Los textos de "El fondo tiene un vaso" han sido y se siguen publicando en el diario "La Estrella de Valparaíso" (www.estrellavalpo.cl) todos los viernes y consisten en una crónica urbana, personal y literaria de la actual bohemia de este puerto chileno. En el periódico se editan bajo el título de "Crónicas de Medianoche". Se publican hace nueve años.
11.21.2012
Viudo de invierno
Por Ajenjo
Durante el pasado fin de semana largome tocó trabajar todos los días, lo que motivó a mi mujer a emigrar, junto a mi hija a Santiago, dejándome solo como un dedo y en un estado de “viudo de invierno”.
Una noche recibí la llamada de mi brother, quien se encontraba en la misma situación.Me dijo que estaría tomándose unos tragos en el bar Ritual, ubicado en AlmiranteMontt.
Fue así como llegué a ese pequeño y tradicional local, que tiene a esa mujer de mosaicos en su barra. Pedí un vodka yme dijeron que se había acabado, pero mi alcohólicamente no se desesperó y opté por el ya conocido roncito con coca cola. El local es bastante agradable y cómodo e invita a la buena conversa. Esa noche había un show, donde un cantante, de unos 70 años aproximadamente, entonaba temas clásicos que pasaban desde tangos tradicionales hasta temas de Frank Sinatra.
El artista colocaba una pista y se lanzaba con un tremendo vozarrón, sacando los aplausos de los parroquianos.
Nunca he sido un cliente asiduo de este bar. He pasado un par de veces en mi vida, pero me gusta su
onda de amistad honesta.
Mi brother estaba obsesionado en continuar la parranda en La Piedra Feliz.Yo traté de detenerlo, pero fracasé. Fue así como tuve que pagar 8 lucas por la entrada, que incluía un trago. Este local
tampoco es mi parroquia. En la parte de abajo el promedio de edad eran señores y señoras de 45 años,
que escuchaban rock clásico por los parlantes y bebían mientras se reían de sus historias. Algo personal me pasa que no encajo en este lugar, por más empeño y trago que le ponga. Pero bueno, la libertad individual me permitió, a los diez minutos de haber llegado, sacar las alas y partir a un cumpleaños al Cívico, ubicado al lado del irlandés cervecero.
Ahí me esperaban varios periodistas, con los que batimos la lengua por horas. Un mozo me dijo que, como yo era parte del cumpleaños,me podía vender dos cortos de ron y una bebida en 3.500 pesos (onda subsidio). Le dije que sí altiro y me tomé dos ofertas, que (sumado a lo que ya había ingerido) me dejaron bastante dañado. Al otro día terminé, junto a mi brother, desintoxicándome en los Baños Turcos y comiéndome una empanada de pino y otra de marisco en Las Famosas y esperando que mi mujer y mi hermosa hija volvieran rápidamente para regalonear.
¿Me creen?
ajenjoverde@hotmail.com
Las mejores costillitas de mi vida
Por Ajenjo
Siempre he sido un fanático de las costillas de chancho asadas.Mi padre las hacía regularmente los fines de semana y yo dejaba los huesitos sin nada de carne en el plato. ¡Llegaban a brillar!
Hace algunos meses nos fuimos con los brother a un asado en una casa en las parcelas orgánicas de San Pedro, cerca de Quillota.Mi amigo oftalmólogo se mandó unas costillas de lujo, que las había comprado en la chanchería San Marcos, de calle Rodríguez. Explicaba que el secreto era asar muylento la carne y a una buena altura del fuego. “Se tienen que dorar”, sentenció y nos
mandamos un plato que nos llegó a sacar lágrimas de felicidad y que bajamos con una buena dosis de
tintolio.
Mi mismo brother me dijo que las mejores costillas estaban en un restaurante llamado RubyTuesday que está en las inmediaciones de la Avenida San Martín enViña. Junto con todo el familión y otros amigos partimos el sábado pasado a conocer esas famosas costillas y tengo que decir que son las más ricas (y caras) que me he comido en toda mi agitada vida. La carne, de una blandura y sabor potente, se salía solita del hueso. El plato venía acompañado de alitas de pollo con una salsa hot que me dejó con la boca anestesiada ¡Qué delicia!Al parecer el secreto de estas costillitas es que las dejan cocinar por muchas, muchas, muchas horas.
Con mi brother nosmandamos una cerveza, una botella de vino y rematamos con un pequeño ron.
Nos fuimos caminando y bastante chispeados hasta una feria de diseño en la Avenida Libertad, que estaba más aburrida que bailar con la hermana.
La lección final es que en gastronomía lo que se hace lento y con calma fijo que queda rico.
ajenjoverde@hotmail.com
¿Cuándo uno es alcohólico?
Por Ajenjo
Este país es de gente curada.
Desde que uno es chico que observa como la parentela se reúne a beber cerveza, vino y licores fuertes y todos la pasan bien hasta que algún tío se saca la cresta, se pone cuático, habla estupideces o vomita.
Hace poco me encontré con un amigo de la universidad y recordábamos, tomando un trago en un bar, que muchas veces no entrábamos a clases y nos íbamos a chupar a las escaleras o al cementerio de Recreo, enViña del Mar.
El diálogo era el siguiente (nueve de la mañana): “¿Alguien va a entrar a la clase de inglés?”. Tres o cuatro destacados alumnos movían sus cabezas en forma negativa y partíamos a comprar cervezas a una botillería.A las doce del día el asunto continuaba con un ron Caribean (de 450 pesos) y Coca Cola.
Si no había plata (ya que se ocupaba el dinero para las fotocopias y la micro) se mezclaba el licor con jugo en polvo.Todo un elixir neuronal.
Los mismos compañeros que tomaban casi todos los días en la universidad, son los que actualmente continúan bebiendo como cosacos en su vida diaria. La mayoría vive normalmente. Tienen sus trabajos, una que otra separació nmatrimonial, hijos y problemas como todos. Casi ninguno ha ido al siquiatra y no ingieren pastillas para eliminar los caldos de cabeza.Todo se soluciona con un buen ron.
Repito: este país es de gente curada.
Pero, ¿cuándo uno es alcohólico? Muchos dicen que cuando se pierde todo: la mujer, los niños, el trabajo, los amigos y la dignidad.Otros teorizan con la cantidad de lo que se toma.Todos los días y estás frito.También te preguntan: ¿tomas solo? Si respondes afirmativamente, estás en problemas.
Desconozco porqué algunos salimos más buenos para tomar que otros.Dirán que tenemos trancas ocultas o que queremos olvidar algo traumático.No lo sé. Cuando los licores entran a mi cuerpo y a mi cerebro, me siento más feliz, más buena onda. Las cosas que me preocupaban se disuelven y parecen no tener importancia. Surge la risa fácil y la conversa profunda.Uno se relaja y se siente
contento.
¿Y qué pasa si uno llega a un evento en una casa o local y no le ofrecen trago?
Yo opto por retirarme.
ajenjoverde@hotmail.com
En busca de la empanada perdida
Por Ajenjo
Voy con mi santa y hermosa esposa a buscar a unos amigos santiaguinos al terminal de buses de Valparaíso, en un soleado día invernal. ¿Adónde los llevamos a comer empanadas?, fue la gran duda que nos inundó la cabeza de machas, ostiones, camarones y mucho queso.
Una de las alternativas fue el restaurante que está ubicado en el Muelle Barón, donde lo único bueno que me he comido ahí han sido las empanadas. Pero como el “cara de gallo”estaba en su máximo esplendor decidimos partir a Cochoa, a buscar las delicias de un local ubicado al frente de la playa, donde desde hace decenas de años voy en búsqueda de esos ricos manjares.
Nos fuimos por Gómez Carreño, ya que nos habían advertido que el caminoViña-Reñaca está lleno de desvíos y trabajos, que están provocando un taco descomunal.Al llegar a Cochoa nos encontramos que el restaurante D’Lamari estaba cerrado, sin ninguna explicación: ¡Plop!
Rápidamente alguien gritó ¡a Las Deliciosas de Concón! Fue así como emprendimos rumbo a la ciudad costera para comer esas ricas camarón queso. Fuerte fue nuestra impresión cuando el tradicional local estaba con un cartel que decía: “cerrado por vacaciones”.
Ya no sabíamos qué hacer. La baba ya se nos caía de hambre y terminamos en La Perla del Pacífico, sentados al aire libre, frente a la señora que fríe las empanadas. Yo me comí dos de mariscos, una camarón queso y una loco queso.Quedé peinado para atrás, tocando batería y con el ombligo parado. Las de mariscos eran gorditas y traían de todo. Las de macha se deshacían en la boca. Las de loco estaba un poco secas, por lo tanto tuve que bajarme tres cervezas para despejar el guargüero.
Después caminamos por la playa, mientras comentábamos lo complicado en que se había transformado poder comprar unas empanadas y disfrutar del sol invernal frente al mar.
Yo estoy decidido a aprender a cocinar empanadas.
Ahora estoy comprando la masa que venden en los supermercados y las mezclo con camarón y queso.Mi mayor deseo es poder hacer una masa delgada, crujiente y sabrosa y que el relleno tenga ese queso lechoso y los productos del mar sean frescos.
¡Qué cosa más rica!
7.20.2012
Rock and roll y lluvia
Por Ajenjo
Una pareja de amigos santiaguinos llega a mi casa para conocer a mi hija. Les tengo que decir que la pequeña, junto a su madre, se fueron a la capital y que se conformarán sólo con mi entretenida presencia.
Nos bajamos varias latas de cerveza, mientras una suave llovizna caía sobre la ciudad. Descendimos hasta el Moneda de Oro, donde me tomé un ron, y continuamos hasta llegar a La Cantera, donde se desarrollaría un festival de rock.
Al parecer llegamos muy temprano ya que no había mucho público. Nos cobraron mil pesos la entrada y compramos botellones de litro de cerveza. La pareja de santiaguinos estaba impactada con el lugar, que es una antigua bodega de ladrillos.
Nos bajamos varias latas de cerveza, mientras una suave llovizna caía sobre la ciudad. Descendimos hasta el Moneda de Oro, donde me tomé un ron, y continuamos hasta llegar a La Cantera, donde se desarrollaría un festival de rock.
Al parecer llegamos muy temprano ya que no había mucho público. Nos cobraron mil pesos la entrada y compramos botellones de litro de cerveza. La pareja de santiaguinos estaba impactada con el lugar, que es una antigua bodega de ladrillos.
Nos sentamos en unos viejos sillones, al lado de la mesa de sonido, mientras seguíamos bebiendo la cervecita. El primer grupo que salió a tocar era hardcore. El vocalista aullaba como si le estuvieran quemando los...dedos de los pies.
Éramos como 20 personas las que observábamos el show. De repente alguien del público, al parecer un amigo, le quitó el micrófono y se puso a aullar lo mismo.Todo era inentendible
y cuático.
En un segundo divisé a la integrante femenina de Fatiga de Material.Me acerqué y chachareamos un poco, pero se fue rápidamente. Estaba como ocupada. Fui a ver amis amigos.Mi brother dormía profundamente con la cabeza apoyada en un parlante. Estaba botando el estrés santiaguino.Yo seguía empinando botellones de cerveza. Llegó más gente al recinto.
Como a las 2 de lamañana nos fuimos sin escuchar a la mitad de los grupos anunciados en el afiche. Llovía como si el mundo se fuera a acabar. Lanzaban baldes del cielo y nosotros los recibíamos. Llamé un taxi que nos fue a buscar cerca de la Plaza Echaurren y nos bajamos en la Subida Ecuador, donde nos comimos unos sanbiruches para matar el terrible bajón de hambre.
Llegamos a la casa mojados como diuca y al otro día bajamos en busca de unas cazuelas.Yo me empecé a sentir mal y me di cuenta que la mojada aventura de la noche se transformaría en un maldito resfrío.
Ahora recién me estoy recuperando y ya me preparo para el recital llamado Marginalia.
Éramos como 20 personas las que observábamos el show. De repente alguien del público, al parecer un amigo, le quitó el micrófono y se puso a aullar lo mismo.Todo era inentendible
y cuático.
En un segundo divisé a la integrante femenina de Fatiga de Material.Me acerqué y chachareamos un poco, pero se fue rápidamente. Estaba como ocupada. Fui a ver amis amigos.Mi brother dormía profundamente con la cabeza apoyada en un parlante. Estaba botando el estrés santiaguino.Yo seguía empinando botellones de cerveza. Llegó más gente al recinto.
Como a las 2 de lamañana nos fuimos sin escuchar a la mitad de los grupos anunciados en el afiche. Llovía como si el mundo se fuera a acabar. Lanzaban baldes del cielo y nosotros los recibíamos. Llamé un taxi que nos fue a buscar cerca de la Plaza Echaurren y nos bajamos en la Subida Ecuador, donde nos comimos unos sanbiruches para matar el terrible bajón de hambre.
Llegamos a la casa mojados como diuca y al otro día bajamos en busca de unas cazuelas.Yo me empecé a sentir mal y me di cuenta que la mojada aventura de la noche se transformaría en un maldito resfrío.
Ahora recién me estoy recuperando y ya me preparo para el recital llamado Marginalia.
Ojalá no llueva.
Mi papá era cuático
Por Ajenjo
Mi padre murió hace muchos años y los recuerdos que tengo son cuáticos, ya que él era una persona bastante especial y que, con la educación que nos entregó, formó un hijo diputado, otro periodista y un tatuador en Brasil.
¿Cómo tanta diversidad entre los hermanos?
Mi padre era especialista en educación. Estudiaba las formas con que el cerebro lograba contener la información y se metió en el mundo de la computación mucho antes que la mayoría de las personas.A mi hermano mayor lo sometía a procesos de lectura desde muy niño.Yo me escondía debajo de la cama y escuchaba relatos de JulioVerne, de Salgari y hasta de Isaac Asimov. Mi mente volaba con todo eso, pero lo percibía de pasada, no directamente.
Mi padre se tuvo que ir del país el año 1973 y terminamos todos viviendo enVenezuela. Ahí creó, junto a otros chilenos, la Universidad Nacional Abierta, que fue el primer centro de educación a distancia en ese país. Casi se convierte en rector, pero tuvimos que volver al oscuro Chile de los ‘80.
Mi padre a veces perdía los estribos y nos pegaba. A mí me golpeó varias veces porque mentía.Una vez inventé que a mi hermano lo había atropellado un camión. Mi madre cayó en la histeria y a mí
me cayó un puño sobre la espalda.
Mi padre identificaba las cualidades de sus hijos y las trabajaba. Se dio cuenta que yo era medio artista y me metió a un taller de teatro con el León Mauricio. Montamos la obra “Pinocho”(yo era el
protagonista) en el ya desaparecido Cine Olimpo deViña del Mar, en el segundo piso. Hacíamos matiné todos los domingos y el recinto se llenaba. Mi papá fue a todas las funciones y lo vi emocionarse.
Mi padre era bueno para el copete.Todas las noches se tomaba dos o treswiscolas (que yo le preparaba).A finales de mes el trago mutaba a piscola. Le encantaba beber vino con los amigos y pasarlo bien (cosa que heredé).
Mi padre era exigente con las notas del colegio. Si yo tenía números rojos tiritaba cuando tenía que llevarle la papeleta celeste o amarilla (del Seminario San Rafael). Me castigaba duro cuando fracasaba intelectualmente.
Mi padre me dio miedo muchas veces y eso opacaba el amor que podía sentir por él, pero al final siempre lo admiré.
Para un cumpleañosme dejó la primera edición de “American Psycho”en la cama y yo quedé para adentro.
La única vez que vi llorar ami padre fue cuando murió su madre, mi abuelita Ana. Nos abrazamos tan fuerte que nunca más olvidé ese dolor. Ese mismo dolor heavymetal que sentí cuando él murió.
ajenjoverde@hotmail.com
Una constante en mi vida: los cactus
Por Ajenjo
Los cactus son plantas raras, cuáticas, que muchas personas encuentran feas y peligrosas. Personalmente, y sin quererlo, han sido el integrante del mundo vegetal que más me ha acompañado en mi distorsionada vida y he podido establecer una peculiar conexión con ellos que muchas veces ha sido sangrienta, romántica y espacial.
Una de mis primeras experiencias con los cactus fue con los scout del Instituto Rafael Ariztía, en Quillota. Estábamos en un fundo cerca del sector de Colbún oTalca (no tengo claridad ya que han pasado decenas de años) y veníamos de una larga caminata de dos días. De pronto me paré al costado del camino (como la canción de Fito Páez) y me caí directamente a un gran cactus. Alcancé a poner el brazo y las agujas se clavaron en la piel y músculos como si fueran un jabón. Mis amigos me sacaron
y me llevaron rápidamente hasta el campamento central, donde un hermano marista, con una gigantesca lupa, me sacó una por una las espinas y me entablilló el brazo por si las moscas.
Años después, en un loco viaje aMéxico, junto a una chilena artista del grabado, visité una comunidad de los indios huicholes, en la ciudad de Real de 14. Observé como tomaban peyote, un pequeño cactus alucinógeno, y el mundo se les convertía en un caleidoscopio lleno de locura y verdad.
Cuando nació mi primer hijo me regalaron un pequeño cactus del tipo San Pedro y lo cuidé por 11 años. Creció dos metros ymedio y tuve que dejarlo abandonado en un patio, en mi última mudanza, con un gran dolor en el corazón. Estaba como traicionándolo.
Una de mis primeras experiencias con los cactus fue con los scout del Instituto Rafael Ariztía, en Quillota. Estábamos en un fundo cerca del sector de Colbún oTalca (no tengo claridad ya que han pasado decenas de años) y veníamos de una larga caminata de dos días. De pronto me paré al costado del camino (como la canción de Fito Páez) y me caí directamente a un gran cactus. Alcancé a poner el brazo y las agujas se clavaron en la piel y músculos como si fueran un jabón. Mis amigos me sacaron
y me llevaron rápidamente hasta el campamento central, donde un hermano marista, con una gigantesca lupa, me sacó una por una las espinas y me entablilló el brazo por si las moscas.
Años después, en un loco viaje aMéxico, junto a una chilena artista del grabado, visité una comunidad de los indios huicholes, en la ciudad de Real de 14. Observé como tomaban peyote, un pequeño cactus alucinógeno, y el mundo se les convertía en un caleidoscopio lleno de locura y verdad.
Cuando nació mi primer hijo me regalaron un pequeño cactus del tipo San Pedro y lo cuidé por 11 años. Creció dos metros ymedio y tuve que dejarlo abandonado en un patio, en mi última mudanza, con un gran dolor en el corazón. Estaba como traicionándolo.
Ahora queme compré una casa me encontré en el patio con más de 12 tipos de cactus diferentes. La antigua propietaria los amaba y hay de todos los portes, incluso uno gigantesco. En el último partido de la selección chilena, emocionado por los goles y el ron, salí al patio y me agaché para observar algo en la tierra. Al levantarme una espina se clavó en mi cabeza, haciéndome una pequeña herida que sangró por algunos segundos. Mis amigos me dijeron que tenía que cortar ese tremendo árbol lleno de peligrosas púas. Creo que, por mis hijos, tendré que hacerlo, pero me dará mucha tristeza podar el tremendo ser verde.
Creo queme gustan los cactus porque son raros, como yo.
En el paraíso de los freak
Por Ajenjo
Una señora canosa, de 50 años aproximadamente, está vestida como un Jedi de la Guerra de las Galaxias. A su lado un grupo de amigos está uniformado como los actores de la serie Star Treek. Por mi lado pasa Mistique, la bella mutante de los X Men y quedo con la boca abierta, incluso un poco de baba se me cae al suelo. Más allá los socios del Guasón conversan con El Comediante, deWatchmen.
En el baño está Flash, que ocupa un urinario al lado de un carabinero de uniforme. Afuera Wilma y Dafne,de la serie Scooby Doo, se comen un completo y toman bebidas.
¿Qué es esto?, se puede preguntar un lector desprevenido. ¿Serán visiones de un deliriums tremens provocado por la excesiva ingesta de alcohol del autor de esta crónica?
¿Serán más mentiras?
No. Se trata del evento llamado Concomics, que el fin de semana se desarrolló en la Estación Mapocho, en Santiago y que pude visitar motivado por mi hijo de once años de edad.
Se trata de la reunión más grande de los fanáticos de las revistas de comic, de las series de televisión, de las películas y especialmente de los superhéroes.
La cuarta partedel público estaba disfrazado, con trajes terriblemente pulentos y que motivaban a los no disfrazados a sacarse fotos. Eso era todo un acto de orgullo y mi hijo pudo inmortalizarse al lado de sus personajes favoritos.
Lo más freak que pude ver fue un tipo que estaba vestido en las piernas con un traje de soldado imperial de La Guerra de las Galaxias. Arriba tenía una polera de Superman y llevaba la chaquetilla de Freddy Mercury, el vocalista de Queen. La mezcla era rarísima y en un momento empezó a sonar por los parlantes una canción del grupo británico, y el tipo se volvió loco y empezó a bailar como un enajenado. Mi sobrino, que nos acompañaba, me dijo, “debe estar drogado”. Le contesté: “Las drogas no son
tan potentes, el tipo está rayadísimo”.
Estuvimos másde cuatro horas caminando y asombrándonos
en el recinto. Entramosa una carpa de los seguidores de Los Archivos Secretos X y pudimos operar a un marciano, onda Rosewell.
Personalmente encontré espectacular todo el show y lo mejor de todo es que lo disfrute sin tomarme ninguna copita de licor, ¡ni siquiera una cerveza chica!
Y eso es todo un logro personal, ya que a veces creo que la vida sólo puede ser entretenida a través del vidrio de una botella.
ajenjoverde@hotmail.com
7.01.2012
El día en que conocí al mítico OrlandoWalter Muñoz
Por Ajenjo
Partí el viernes pasado a ver el documental “Pena de muerte”, del cineasta Tevo Díaz, que estaba programado en el Centro Cultural Ex Cárcel deValparaíso. Me compré mi petaquita de ron y mi bebida de medio litro, las camuflé piolamente y subí por Cumming, en dirección a esa antigua prisión. Cuando llegué me encontré con muchos amigos, que eran protagonistas del documental sobre los sicópatas deViña del Mar, que dejaron marcado con fuego a toda una generación, entre los cuales me incluyo.
El asunto es que uno de mis brother me presenta a OrlandoWalterMuñoz, a quien personalmente lo considero todo un ídolo del periodismo nacional, una especie de mito viviente, un hombre secreto, clandestino, que sólo había entrevistado en forma telefónica y que siempre he admirado desde todo punto de vista.Un escritor con una pluma maravillosa, que profundiza hasta herir, sin dejar lágrimas.Un adicto al cine. En el fondo, un superhéroe de las letras chilenas, autor de la letra de la primera canción de rock del país y de cientos de artículos que te dejan peinado para atrás, tocando
batería y mirándote el ombligo.
Inmediatamente le metí conversa. En un momento quería confirmar si verdaderamente me encontraba
junto a él y le pregunté: ¿Cuál es su nombre? El me contesto: soy Felipe Camiroaga.
Me senté junto a Orlando Walter y comencé el trasvasije de mi bendito licor.No se si él se dio cuenta, pero era un tema que no le interesaba mucho.Vimos el documental y después nos separamos en el cóctel. En un momento me llamó mi bella esposa y me dijo las palabras mágicas “es hora de que estés en la casa”. Miré a mis brother y ellos también comenzaban su descenso desde la ex cárcel, hasta el plan deValparaíso.
Fue así como menfui con OrlandoWalter conversando hacia tierra firme. Le dije que a la película le faltó la recreación de una violación, pero que esa era difícil de llevarlo a la pantalla grande.Me nombró una cinta, que al parecer tenía un bestial ultraje, pero que ahora mis alcohólicas neuronas no lo recuerdan. Entre conversa y conversa,OrlandoWalter se cayó de bruces al pavimento y quedó estirado, cuan largo es. En cuestión de segundos lo levanté y seguimos charlando, como si nada hubiera pasado. Al final nos despedimos y yo tenía la certeza de que sería una de las pocas veces que estaría al lado de este superhéroe de las letras chilenas. ¡Larga vida DonOrlandoWalter y salga a tomarse una copita con sus amigos de vez en cuando!
ajenjoverde@hotmail.com
6.22.2012
Charly García: El inmortal
Por Ajenjo
El primer recital de rock que fui en mi vida fue el de Charly García con Celeste Carballo en el Valparaíso Sporting Club. Corría el año 1986 y las autoridades viñamarinas, de ese tiempo, le negaron el estadio Sausalito. El argentino terminó tocando “Demoliendo hoteles”, enmedio de nuestros gritos. Los colados entraban por todos lados y los carabineros, montados a caballo, los perseguían por el recinto.
Fue una de las primeras veces que vi gente fumando marihuana y me asusté. Fue un recital tremendo, poderoso y quedé para siempre con la imagen del hombre del bigote albinegro tatuada en mis neuronas auditivas. Años antes había ingresado a Chile y se había encadenado en el antiguo CongresoNacional, en Santiago, en contra dela dictadura militar de Pinochet.
Muy pocas personas supieron esto y sólo salió publicado en la ya desaparecida revista
La Bicicleta. Es que Charly siempre fue cuático y aunque no“quería vestirse de rojo” sus
temas siempre fueron políticos y con mucho poder social.
De ahí para adelante seguí a Charly a todos lados. En un recital de Sandra Mianovich en el Festival de Olmué, en la década del 90, un músico argentino me aseguró que ya estaba listo para morir y que todos esperaban su suicidio o su sobredosis final.Nada de eso pasó.
Después asistí a un Ritoque Beach Party, donde llegó en remplazo del hijo de BobMarley. Quedé peinado para atrás con su energía.
Aquí enValparaíso lo vi tocar en el desaparecido pub The House of Rock. Fue un recital sorpresa, con Charly tocando el piano con una botella de Jack Daniel, que la bebía en forma compulsiva. Fue más que intenso.
Después pude escuchar su show en la QuintaVergara, cuando su guitarristaMaría todavía estaba viva. Salió en silla de ruedas y quedó el falso rumor que se había hecho caca en el camarín. ¡Puras estupideces!
Ahora viene a Chile a celebrar sus 60 años. Dicen que comienza el recital con sus temas de Sui Generis y termina con su último disco. Dicen que son cuatro horas y que el polémico cantante ya dejó todos sus vicios de lado y ahora es un dinosaurio ambulante y mítico.
Yo estaré ahí, en el ArenaSantiago, el próximo 24 de mayo, aunque me digan que Charly ya no es Charly. Para mi este cantante es inmortal y pienso reventarme cantando “yo no voy entren,voy en avión”.
¡Aguante CharlyGarcía!
ajenjoverde@hotmail.com
6.18.2012
Cancato porteño
Por Ajenjo
Uno de mis platos preferidos que estoy cocinando en estos tiempos lo he bautizado como“Cancato
porteño”, ya que trato de prepararlo con la mayor cantidad de ingredientes que sean emblemáticos de Valparaíso.
Lo primero que hice fue llamar por teléfono a la chanchería Sethmacher para preguntar si tenían longanizas blancas y rojas. Me dijeron que sí y de remate me llevé un salame y un jamón lomito que me lo comí con palta molida arriba de un pan batido calientito(¡me salieron hasta lágrimas!).
Después compré unos filetes de albacora en los carritos blancos de la calle Pirámide (nunca se si es albacora o tiburón, pero me da lo mismo) y un buen queso en uno de lo snegocios de esa comercial
arteria.
También me aprovisioné con unos pimentones rojos y verdes, cebolla morada, tomates, unos buenos
ajíes y papelmetálico. Les avisé a misamigos y les dije: “lleguen con el puro vinito blanco”.
Fue así como instalé una cama de cortes de longanizas, después la cebolla, el tomate, cortes de pimentones, pedacitos de ají, el filete de pescado, el queso rayado arriba y vamos para el horno. Todo bien enrrolladito en papel metálico.
Mis amigos llegaron con una buena dosis de vinosblancos y el día estuvo exquisito. Eramos seis y destapamos seis botellas. Una por nuca.Todos encontraron exquisito el “Cancato porteño”.
En la noche salimos a ver la luna gigante que habían anunciado,pero nadie vio nada por lo nublado del cielo y de la mente. ¡Es que el vino blanco es de temer!
Bajo el implacable sonido del metal
Por Ajenjo
Una de las herencias artísticas más fuertes que me quedaron de la década de los 80 y 90 fue el gusto por la música extrema, específicamente el thrash, el death, el speed y el heavy metal. Esas baterías ultra rápidas sumado a potentes guitarras y vocalistas con voces de hombres primitivos, me producen un sentimiento de hipnosis cerebral y me llevan a un estado de relajación neuronal que sólo puedo alcanzar con algunos licores.
El asunto es que me fui a meter al Metal Fest en Santiago. E lmega recital había empezado el sábado, pero por un asunto económico y de resistencia física, opté por ir sólo el domingo, para escuchar a Exodus y Kreator, entre otros grupos europeos y americanos.Me acompañaba mi brother, amante de estos ritmos, y antes de ingresar al Movistar Arena, decidimos lanzarnos una parrillada, acompañada de pisco sour, vino tinto y algunas cervezas.
Mi socio había comprado cuatro petacas de minibar para ingresar al recital. Dos de whisky y dos de
ron. Decidimos, mientras viajábamos en el metro, tomarnos las dos escocesas y dejar las pequeñas dosis de ron para el recital.
Para que no se las pillaran se las metió en el zapato y caminaba como el Jorobado de Notre Dame, en medio de mis risas.Todo salió bien.Ya adentro fuimos a una feria de ropa y discos. El stand máspoderoso era el de “Los Ángeles del Infierno”, esa secta de motoristas que nació en Estados Unidos y que tiene sus cultores en Chile. Los loquitos daban miedo por su aspecto rudo y sus barbas.Tenían poleras espectaculares.También había una tienda de ropa de guagua rockera.A mi hija recién nacida le compré un pilucho de diabla, con alas y cola incluidos.
Adentro delMovistar Arena el asunto era terrible de fuerte. En el centro de la cancha se armaba un huracán humano, donde cientos de chascones y pelados giraban a una velocidad extrema.Vi niños de 5 años agitando su cabeza y a dos gordas agarrándose a coscacho limpio.
Los alemanes de Destruction me dejaron con las neuronas al aire libre.Después vino Exodus y Kreator, con un telón de fondo que tenía un gigantesco demonio griego. Habíamos llegado a las 4 de la tarde y ya eran las 2 de la mañana. El cerebro me quedó como una esponja y gracias
a mis tapones para los oídos no quedé definitivamentesordo.
¡Larga vida al rock and roll y al metal más extremo!
ajenjoverde@hotmail.com
6.15.2012
Cambio en el equipo: Salen los marineros y llegan los estudiantes
Por Ajenjo
Debido al nacimiento de mi hija y a la ley de Tolerancia Cero (que a mi no me afecta directamente, pero sí a mis brothers), ha bajado considerablemente la cantidad de alcohol en mi cuerpo, generando que ande por la ciudad más sobrio y despierto, percatándome de muchas situaciones que suceden en este extrañoValparaíso del nuevo milenio.
Iba caminando por afuera del supermercado de Bellavista y me detuve a observar a los vendedores de palta que se colocan en la calle y a quienes siempre les terminó comprando y arrepintiéndome en la casa, ya que la mitad de los productos vienen aporreados y podridos.Uno de los vendedores, un guatón con sus brazos tatuados con símbolos delWanderers y de calaveras, le dice a un gringo: “¿De qué parte delmundo soy tu? El rucio muchacho le responde que de Inglaterra y estira su mano para recibir la bolsa con las negras paltas. El guatón le dice que las inglesas son muybonitas y que si le puede presentar a una de sus amigas. El gringo sonríe como sólo lo hacen los gringos y se retira del lugar.
A pesar de que el Valparaíso de los marineros extranjeros ya es cosa del pasado y de las pinturas de
Ilabaca, la presencia de gente de otros lugares del planeta Tierra sigue siendo una constante. Se fueron los tripulantes y llegaron los estudiantes de intercambio, generando que esta onda multicultural de la ciudad siga viva.
Dicen queValparaíso, y todas las ciudades puerto del mundo, son más tolerantes que las demás urbes. El convivir con gente de otras nacionalidades y razas amplia lamente.Aquí ya es una tradición ver grupos de hermosas rubias, de metro ochenta, que se pasean riéndose, mientras la masa de porteños las mira con una cara de asombro y lujuria.
Muchos quedan enganchados con esta ciudad y vuelven, después de terminar sus estudios, a trabajar y vivir. Ellos seguramente ven algo que nosotros no vemos y miran más allá de la caca de perro en las veredas, la basura acumulada en las esquinas y las paredes llenas de firmas de graffiteros raperos. Me da la sensación que los gringos que se quedan pegados conValparaíso ven honestidad, transparencia, humildad y mucho humor en sus habitantes. Algo que seguramente, en sus frías ciudades europeas o norteamericanas, no encuentran.
ajenjoverde@hotmail.com
Entre el poeta Moro y los Fiskales
Por Ajenjo
“Dicen que los nazis son muchos, pero nosotros somos muchos más y les vamos a dar la tremenda pelea a esos (garabatos)...”, grita con toda su fuerza Alvaro España, vocalista de los Fiskales Ad-hoc, grupo punk que hace una semana reventó el Bar La Aduana en un recital donde terminé más loco que una cabra.
Antes de llegar a ese concierto fui al Salón Rojo de la Piedra Feliz, donde el poeta Enrique Moro lanzó su último libro de poesía.A este escritor lo conozco desde que estudiaba filosofía, en 1988, en la facultad de la Universidad Católica, que quedaba detrás de la QuintaVergara.
Fue ahí donde, por primera vez, lo vi recitar sus textos siempre cargados de humor, mal amor y política contingente. Me pareció un tipo poderoso y después me lo encontré en su desaparecido bar llamado Emile Dubois (el santo asesino). Ahí le regalé mis libros y comenzamos una amistad donde el vino siempre ha tenido un protagonismo principal.
Me lancé dos piscolas en cuestión de segundos dentro del local, mientras escuchaba los poemas del Moro, que él calificó como“hediondos de malos y ojalá los críticos me despedacen”. A mi me parecieron buenos, sencillos y que reflejaban la intensa vida de este agitador cultural deValparaíso. Después partí al recital con mi brother amante de la música extrema. Dos gorilones rapados y vestidos de negro controlaban la puerta. La entrada tenía el rostro de Piñera y costaba cuatro luquitas.
Cuando llegamos estaba tocando el grupo Púa, que lidera el guitarrista Fish de Floripondio. El público, ya convertido en mono, se azotaba como loco en ese gran ritual de golpes llamado pogo o slam. Dicen que lo inventó Syd Vicious, de los Sex Pistols. Ahora, bajo el prisma de los 40 años, ver ese espectáculo es impresionante.
Después salieron los Fiskales y dejaron la patá. A su vocalista lo conocí hace muchos años, cuando se lo llevaron preso desde el escenario de la QuintaVergara, en un recital de beneficio. ¡Quedó la cagá!
Ahí le regalamos una revista que hacíamos con los periodistas René Cevasco y Leonardo Palacios, pero eso ya es otra historia.
Me tomé como 20 vodkas y tres cervezas y quedé mal, muy mal. Llegué a la casa con el piloto automático y mi muje rme esperaba con el uslero y una cara terrible. Casi duermo junto al perro en el patio, pero al final todo se solucionó. ¡Menos mal!
ajenjoverde@hotmail.com
Espíritu Santo: Mucha gastronomía y pocas nueces
Por Ajenjo
Cuando uno tiene un hijo recién nacido necesita urgente
buscar ciertos espacios para reencontrarse con su pareja y tener momentos de
intimidad, donde la conversa y los recuerdos se hacen ultra necesarios para
seguir caminando.
Con mi bella esposa decidimos salir a conocer el ultra
taquilla restaurante Espíritu Santo, que está en boca de todos debido al premio
que le otorgó el Círculo de Cronistas Gastronómicos de Chile, quienes lo
calificaron como el mejor lugar de regiones para comer.
Investigando por ahí y por allá me di cuenta que el premiado
chef era el mismo que hace años montó el Apolo 77, donde con mi brother médico
nos comimos unos ostiones a la parrilla que jamás pudimos olvidar por lo
sabroso de su preparación.
Ahora está trabajando en la taquilla hostería Espíritu
Santo, en el cerro Bellavista, y reservé una mesa para la noche del Viernes
Santo. Me encontré con un lugar muy hermoso, blanco, con un mobiliario moderno,
donde destacaba una escultura de corchos y alambres que me encantaría para mi
casa.
De entrada me comí unas mollejas de ternera. Estaban
espectaculares, se partían con el tenedor y se dispersaban en la boca en una
gran fiesta. Para beber pedí un vino blanco sour. Ese trago tenía el nombre de
una persona, al parecer el dueño de la viña desde donde provenía el mosto. De
segundo me mandé un pescado de roca y mi señora unos cortes de pato.
Hay que ser claros: esos platos han sido uno de los más
ricos que he probado en Valparaíso. Todo con personalidad, únicos, peculiares. Lo mejor, de lo mejor.
El restaurante es de alta gastronomía y no hay duda de eso.
El problema son las “nueces”. Primero le pregunté a uno de los garzones sobre
los pescados, ya que sólo decía “de roca”. El muchacho me respondió : ”no se,
eso lo sabe el chef”. Y no atino nunca a darme la respuesta. Después mi señora
quería el pato más cocinado. Le habían advertido que el plato era “a punto” y
el mozo llegó con la carne de vuelta y dijo: “dice el chef que no se cocinará
más ya que queda muy dura la carne”. Está bien su argumento, pero al final de
todo, la responsabilidad de lo que uno come es personal. Aunque el restaurante
sea de 20 estrellas, el cliente tiene la razón y si se quiere comer una suela,
cosa de él. Por algo está pagando, y no poco.
La guinda de la torta llegó al final. La cuenta traía 11 mil
pesos de más, con tres platos que jamás habíamos consumido. Mi mujer se dio
cuenta y ellos repararon en su error.
Mientras me tomaba un araucano que me trajeron de bajativo, pensaba en
que si la cocina es tan perfecta, como no se avispan más a la hora de entregar
las cuentas.
El restaurante es caro (pero no tanto) y sus platos valen lo
que cuestan. Pero con los servicios que giran en torno a tan alta gastronomía
hay que tener mucho más cuidado.
ajenjoverde@hotmail.com
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Un ron tira más que una yunta de bueyes
Por Ajenjo
Desde que nació mi hija Sara he sido partícipe
de muchas celebraciones, que tienen como objetivo festejar esta nueva vida que
llegó al mundo sana y salva.
El día que nació, mi suegro y su familia me
llevaron al restaurante La Gatita y nos dimos un tremendo patache de mariscos y
pescados. Quedaron impresionados con el plato que lleva camarones, ostiones,
locos y machas a la parmesana. Uno de sus hijos se pidió un congrio a lo pobre
y no fue capaz de mandarse al pecho ese tremendo plato con dos huevos fritos,
cebolla frita y una torre de papitas fritas. Yo estoy optando por la albacora a
la mantequilla con lechuga palta, para no quedar tan enguatado. La simpática
garzona, que siempre nos atiende, me puso al frente tres mentas frapé, que se
sumó a las dos botellas de vino blanco que fueron bajadas como agüita de la
llave. Cuando volvíamos a la clínica tuve que decirles que por favor
estacionaran el auto en la berma ya que estaba desesperado por ir al baño y
unos cañaverales permitieron desinflar mi vejiga, en medio de las risotadas de
la parentela.
Otra de las celebraciones regadas fue en el
Moneda de Oro. Ahí mis amigos, que no están tomando por la ley de tolerancia
cero con el alcohol y el manejo de autos, decidieron dejar el vehículo en sus
casas y lanzarse a la bohemia, por lo menos por esta vez. Es que como dice el
dicho “un ron tira más que una yunta de bueyes”. Mientras la Universidad de
Chile ganaba un partido por la tele, nosotros nos bajábamos varios rones y decidimos,
en honor a la pequeña Sara, rematar el festejo con dos botellas de colemono. La
mayoría no se acuerda como nos retiramos, en medio de chistes y empujones de
amistad, además de despertar a El Profesor, cliente habitué de este local (que
incluso le guardan las botellas de vino con su nombre escrito con plumón en la
etiqueta) que se había quedado dormido arriba de la mesa.
Yo llegué bastante dañado a la casa y mi
mujer, en son de castigo, me obligó a mudar a la guagüita. Sin exagerar, veía
tres pañales, tres hipoglos, tres motas de algodón y tres de todo. ¡Hasta veía
a tres Saritas! Igual cumplí mi cometido y me declaró experto en estos
quehaceres bebísticos.
Ahora se vienen más celebraciones, más
parentela y amigos que llegan con botellas bajo el brazo y uno, sinceramente,
ya quiere calma, tranquilidad y poder estar relajado y disfrutar este período
tan hermoso de la vida. Pero que se le va hacer…
¡Y descórchate la otra por la niñita! Salud.
ajenjoverde@hotmail.com
ajenjoverde@hotmail.com
Mientras cambio pañales
Por Ajenjo
Mi hija
Sara nació sana y salva y su madre está como tuna. Todo salió muy bien y
se cumplió con lo esperado. Mi amigo, en vez de llegar con una petaca
de ron a la clínica, llegó con una mini botella de Johnny Walker
etiqueta negra. Una de las noches en que me quedé durmiendo en la pieza,
para solidarizar con mi señora, saqué una coca cola de una máquina y le lancé el dorado licor. Fue el mejor relajante para días de nerviosismo puro.
Ahora,
mientras cambio pañales y mi soundtrack de vida es “yo soy guaguito, yo
tomo papa, me tiro flatos y me gusta cagar” pienso en que mi grupo de
amigos borrachines del Moneda de Oro se está derritiendo, se está
desarmando, está agonizando gracias a la bendita ley de Tolerancia Cero
contra los que andan manejando con algo de copetín.
Desde
esta tribuna siempre he dicho que el que maneja con trago, además de ser
retrasado mental, es ordinario. Eso nunca lo aceptaré. Por
eso miro con tristeza como dos de mis amigos, en la mesa, ahora brindan
con agua mineral y coca cola light, y evitan el sabroso ron para no
encontrarse con la peor de sus pesadillas: el alcohotest.
Siento
que en la mes ya no pasa lo mismo. Mi brother , que antes nos sacaba
carcajadas de la risa con sus alucinantes análisis de la realidad
nacional, ahora sólo emite algunas palabras lógicas y coherentes. El
otro, con quien antes llegábamos al límite de las conversaciones
ordinarias, sólo se preocupa de mover su cabeza afirmativa o
negativamente. ¿Qué les paso? La respuesta es obvia: no tienen al licor
bendito en sus neuronas.
Yo no
quiero perderlos. Llevamos más de cinco años sentados en la misma mesa,
los mismos días, a la misma hora, tomando los mismos tragos. Creo que la
solución está en el taxi, en irse en micro, en utilizar colectivos o
metrotren. Pero para ellos el automóvil ya es una extensión de su
cuerpo. Quitárselos es como mutilarlos, casi matarlos.
Ahora,
cuando tiró un pañal con caca al basurero, veo que la situación está
bastante negra y que a lo mejor es la hora del retiro para el grupo del
Moneda de Oro, a menos que exista un cambio radical de costumbre en mis
amigos.
Como yo
no se manejar, miro todo esto desde la vereda del espectador, con mi
vaso de ron en la mano y creo que hay que buscar soluciones a uno de los
más grandes conflictos que haya atacado, alguna vez, a mi férreo grupo
de amigos borrachines.
Y ahora a mudar a la guaguita por decimoquinta vez…
ajenjoverde@hotmail.com
6.13.2012
Un acto lisérgico en el Botánico
Por Ajenjo
Gracias a un mensaje de mi amigo filósofo en Facebook me percato que el domingo tocará el grupoTryo en el Jardín Botánico deViña delMar e inmediatamente pongo en alerta a mi brother melómano y nos disponemos a realizar un picnic en el lugar y aprovechar de escuchar a los músicos. Al grupoTryo lo conozco desde la juventud, especialmente a los hermanos Cortez,(que tenían una pandilla en Chorrillos (que casi era una secta en buena onda).Yo no pertenecía, pero giraba muy cerca por amigos comunes. Además el periodista de rock René Cevasco me obligaba a ir a escucharlos en sus tocatas.
Su música siempre fue diferente, alejada de todo código comercial, llena de mezclas, donde el virtuosismo de sus integrantes era el ingrediente principal. Era y no era música rock, era y no era música docta.
Uno de sus temas más densos y pesados de su época de juventud se llama Carne. Nosotros, en cada recital, lo exigíamos a
grito pelado, como si estuviéramos en un asado.
Ahora llegamos con nuestros hijos al Jardín Botánico para escuchar a este gran grupo musical de la zona. Mi señora, con su gran barriga de ocho meses ymedio de embarazo, lideraba el desfile.Yo, pillamente, había cargado un cooler con varias latas de cerveza, para poder apagar la sed mental y física que me causa escuchar aTryo.
El asunto partió a las 18.30 horas y pude escuchar uno de los mejores recitales del último tiempo. El baterista, el integrante más misterioso, tocó toda clase de instrumentos, mientras la guitarra y el violonchelo sonaban en ese verde parque viñamarino.También apareció un violinista, que nos dejó en el ciberespacio musical.
“Esto es comoestar en ácido sin estar en ácido”,me dice un amigo del público, y yo respondo afirmativamente con mi cabeza.
A mi se me acabó la cerveza ymi hijo, ya entrenado, corrió al cooler y sacó latas heladitas para todos. En el escenario se escuchaban sonidos mapuches, que hacían saltar las neuronas de felicidad. Me imaginaba que mi hija Sara, en el útero de su madre, sentía lamúsica en todo su ser. ¿Habrá sido un incentivo para que salga a conocer quienes son estos locos y virtuosos músicos o seguirá nadando en el líquido amniótico acompañada de esas profundas vibraciones?
ajenjoverde@hotmail.com
Embarazado de ansiedad
Por Ajenjo
Cuando usted esté leyendo esta columna, faltarán exactamente 24 horas para que nazca mi hija Sara.
La ansiedad que cubre completamente mi cerebro es algo realmente agotador y no hay ron, vodka o whisky que aplaque ese extraño sentimiento que comienza en el estómago, se reparte por la columna vertebral y termina en la cabeza.
He ido varias veces al Moneda de Oro en busca de mi bencina neuronal, pero aunque me tome tres rones, sigo transmitiendo en la misma radio. Me imagino la cara que tendrá, como será en el futuro y tantas cosas que pasan por mi cerebro en forma de rayos luminosos y, a veces, de tempestad.
El escritorVíctor Rojasme contó la historia de un amigo que se había encontrado con una compañera de trabajo en la calle y que tenía nueve meses de embarazo. La mujer le dijo al tipo: “por favor, no aguantomáslas contracciones, llévame al hospital. El hombre agarró un taxi y llegó junto a su amiga al centro asistencial. Sin que le preguntaran nada, le pusieron un gorro y una capa verde y lo metieron
a la sala de parto.Después que todo terminó llegó a su casa y le contó a su mujer la historia. Ella lo escuchó y después lo expulsó de la vivienda, llena de dudas y celos por el extraordinario relato. ¿Será verdad?
El asunto es que yo me reí a mandíbula batiente con la historia y recordé que pronto me tocará estar dentro de una sala de parto, recibiendo a una nueva niña que llega a este mundo. ¡Qué nervios!
Ya estuve en un nacimiento y tengo la certeza que todo es como una montaña rusa. El carrito empieza a subir lentamente y después viene la gran caída libre, llena de emociones, lágrimas y abrazos.
Hay un amigo que ya me dijo que llegará con una petaca de ron a la clínica para poder celebrar, en buena ley, la llegada de Sara a laTierra.
Yo estoy nervioso, ansioso y medio loco. Han sido largos nueves meses, donde ha pasado de todo, y mucho ron ha corrido debajo del puente.
Ahora sólo me queda pedir que me tiren todas las buenas vibras del mundo y repetir el cántico de todas las viejitas delmundo: “lo único que importa es que nazca sanita”.
Il Paparazzo: Valorando lo nuevo
Por Ajenjo
Cumplí dos años de felizmatrimonio e invité a mi bella esposa a almorzar a un restaurante llamado Il Paparazzo, que hace pocos meses funciona en el cerro Concepción, epicentro de la comida gourmet enValparaíso.
Mi santa mujer ya tiene ocho meses y medio de embarazo y no está para muchos trotes locos y este local estaba cerca y reflejaba tranquilidad.
Aquí puse en mimente la frase del crítico gastronómico Anton Ego, de la hermosa película Ratatouille: “sin embargo, a veces el crítico realmente arriesga algo, y eso sucede en nombre y en defensa de algo nuevo”.
¡Pucha que cuesta ir ameterse a lugares nuevos y qué críticos somos con estas novedades !A mí me cuesta mucho dejar las calugas de pescado del Caruso, el sandwich Skyador del Marco Polo o las empanadas de Pino de Las Famosas.Vuelvo una y otra vez a estos locales, en busca del manjar y muchas veces me quedo pegado, muy pegado.
En esta ocasión la novedad fue espectacular. Primero que todo el restaurante Il Paparazzo tiene un diseño interior de lujo, que está basado en la película “La Dolce Vita”.
Al comienzo quedé un poco asustado con los precios (la mayoría de los platos están en los 10 mil pesos), pero vale la pena.Yo me pedí un plato llamado Mar yTierra que tenía unos ostiones sellados a lamantequilla con unos trozos de prietas que se deshacían en la boca. Mi mujer pidió unos ñoquis a la huancaína, con una salsa ultrapowermetal picante. Ella no resistió tanto picor y me cambió el plato.Yo le pasé hasta el pancito a esa amarilla salsa. El mozo se percató del cambio de platos y nos pidió disculpas por el excesivo picor de la salsa (para mí estaba de lujo) y le regalaron a mi señora un rico postre de helado, demostrando una delicadeza en la atención que no se ve mucho en Valparaíso.
Quedé feliz con todo el conjunto y creo que Il Paparazzo reúne una bella arquitectura interior, una gastronomía potente y una atención de primera. ¡Se pasaron y merece un aplauso por todo el esfuerzo!
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