8.17.2007

Expulsan a hincha evertoniano del Bar Cinzano


A mi padre

VALPARAÍSO, (Agencias).- Un apasionado hincha del populoso equipo de Everton de Viña del Mar fue expulsado a la fuerza por los garzones del Bar Restaurante Cinzano, luego de provocar un confuso incidente que terminó con todos los protagonistas sanos y salvos y bebiendo en la barra del local.
El hecho ocurrió en la madrugada del sábado pasado, cuando el hincha oro y cielo, identificado sólo con el seudónimo de Ajenjo, se encontraba con su hermosa novia bebiendo, según su propia versión, "una rica piscolita servida por mi querido barman Rodolfo, uno de los mejores del Puerto".
Mientras el dulce trago corría por su garganta el cantante Alberto Palacios, sacando fuerzas de flaqueza e incentivado por el público, comenzó a cantar el himno del equipo Santiago Wanderers.
Como es la tradición en ese boliche de Valparaíso, los garzones también agarraron el micrófono y comenzaron a entonar estrofas al equipo de sus amores. Al terminar la canción dedicada al cuadro verde uno de los garzones, a todo pulmón, se lanzó el tradicional grito de guerra: ¡Ese a ene...!, y la gente del local, impulsada por las bebidas alcohólicas consumidas con generosidad, respondió: "San...".
El parroquiano Ajenjo, apoyado en la barra, no soportó estar rodeado de hinchas wanderinos, y en un acto de arrojo sin parangón, emitió el grito de su equipo: "Ever for ever... ". Grande fue su sorpresa cuando nadie del local le respondió, teniendo que terminar el grito en la más completa soledad, pero siempre guardando su postura y gallardía.
"Fue en ese momento que uno de los mozos, motivado por la silbatina generalizada adentro del bar, me sacó a la fuerza del recinto, mientras algunos de los parroquianos ponían cara de asombrados y otros, simplemente, aplaudían la extrema decisión", declaró el afectado.
Después de permanecer sólo algunos segundos afuera del Cinzano, Ajenjo retornó a buscar a su novia, percatándose que uno de los garzones, en una posición bastante romántica, conversaba en la barra del bar. Pensando que la situación pasaría de anecdótica a policial, el expulsado hincha fue recibido con risas y abrazos y una nueva piscola llegó a sus manos.
La noche se cerró con fuertes abrazos entre los wanderinos y el hincha del Everton, quien fue felicitado por su valentía y arrojo al gritar, en pleno reducto verde, por el equipo de su niñez.



ajenjoverde@hotmail.com

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