
Por Ajenjo
El dueño del bar Cinzano me envió un correo electrónico donde me dejaba claramente especificado que su vino con frutilla jamás se ha fabricado con licor de garrafa y que estaba un tanto sentido y enojado por la polémica crónica publicada hace un par de semanas.
El bar Cinzano debe ser uno de los más míticos y poderosos de Valparaíso y jamás fue mi intención desprestigiar a todo ese gran equipo humano que por años me han servido los mejores vodka naranja (con jugo natural) y suculentas parrilladas.
Todo fue un gran enredo que ya está subsanado ¡y que viva el Cinzano y todos sus cantantes!
Pensando en estos líos y confusiones tomé una micro hacia el puerto de San Antonio, que por esos azares de la vida jamás había conocido.
La obra de teatro del gran Andrés Pérez, “La Negra Ester”, había creado una imagen fuerte en mi cerebro, que estaba basada en prostitutas y travestis bastante caricaturescos.
Me bajé en la plaza principal, donde un payaso me recibió de golpe y me dijo: “Buenas tardes, señor ministro, lamentablemente no hemos terminado la construcción del casino, pero le aseguro que en unos meses más las obras estarán listas”.
Le di 200 pesos al gracioso payaso callejero y avancé hacia el puerto, en busca de una picada para comer.
Mucho público engullía ceviches en potes plásticos, sin embargo el olor que estaba en el aire no me invitaba a degustar nada.
Una de las imágenes más tremendas que pude ver fue a una mujer que le daba cabezas de pescado a unos gigantescos pelícanos, mientras un lobo marino con su gran cabeza y colmillos la miraba a punto de comerle todo el brazo. Era un loco zoológico marino.
“¡Que distorsionado!”, pensé, mientras entraba a “Donde Juanito”, una típica picada costera, donde me serví una empanada de macha queso y una pescada frita con ensalada, con varios botellines de cerveza. La atención, el precio y el servicio fueron excelentes. ¿Por qué en la Caleta Portales los precios son tan elevados para los mismos platos? ¿Cuál es la gran diferencia?
Sinceramente, creo que San Antonio es una urbe bastante rara, pero que ha logrado crear en su costa una franja gastronómica que invita, por su variedad y precios, a ingresar a sus picadas a comer y pasarlo bien. Eso sí, tenga cuidado con los animales salvajes que circulan por el agua las rocas y los cielos.
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