11.26.2009

Escuchando a Chinoy en el Danubio

Por Ajenjo


El periodista René Chevasco, alias El Chivi, quien es melómano y amigo personal, escribió que el último disco del cantante porteño Chinoy, "Que salgan los dragones" es "puro placer melódico" y que "a quien no le sale una lágrima con la canción Klara, tiene el corazón muerto".
He escuchado mucho hablar de Chinoy, sin embargo, jamás había asistido a un recital y tuve esta semana la buena ocurrencia de aparecerme en el completero local Danubio, donde el trovador se lanzó unos temas.
Antes me empipé unos rones en mi bar de siempre y con un suave daño cerebral avancé por la calle Esmeralda junto a mi novia y mi brother.
El Danubio estaba repleto y no cabían ni las moscas. Llegué a la barra donde el dueño me saludó y le pedí un ron con cocacolita para seguir cantando la misma música.
A las 10.30 llegó Chinoy con su guitarra en la mano, atravesó el local, preparó el sonido -que se cayó varias veces- y cuando estuvo todo listo se largó a cantar.
Sentado en el suelo seguía pidiendo vasos de ron, mientras el cantante hipnotizaba al público con una canción que como coro nombraba la palabra pan varias veces.
A veces el sonido guateaba y Chinoy se quedaba cantando en voz baja, mientras la gente coreaba de memoria sus temas.
Pensé en Calamaro y en Silvio Rodríguez, pensé en cuando escribía poesía y creía que podía cambiar el mundo con cuatro palabras, pensé en la mujer que amo y en los miedos que tengo, pensé en mi hijo corriendo por un cerro y pensé que necesitaba más ron en mis venas.
Al final salí a la extraña lluvia de noviembre, convertido en otro de los cientos fans de Chinoy.


11.18.2009

¿Dónde está el mejor pernil de Valparaíso?

Por Ajenjo

Debido a unos problemas de acoso de un borrachín, en mi clásico bar de siempre, tuve que salir a buscar un lugar donde poder conversar tranquilamente con mi brother oftalmólogo. Sólo una vez había entrado al restaurante Hamburgo y recuerdo haber comido unas gordas con chucrut o algo muy similar.
Nunca me he sentido muy cómodo en ese lugar, lleno de objetos navales y militares; sin embargo, esa noche fue diferente, gracias al tremendo pernil que llegó acompañado de papas con una rica salsa de tocino.
La simpática garzona nos ofreció pernil asado en horno de barro, pero optamos por el tradicional cocido en agua, con esa gruesa y lechosa piel.
Para beber nos pedimos dos cervezas rubias en jarro de loza, con una espuma de excelente textura, que ayudo a bajar el exquisito plato
Según mi socio, los perniles que se sirven en ese lugar provienen de la famosa carnicería Sethmacher, ubicada en el corazón del Barrio Puerto, pero este dato puede no ajustarse a la realidad.
Lo importante es que puedo asegurar que en el Hamburgo venden el mejor pernil preparado, donde su carne se corta con el tenedor y tiene un color rojizo espectacular.
Además, si visita este local, tendrá muchas posibilidades de observar a un grupo de famosos políticos locales, quienes reservan una mesa redonda, ubicada estratégicamente en una de las esquinas del restaurante y donde se toman las decisiones más importantes a nivel regional al ritmo de los crudos y el chucrut.


11.05.2009

¿Quién se acuerda de Cuatro Remos?


Por Ajenjo


Estoy en Santiago, en la casa de mi nuevo suegro, quien prepara un asado de esos con los que uno termina "peinado para atrás", "tocando batería" y "con el ombligo parado".
Mientras el enorme pedazo de carne se asaba en la parrilla a gas, el hermano del dueño de casa me preguntó por Valparaíso y, como casi todas las personas que hablan sobre esta ciudad, se refirió a la enorme cantidad de perros vagos que habitan junto a los porteños.
Actualmente trabajo en un proyecto literario sobre este tema, sin embargo, me "golpeó" (como se dice periodísticamente) cuando me habló sobre una novela llamada "Cuatro Remos".
Entre cerveza y cerveza y vinito y vinito, me fue contando que cuando era niño su padre tenía en la biblioteca un libro con ese nombre "y el protagonista es un perro de Valparaíso al que le pasan muchas aventuras".
El hermano de mi suegro me seguía relatando, apasionadamente, que "el libro tenía cuatro tomos y era muy bueno. Ojalá lo puedas conseguir".
Durante la conversación de sobremesa, el libro "Cuatro Remos" volvió a salir a la palestra y el nombre me quedó dando vueltas, al igual que el rico Merlot que bajaba de las copas suavemente.
Al volver a Valparaíso metí en el Google el nombre de Cuatro Remos y luego de cliquear un rato me encontré con que el sitio www.memoriachilena.cl tenía una copia del primer tomo facsimilar de 1921.
Descargué el archivo, que se demoró en bajar más que lo que uno se demora en terminar una copa de buen mosto, y apareció el libro con su tapa café incluida.
Es sólo el primer tomo, pero permite claramente tener una idea de la importancia de los perros en esta ciudad y de cómo "Cuatro Remos" es nuestro "Colmillo Blanco" y el escritor Daniel Barros Grez, el Jack London porteño.
Recomiendo, a ojos cerrados, descargar el libro gratuitamente, comprarse un buen vinito y disfrutar, en estas soleadas tardes primaverales, de las aventuras de "Cuatro Remos", en Valparaíso.