9.08.2008

El Señor del Choripán


Por Ajenjo

Generalmente, cuando se termina un asado de amigos, siempre sobran cosas: ensaladas, pollo, carne o vino.
Fue precisamente con esas sobras que se nos ocurrió ver el final de “El Señor de la Querencia” en mi casa, junto aun grupo de socios que quería pasarlo bien por un rato.
Lo único que había quedado de la fiesta en Peñuelas era un gran paquete de chorizos y decidimos hacer un choripanada gigante, y de esta manera observar cómo el villano mataba y mataba gente.
Las mujeres presentes eran las más interesadas en la exitosa teleserie, pero cuando empezó el último capítulo y apagamos la luz de la cocina, nos dimos cuenta de que había varios amigos que se sabían al dedillo el argumento del culebrón criollo.
Entre cervezas y vinos, el señor de la querencia eliminaba a sus adversarios con la vista totalmente perdida en la sangre y yo aprovechaba las tandas comerciales para meter pan batido en el horno y acomodar los chorizos en la parrilla eléctrica.
Esto de juntarse a comer y chupar reunidos en torno a la televisión es algo que mi generación tiene en los genes. Recuerdo cuando era muy pequeño y me despertaban para observar peleas de Martín Vargas en exóticos países orientales. Mi padre, amante del box, nos ordenaba frente al televisor y realizaba una larga ceremonia de preparación. Sólo bastaban algunos segundos para que el púgil chileno cayera al suelo inconsciente y todo el proceso se derrumbaba en forma inmediata y había que volver a la cama con la boca amarga .
Los partidos de fútbol, especialmente los de la selección chilena, son un clásico para todos y muchos se reúnen en torno a la parrilla para mirar como, generalmente, golean a los muchachos.
Ahora es una teleserie, protagonizada por un súper sicópata, que nos tiene con un choripán con mayonesa en una mano y un vaso con vodka en la otra.
Al terminar todos opinan. “Que fue poco creíble”, “que se les pasó la mano con los asesinatos”, “que lo deberían haber torturado”. La charla prosigue y prosigue, mientras los embutidos siguen emitiendo su chirrido y la gente come y come y bebe y bebe.
Son los nuevos tiempos, donde los amigos se juntan y comparten amistosamente, gracias a un sicópata latifundista ardiente de sangre y sexo.


ajenjoverde@hotmail.com

1 comentario:

Lucy ana in the sky with diamonds dijo...

mucho ketchup el señor de la querencia.

saludos!