9.20.2007

¡Y cómo van a quedar los hígados!


El título de esta crónica ya fue una vez publicado por este diario, hace diez o nueve años atrás, y hacía alusión directa a la forma en que el pueblo chileno tomaría alcohol debido a las largas Fiestas Patrias que se avecinaban. Ahora yo tengo miedo y como dice un siquiatra: el miedo paraliza y es uno de los sentimientos que más hay que hacerle caso en la vida. A la angustia hay que rechazarla, pero al miedo hay que tomarlo en cuenta a la hora de las decisiones.
Me imagino que la gente comenzará a tomar trago hoy en sus respectivos trabajos. Empanadas, vino tinto y chicha, forman parte del cóctel de toda oficina que se precie como tal. Después viene la primera noche de carrete y de ahí que nos cuide y nos ampare el santo patrono de los curaditos chilenos: El tío Roberto Parra.
Personalmente no tengo ningún plan trazado y sólo quiero dejarme llevar por estas maratónicas sesiones de comida y bebida que dejarán mi cerebro atormentado y mi hígado directo para el cambio de equipo.
Recuerdo que los marinos gringos de las Unitas, que llegaban siempre en estas fechas a Valparaíso, quedaban asombrados con esta costumbre de las ramadas. (Poner voz de gringo) "Nunca había conocido un pueblo que tomara tanto... ¡se vende alcohol en cada esquina! En unos locales formados por cuatro ramas la gente danza al ritmo de unos licores bastantes extraños. Chicha y pipeño le llaman a la bebida de fuertes colores y la toman hasta quedar inconscientes. Además comen carne y verduras ensartadas en unos fierros y muchas empanadas. A veces hay violentas peleas pero la música siempre sigue sonando y en todas partes hay ebrios circulando tranquilamente".
Esa fantasiosa descripción seguramente era la que cruzó por miles de cabezas de marinos norteamericanos, quienes no comprendían cómo se podía beber por tantos días seguidos.
Ahora la cosa se viene maratónica y recomiendo mesura para cuidar el cerebro y el bolsillo. ¡Nadie puede comenzar a tomar el viernes y continuar el sábado, el domingo, el lunes, el martes y el miércoles, sin pagar alguna consecuencia!
Esta es la fiesta chilena más importante para el pueblo. En estos días todos queremos comer y beber bien y olvidar los pesares que la vida nos entrega constantemente.
Sólo me queda desearle a todos que lo pasen chancho y cuiden sus hígados, que debe ser uno de los órganos que al sentir los primeros acordes de cueca, empieza a tiritar como volantín chupete...
ajenjoverde@hotmail.com

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