2.12.2008

Un verano papas fritas



Por Ajenjo


Entro al Museo de Bellas Artes en Santiago con la intención de agarrar a latigazos a un artista denominado Papas Fritas, que se tatuó el símbolo del Fondart en la espalda y que está montando un show en ese recinto. Son las 12 del día y el polémico artista no está. Su instalación, una mediagua sobre una isla de arena, tiene un cartel donde informa el precio de los latigazos: $100 los suaves, $200 los más fuertes, $500 los redbull y dos luquitas con escupo e insulto.
Además de Papas Fritas hay un artista de Valparaíso que puso decenas de merluzas saladas colgando. Hay un suave olor a pescado y me acuerdo del famoso chiste del ciego y la Caleta Portales y me retiro decepcionado por la ausencia de los latigazos.
Voy al velorio de Volodia Teitelboim y veo su rostro muerto. Nunca he sido bueno para mirar cadáveres (ni siquiera pude observar el de mi fallecido padre dentro del ataúd) y el del famoso patriarca comunista parece embalsamado. Camino hacia el Centro Cultural La Moneda y veo unas arpilleras de Violeta Parra y una exposición española llena de cacharros religiosos. El calor es fuerte y un amigo ex diplomático me invita a almorzar al restaurante La Berenjena, en pleno centro de Santiasco. Todo es rico y muy bien atendido. Los pisco sour estaban ultra cabezones y le sumé una copita de vino para quedar a medio tono. Camino hacia mi bar preferido de la capital, el 777, y me bajo medio litro de cerveza y me marcho a mi Valparaíso querido.
Traté de ir a ver la obra que está montando Alejandro Cid y Papito (¡la media dupla!) en el Teatro Mauri, sin embargo me encontré con una fiesta Ska a todo pulmón. Una banda verdadera, con sus 10 músicos arriba del escenario, hacía bailar a los chicos con trompetas, saxofones, guitarras y mucha onda. Habían muchos "red skins", que son como neonazis pero de izquierda. Gordos con la cabeza totalmente rapada lograban asustarnos un poco, pero al parecer eran más buenos que el pan batido con palta. De todas maneras la apariencia era dura y decidimos irnos antes de poner a prueba nuestras sociológicas teorías.
Ahora hay que aprovechar de descansar y seguir viviendo este verano invernal, donde el sol ha pegado menos que los latigazos en la espalda de Papas Fritas.


ajenjoverde@hotmail.com

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