7.13.2007

Patache


Una de las santas verdades del periodismo es que millonarias jamás serán las personas que toman esta profesión como el sustento económico de sus vidas, sin embargo a veces todo se compensa con unos pataches de lujo, donde uno agradece estar reporteando.
A esto se le suma que uno es patachero por vocación, además de bueno para los mostos y las bebidas espirituosas, y tiene amigos que se asocian (Dios los cría y el Diablo los junta) en este carnaval de la buena mesa, las carcajadas fuertes, la buena conversa y el exceso en general.
La semana partió en el Moneda de Oro con una invitación del oftalmólogo. "Comámonos un pernil a medias con purecito", me dijo como quien no quiere la cosa. Así llego Alonso, el mozo, con un pernil sin hueso, pancito y pebre.
Al otro día visité a uno de mis ídolos gastronómicos: César Fredes, en el restaurante Caruso. Para su información y envidia sana nos manduqueamos ostras de Chiloé con un infinito olor a mar; un tiradito de rollizo en tres colores (o tres ajíes); un caldillo marino criaturero; un curry de vieja con leche de coco y finalmente un sorbete de mandarina .
¿Saben porqué se llama caldillo criaturero? Porque después de comerlo hay que ir hacer la criatura... Después terminé la noche en El Ascensor a la Luna, donde los periodistas celebraban algo y obviamente estaban todos chupando y bailando.
El fin de semana tuve que ir a Santiago para dictarle una charla al grupo de teatro La Patogallina en su reducto del Hospital San José. Los muchachos están preparando una obra sobre el circo y los bufones. Como buen militante patigallinesco los ayudé con lo que pude y el Kaleidoscopista me regaló uno de sus caleidoscopios como agradecimiento.
El sábado fue la guinda de la torta. Un casamiento en La Casona de las Condes. Aquí sí que la onda era recontra abc1. Como uno es camaleón a la hora de comer y chupar sólo quedó entregarse a ceviches, ostras, carnes y postres de todo tipo. Sólo para situarlos en el nivel del asunto les digo que el whisky etiqueta negra (12 años), que sólo uno besa en pocas ocasiones, aquí se vertía a granel en los vasos.
Ni les detallo como quedé.

ajenjoverde@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde que conozco este blog, mi paladar y neuronas se deleitan y retuercen al leer tus historias.