6.30.2011

Día del Patrimonio o cómo debería ser Valparaíso siempre


Por Ajenjo


Para ser sinceros mi cabeza sólo piensa en el histórico recital de Slayer, que hoy se efectuará en el Gimnasio Polideportivo de Viña del Mar. Mientras leen esta crónica, yo estaré comprando pescados y unos buenos trozos de carne, ya que junto a otros brother mutantes celebraremos la previa del recital con un ceviche, un asado, litros de cerveza, vino, vodka y ron.
Pero vamos a lo nuestro. El fin de semana pasado se celebró el Día del Patrimonio y viví una jornada de excelencia, que demuestra que con organización y empeño la ciudad puede transformarse en un verdadero espejo de su pasado y mostrar a turistas y sus propios habitantes lo hermoso que alguna vez fue esta urbe puerto.
Primero fui a escuchar un concierto de órgano a la Iglesia anglicana del cerro Concepción. Mi hijo me acompañó y llevó un libro para leer. A mi casi se me caen las lágrimas cuando el organista tocó uno de los temas de la película La Misión (El Oboe de Gabriel).
Después nos fuimos a tomar un chocolate submarino en El Desayunador. Es un gran tazón de leche caliente con una gran barra de chocolate que se va deshaciendo lentamente. Eso actuó casi como una Red Bull y seguimos el recorrido tomando gratis el ascensor El Peral, que nos depositó muy cerca de la tumba de Arturo Prat, que ¡estaba abierta! Entramos a ese subterráneo lleno de mármol y salimos hacia el Edificio de la Primera Zona Naval. Para que mi hijo entendiera bien la historia, le expliqué que hasta 1973 ese hermoso e imponente edificio era la Intendencia Regional ¿Por qué
nunca lo devolvieron?, me pregunta el pequeño y yo lo miro con cara de “no tengo idea”.
Después nos subimos a un trole, también gratis, que nos llevó a la Maestranza, ubicada en un pasaje de la Avenida Colón. Ahí un trabajador nos explicó graciosamente unas fotos antiguas, donde salían los troles que llegaban hasta Chorrillos, en Viña del Mar.
Después un mecánico abrió el motor de unos de esas máquinas y nos explicó su mágico funcionamiento. Se contó una historia terrorífica sobre una anciana, que junto
al chofer del trole, murieron electrocutados en un extraño episodio en la década del 60 o 70. Los niños se subían a los trole y los manejaban. Fue espectacular.
Terminamos en la antigua ratonera. No hay palabras para describir lo que hizo el Duoc en ese lugar. Parece un milagro y es un ejemplo para todo Valparaíso y Chile sobre rehabilitación patrimonial.

ajenjoverde@hotmail.com

No hay comentarios.: