2.10.2006

Venganza

"En la venganza, como en el amor, la mujer es más bárbara que el hombre".
Friedrich Nietzsche

Por Ajenjo
Tengo un amigo a quien llamo "el pensionista", ya que de cuando en cuando se deja caer con su mochila y se instala en la pieza donde antiguamente dormía mi hijo. Es un personaje tranquilo y muy educado y en muchas ocasiones ni siquiera noto su presencia en la casa.

El sábado pasado desperté al mediodía y junto al "pensionista" me fui a tomar una cerveza mañanera de desayuno al "Vinilo".
"Te invito a un mariscal", dijo mi brother, y partimos al mercado Puerto a buscar los ricos platos de Doña Rosita. Ahí nos manduqueamos una paila de lujo, sin ningún marisco de tarro en su interior, y un pescado frito con fresca ensalada.
"El pensionista" tomó bebida y yo "un tecito" en botella de bebida. El que sabe, sabe.
Después nos separamos y me largué al mall de Viña para saciar mi curiosidad cinéfila con "Old Boy". Ahí mis neuronas se infartaron con varias escenas, especialmente la del pulpo.
La venganza es la esencia de la cinta y demuestra que la obsesión por castigar al que provocó dolor, puede ser una de las más extremas terapias.
Frases parecidas a "una piedra y una roca igual se hundirán en el agua" o "soy menos que una bestia, pero ¿por qué no tendré derecho a vivir?", dejan marcando ocupado al espectador consciente.
Con la mente dañada por el puñete visual llegué hasta el Caruso, donde la dueña me dejó tomar unas piscolitas en la barra antes de cerrar. Después seguí al Cinzano y me encontré con Papito, quien me relató su distorsionado matrimonio en la Ex Cárcel con su simpática esposa Natacha.
De regalo de bodas les invité un botellón del bueno y una chorrillana y la noche seguía su ritmo musical y distorsionado.

A la mesa que habíamos armado unas cuatro personas se sumó un faunesco lote. Viejos, autoridades del Gobierno Regional, poetas y uno que otro loco, se sentaron en las sillas y bebieron de las botellas de tinto que tuve que pagar por un arranque de desprendimiento económico que me tendrá por unas semanas tomando tecito puro.
Durante la noche seguí pensando en la película "Old Boy" y en la venganza. Fui al baño de la tanguería y me encontré con mi reflejo en el espejo. Mis labios estaban negros, al igual que mis dientes y mi lengua.
El vino había actuado como un tatuador temporal en mi rostro y el agua logró desteñir las marcas exteriores, pero no las interiores.
Alguien dijo: "¡Vamos al Máscara!", pero todo estaba cerrado y sólo quedaba irse a la cama a soñar con utópicas venganzas y con un desierto gigante que pronto saldré a conquistar.

ajenjoverde@hotmail.com

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