4.09.2008

Las caras de nalgas


Por Ajenjo

- ¿Sabe de algún lugar aquí en Valparaíso que tengan wi-fi para conectarse al notebook?
-“Claro, muchacho, aquí, suba al segundo piso y se podrá conectar sin problema -responde un garzón del restaurante Aqualuna, ubicado en la esquina de O’Higgins con Bellavista, en Valparaíso.
Nunca había entrado a ese local que durante largos años ha pasado por varios dueños; sin embargo ahora es un pub moderno y con un empeño en la atención y en el servicio que no parece ser porteño. Por 900 pesos sirven unos shop de una cerveza sureña tipo torobayo de gran tamaño cuerpo y color, además de unos sanguruchos y platos bastante ricos.
Me encontraba con mi amigo computín, quien por obligación tiene que estar en algún lugar con wi-fi, y observamos, comiéndonos unos suculentos Barros Luco, una terrible escena de pareja chilena. El novio, esposo o amante le decía a la muchacha: “¿Hasta cuándo vas a tener esa cara de nalga?”.
A través de mi corta e intensa vida he descubierto que la mujer chilena es seca para instalar cara de nalga en situaciones que le molestan y que sirven para amargar al supuesto culpable. Esas caras, que simulan ser también de “vaca empantanada”, tienen como objetivo echar a perder la noche y no existe remedio para transformarla o sacarla de una vez.
“Cómase lo que quiera, pida su trago preferido o ¿quieres ir al cine?”, le preguntaba el pololo a su novia para tratar de cambiar su aspecto facial; sin embargo, no sucedió nada y se fueron bastante amargados y deprimidos.
Nosotros seguíamos bajándonos los ricos shops torobayos y nos percatamos de que comenzó a funcionar un karaoke en el pub, situación que nos hizo retirar a nuestro querido Moneda de Oro, ya que no estoy en edad de escuchar a cantantes novatos.
Con nuestros gigantescos rones con Coca Cola en la mano conversamos sobre las caras de nalga de la mujer chilena y llegamos a la conclusión de que es la mejor herramienta o arma que tiene para destruir una noche de carrete y buena onda.
Mujer chilena, si estás leyendo esta columna, te digo humildemente: ¡que se acaben las caras de nalgas ahora mismo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me sumo a la campaña