Por Ajenjo
Debido al nacimiento de mi hija y a la ley de Tolerancia Cero (que a mi no me afecta directamente, pero sí a mis brothers), ha bajado considerablemente la cantidad de alcohol en mi cuerpo, generando que ande por la ciudad más sobrio y despierto, percatándome de muchas situaciones que suceden en este extrañoValparaíso del nuevo milenio.
Iba caminando por afuera del supermercado de Bellavista y me detuve a observar a los vendedores de palta que se colocan en la calle y a quienes siempre les terminó comprando y arrepintiéndome en la casa, ya que la mitad de los productos vienen aporreados y podridos.Uno de los vendedores, un guatón con sus brazos tatuados con símbolos delWanderers y de calaveras, le dice a un gringo: “¿De qué parte delmundo soy tu? El rucio muchacho le responde que de Inglaterra y estira su mano para recibir la bolsa con las negras paltas. El guatón le dice que las inglesas son muybonitas y que si le puede presentar a una de sus amigas. El gringo sonríe como sólo lo hacen los gringos y se retira del lugar.
A pesar de que el Valparaíso de los marineros extranjeros ya es cosa del pasado y de las pinturas de
Ilabaca, la presencia de gente de otros lugares del planeta Tierra sigue siendo una constante. Se fueron los tripulantes y llegaron los estudiantes de intercambio, generando que esta onda multicultural de la ciudad siga viva.
Dicen queValparaíso, y todas las ciudades puerto del mundo, son más tolerantes que las demás urbes. El convivir con gente de otras nacionalidades y razas amplia lamente.Aquí ya es una tradición ver grupos de hermosas rubias, de metro ochenta, que se pasean riéndose, mientras la masa de porteños las mira con una cara de asombro y lujuria.
Muchos quedan enganchados con esta ciudad y vuelven, después de terminar sus estudios, a trabajar y vivir. Ellos seguramente ven algo que nosotros no vemos y miran más allá de la caca de perro en las veredas, la basura acumulada en las esquinas y las paredes llenas de firmas de graffiteros raperos. Me da la sensación que los gringos que se quedan pegados conValparaíso ven honestidad, transparencia, humildad y mucho humor en sus habitantes. Algo que seguramente, en sus frías ciudades europeas o norteamericanas, no encuentran.
ajenjoverde@hotmail.com
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