intervino Estados Unidos.
Los superhéroes han sido trascendentales en mi vida cinematográfica, pero lejos esta es la película más torcida, extraña y bella que ha pasado por mis ojos .
La cinta dura cerca de tres horas y tuve que ir dos veces al baño, provocando la pifiadera de las butacas.
Después salí con fuegos artificiales en el cerebro y pensaba en la frase "¿Quién vigila a Los Vigilantes?", que aparece varias veces en la película. Me fui a "El Moneda de Oro" y me senté en la barra, donde me consumí una cerveza chica, mientras me hablaban sobre el partido del Everton.
Después mi novia me avisó por teléfono que estaba con unas amigas en el bar karaoke Acqualuna y llegué a sentarme en una mesa y zamparme el último ron nocturno, mientras un animador me ponía un micrófono y yo cantaba "Flaca", de Calamaro, en un tono muy parecido al de un cordero degollado en un matadero clandestino.
Me fui a acostar sólo pensando que tengo que ir a ver la película de nuevo y estar atento, muy atento y vigilante.

ajenjoverde@hotmail.com

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