6.30.2011

En un tour chelero por Valparaíso



Por Ajenjo

Cuando estudiábamos en la universidad tomábamos sólo cerveza Escudo ya que tenía los buscados 5.5 grados alcohólicos que necesitaba nuestro juvenil cuerpo.

Es que en ese tiempo las monedas escaseaban y la mayoría de los estudiantes se tomaba la plata para la micro y las fotocopias y al final uno volvía a su casa a pie y con un tremendo dos en la prueba. Creo que si se pudiera cuantificar la cantidad de cerveza que bebimos con mis amigos durante los cinco años de universidad podríamos llenar fácilmente varias piscinas olímpicas.
Todo comenzaba a las 10 de la mañana, con un simple: “¿Para que vamos a entrar a clases si ese viejo habla puras estupideces? Vamos a tomar al Club Social o simplemente a las escaleras del cerro Recreo”. Siempre se compraba Escudo, ya que la Cristal tenía menos grados alcohólicos y un sabor aguachento que hasta el día de hoy no soporto.
El fin de semana pasado tuve una ilustre visita en mi casa. El amigo se declaró cervecero fino y lo llevé por un tour chelero por diversos lugares, onda cuicoide, de Valparaíso.
Primero caímos en un clásico: El Vinilo. Ahí nos mandamos unos botellines de la cerveza Cerro Alegre, que produce mi amigo personal y dueño del boliche Alan Lara. Eran rubias y estaban bastante frescas y con harto sabor a líquido artesanal.
Después de eso llegamos al paraíso de las chelas: El Irlandés. Ahí yo me tomé una cerveza norteamericana de marca Rouge, de 11 grados, que parecía que la hubieran hecho en la planta nuclear de Fukushima. Mi amigo se tomó una cerveza belga de ¡5 lucas! y también de 11 grados. La probé y era una verdadera exquisitez. Me explicó que los belgas son los maestros mundiales en el arte de hacer cervezas, ya que por cientos de años el dorado líquido estuvo bajo el mandato de los monjes, que al parecer, eran terribles de curados. Lo importante es que salimos muy felices y contentos de El Irlandés. Al otro día lo llevé a comer calugas de pescado al Caruso y probamos unas Damm, que venían de Barcelona. Simplemente una delicia.
Y le dije que no se podía ir sin probar la Cerveza del Puerto, que los hermanos argentinos hacen en la ciudad hace unos años y que ya es famosa en Chile por su power y su rico sabor.

ajenjoverde@hotmail.com

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