
Por Ajenjo
El periodista René Chevasco, alias El Chivi, quien es melómano y amigo personal, escribió que el último disco del cantante porteño Chinoy, "Que salgan los dragones" es "puro placer melódico" y que "a quien no le sale una lágrima con la canción Klara, tiene el corazón muerto".
He escuchado mucho hablar de Chinoy, sin embargo, jamás había asistido a un recital y tuve esta semana la buena ocurrencia de aparecerme en el completero local Danubio, donde el trovador se lanzó unos temas.
Antes me empipé unos rones en mi bar de siempre y con un suave daño cerebral avancé por la calle Esmeralda junto a mi novia y mi brother.
El Danubio estaba repleto y no cabían ni las moscas. Llegué a la barra donde el dueño me saludó y le pedí un ron con cocacolita para seguir cantando la misma música.
A las 10.30 llegó Chinoy con su guitarra en la mano, atravesó el local, preparó el sonido -que se cayó varias veces- y cuando estuvo todo listo se largó a cantar.
Sentado en el suelo seguía pidiendo vasos de ron, mientras el cantante hipnotizaba al público con una canción que como coro nombraba la palabra pan varias veces.
A veces el sonido guateaba y Chinoy se quedaba cantando en voz baja, mientras la gente coreaba de memoria sus temas.
Pensé en Calamaro y en Silvio Rodríguez, pensé en cuando escribía poesía y creía que podía cambiar el mundo con cuatro palabras, pensé en la mujer que amo y en los miedos que tengo, pensé en mi hijo corriendo por un cerro y pensé que necesitaba más ron en mis venas.
Al final salí a la extraña lluvia de noviembre, convertido en otro de los cientos fans de Chinoy.