3.16.2007

Tia Armenia


ajenjo verde

Durante mi infancia en Venezuela, entre los años 1976 y 1980, logré cosechar la amistad de dos simpáticos negritos que se transformaron en los más importantes "brothers" de mi niñez: Tito y Orlando.
Entre los 6 y los 10 años, armamos una pandilla en Caracas que andaba en patineta, se bañaba en las playas de Mamo, peleaba y jugaba como todos los niños del mundo.
Cuando decidimos retornar al gris Chile de los ‘80, Tito y Orlando nos acompañaron , ya que querían conocer la helada patria de sus amigos los chilenos. En Viña del Mar, a Tito la gente se le acercaba y le tocaba su encrespado pelo: "¡Pero si es el hijo de Pelé!", gritaban las señoras, afuera de una desaparecida pista de patinaje a un costado de la plaza Vergara.
Ellos retornaron a Venezuela y nosotros entramos al colegio, con vestón y corbata, y nos pusieron los "hermanos chévere", por nuestro acento honesto y tropical.
Hace algunas semanas tuve el honor de tener de visita a la madre de Tito y Orlando: mi querida tía Armenia.
La morena y hermosa señora llegó hasta mi casa en el cerro Alegre y compartió un asado junto a mi familia. Bebimos vino tinto y del otro y hasta unos tragos de ron me mandé, en medio de mi emoción.
Después fuimos a La Sebastiana, para que conociera la casa de Pablo Neruda. Yo, que vivo hace 10 años en Valparaíso, jamás la había pisado y tuvimos que presionar a las dormidas jovencitas-guías para que nos explicaran qué pelela o qué libro había usado el famoso vate.
En la noche reservé una mesa en el Cinzano para mi tía Armenia. También guardé un espacio para Carmencita Corena, quien la homenajeó con una canción del folclor llanero.
En el Chipi-Chipi no aguante más y saqué a bailar a mi tía, quien provocó la admiración de todos los presentes. Los comensales le metían conversa y le decían en tono de broma: ¡"Sí señol"!
Para variar tomé, tomé y tomé. Grité por el Everton y la gente me respondió: "¡Fuera!". Después mi taxista amigo, el señor Maureira, se llevó a mi madre y mi tía a Viña del Mar.
Yo seguí cantando y me subí a una silla y casi me corto los dedos con un ventilador del techo.
¡Adiós, tía Armenia, pronto nos veremos!

ajenjoverde@hotmail.com
http://ajenjoverde.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

NO PODIS SER RULETA!!!!!!!!

FUERA!!!!!!!!!!