10.11.2011

Las poderosas burbujas de la champaña (Los copetes de mi vida 7° parte)



Por Ajenjo

La champaña (en francés champagne) antiguamente era un trago asociado al Año Nuevo y algunos eventos sociales. Se tomaba poco y generalmente eran botellas de mala calidad, incluso le ponían fruta para disimular su mal sabor.

Ahora el panorama ha cambiado y este dorado vino espumante también forma parte de los copetes de mi vida, especialmente por el trago Kir Royal, que se prepara con champaña y licor de cassis. No tenía idea de su existencia hasta que mi bella esposa, cuando pololeabamos, lo pedía en algunos restaurantes. Es de un fuerte color rojo y es muy refrescante. Es un excelente remplazo del trillado pisco sour, que muchas veces me deja con una terrible acidez y su sabor ya me tiene cansado. Hay que diferenciarlo del Kir, que se hace con vino blanco.
Curarse con champaña es algo muy peligroso. Dicen que las poderosas burbujas se van directo al cerebro y distorsionan muy rápido la realidad. Dos copas ya se sienten de inmediato. A las mujeres hay que advertirles que la champaña puede actuar como un “catalizador erótico” y varias han pagado las consecuencias de emborracharse con este trago y terminar pololeando o de novia. Lo que pasa es que es suave y rico y pasa por el gaznate “como agua de la llave”. Yo creo que la culpa de todo la tienen las burbujas.
Una de mis primeras borracheras, siendo un adolescente, fue con una champaña que traía piña. Nos ganamos tres botellas con unos compañeros de curso en la ramada del colegio, para un 18 de septiembre, en ese popular juego donde se lanzan aros de madera. Fue una curadera espantosa, donde invoqué toda la familia Guajardo y el reto en mi casa todavía me duele (arrojé gran parte de la champaña y la piña tomada adentro del closet de mi pieza).
La champaña también ha estado asociada a la elegancia, Europa y todo lo refinado. El mito decía que en los restaurantes franceses pedir una botella de Don Pérignon (la champaña más famosa y exclusiva), podía costar más caro que los pasajes de avión.
Ahora está de los más “in” pedir una copa de champaña en los restaurantes o llegar con una botella para un cumpleaños. Pero hay que dejar en claro que si uno va llevar una champaña a una casa tiene que ser buena. Nunca, pero nunca, una que tenga piña.
Personalmente yo prefiero la champaña denominada como Brut. La encuentro más seca y con más power que las otras. Una que es bastante buena es una que tiene una etiqueta naranja, creo que de Undurraga. El año pasado un santiaguino me trajo de regalo una champaña de la marca Casillero del Diablo, para que festejáramos la llegada del Nuevo Año pero terminó tomándosela solo (conducta típica de los capitalinos).
Ahora la champaña ya no se puede llamar de esta manera en Chile, ya que los franceses lo tienen como denominación de origen exclusivo para su país. En las etiquetas de los espumantes chilenos no puede salir la palabra champaña, pero todos seguiremos llamando de esta forma a este rico y elegante vino espumante (salio verso sin menor esfuerzo).

ajenjoverde@hotmail.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

el espumante tiene solo 47 calorias x copa!!!!! bien por nosotras. La Undurraga es de las mejores en el mercado chileno. Te recomiendo una cava española llamada frexenet, excelente!!! Saludos. Maru!

Anónimo dijo...

a mi me encanta la champaña!!!! es lejos el trago que mas disfruto.. si tuviera que enumerar los que me gustan, diria que
1º champaña
2º vino tinto
3º cerveza
4º vodka, este en ultimo lugar solo por las tremendas borracheras que produce!

Anónimo dijo...

se me olvido firmar..
jose.