8.08.2006

Esperando a Los Tres


"Gastaré toda mi vida
en comprar la tuya"
("Amor violento", Los Tres)


Por Ajenjo
Nunca me he sentido muy fanático de Los Tres, sin embargo la canción "Amor violento" formó parte esencial e intensa de mi vida y la convertí en un himno personal e íntimo.
Por esta razón decidí esperar a Los Tres en el bar Cinzano, junto a los boleros y los tangos, mientras los fanáticos bailaban y gritaban a cero grados de temperatura en el Valparaíso Sporting Club.
Antes de llegar al recontra conocido bar me fui a comer unas exquisiteces mexicanas en el restaurante "Delicias del mar", donde me engullí unas fajitas con frijoles y unos solomillos con mole verde. Mi novia se tiró unas "pechuguitas deliciosas", haciendo honor a una de las partes más hermosas de su cuerpo.
El menú incluía "bebidas y licores a placer", por lo tanto deben imaginarse cómo salimos de ese hermoso local de Reñaca, que tiene uno de los museos del vino más completos de la región.
Con ese exquisito aperitivo nos fuimos directo al Cinzano, donde nuestro barman Rodolfo nos preparó ron colas y vodka naranjas, para que nuestra espera de Los Tres se hiciera menos larga.
El Cinzano estaba lleno de santiaguinos que estaban en la misma y se paseaban nerviosos mientras los ágiles mozos les exigían que debían consumir el mínimo para permanecer en el local.
La cantante Carmen Corena me contó que el violinista que muchas veces los acompañó tocando en escenarios de la región había fallecido. Ricardo Puga, uno de los grandes hombres del tango bohemio del Puerto, se había ido para siempre.
"Te voy a escribir su vida en unas servilletas y tú, si puedes, la publicas en el diario". Fue así como la cantante del "Chipi Chipi" me entregó un bello texto redactado con pasión y recuerdos fuertes, que me emocionaron profundamente y que dejaban entrever que además de tener una bella voz, Carmen Corena guarda una escritora en su interior.
Al Cinzano llegó mi amiga Marilyn Manson, que vive desde hace dos años en la Isla de Pascua, y la fiesta interminable seguía y seguía.
Como ya es la costumbre, bailé bien apretadito "La hiedra" y seguí agitando el cuerpo con "Mejillones". La cosa estaba tan re buena que tuve que salir disparado al bancomático de la Intendencia, a sacar más plata para seguir chupando.
A las cuatro de la mañana la cosa empezó a calmarse. El licor ya reposaba en el estómago y las neuronas y el cansancio se hacía evidente entre los comensales.
Fue en ese momento en que alguien preguntó: "¿Y Los Tres?".
Nunca llegaron.

ajenjoverde@hotmail.com

1 comentario:

Bluegloss dijo...

Aquella fue la historia k lei y me gusto demasiado....
no suelo leer ese diario para ser honesta... pero revisando las cosas de mi papa y kon la necesidad enfermiza de leer algo, lo k fuera, encontre tus escritos... me llamaron la atencion, y komo vi tu blog n la misma pagina me interese por leer mas....
ta muy bueno too....
te dejo mis cariños y suerte para las proximas aventuras k se transformaran el prosa...
paz para tus dias...
:*