9.03.2007

Esperando Jazz


Mi nuevo amigo Agustín, que ha regentado varios bares y locales nocturnos de Valparaíso, me invitó a la inauguración de su nuevo espacio para escuchar jazz: El Journal.
Durante todos los miércoles tocará lo más granado de los músicos locales y nacionales en ese local ubicado en la calle Cochrane, en el corazón del Barrio Chino, donde reina el puñal, los traficantes de pasta y cocaína y las discotecas gay.
Puede sonar fuerte la anterior descripción, pero en el fondo es un buen lugar para escuchar jazz, que personalmente la asocio con negros heroinómanos, con Jack Kerouac y su tropa de locos y toda una onda muy bohemia, cargada de humo y licor fuerte.
Recuerdo que hace ya una buena tracalada de años asistí con un grupo de amigos al Primer Festival de Jazz de Viña del Mar, que se desarrollaba en el hermoso Teatro Municipal de esa ciudad. Sinceramente nunca habíamos escuchado jazz, ya que veníamos de una rara mezcla entre Silvio Rodríguez, Los Jaivas, Jimy Hendrix, Metallica y Sepultura.
Llegamos al teatro cargados con botellas de pisco de 35 grados, que era nuestra bebida de cabecera, pensando que estábamos matando con nuestra parada anarco alcohólica. Sacamos boletos para la galera y al entrar vimos a un lote de locos que movían sus cabezas sincopadamente al ritmo de un sonido suave y rápido.
Entre los músicos había un bajista calvo y uno de mis amigos, bajo el influjo del destilado, se lanzó el desubicado grito: ¡guena pelado! Después seguimos lanzando tallas de grueso calibre y garabatos y seguíamos pensando que estábamos en un recital punk rock. Unos guardias de seguridad llegaron a buscarnos a la despoblada galería y alertados por sus trajecitos azules, arrancamos hacia la platea.
En el intermedio se nos acercó un amigo y nos dijo: "arriba había unos locos súper pungas (actuales flaites) que gritaban como trastornados". Nosotros lo miramos inocentemente y le replicamos: "si, eran re pingas los locos" y nos largamos a reír.
Seguramente estaré este miércoles en la inauguración de las noches de jazz. Comeré y chuparé y seguiré sin entender mucho esos raros ritmos que hipnotizan a los elegidos que tienen la capacidad de captar la esencia.
Cada uno en su onda no más.

ajenjoverde@hotmail.com

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