4.27.2007

Luto

Pensaba no escribir nada hoy y declararme en luto oficial por la muerte de Jorge “Negro” Farías. Quería que la columna apareciera completamente abandonada de letras y sólo el rostro del hombre con eternos lentes quedara como símbolo de una pérdida más de los últimos héroes de la bohemia porteña. Sin embargo, la historia que tengo que contarles es buena y vale la pena ensuciar este pedazo de diario con una anécdota más.
Exactamente hace una semana partí a Santiago en busca de la X Cumbre Guachaca. Mi amigo Dióscoro Rojas me llamó en la tarde para decirme que lo habían encerrado en su casa, que estaba bajo el acoso de los periodistas faranduleros y que me esperaba en la Estación Mapocho.
Llegue a las nueve de la noche y le dije al Dióscoro, quien se prestaba a subir al escenario para realizar el discurso inaugural, que mandara solidarios saludos al “Negro” Farías, “ya que está agonizando en El Puerto y tu saludo lo reanimará”.
Fue así como el Gran Guaripola partió la gran fiesta guachaca, nombrando frente a cinco mil personas al hombre que, pocas horas después, dejaría de respirar por siempre.
Yo comencé a beber terremotos como desaforado. Me mandé dos litros, más o menos, de la tóxica poción, y mi novia, ya viendo mi cara deformada por el pipeño y el helado de piña, empezó a preocuparse.
Su nerviosismo aumentó cuando supo que estaba haciendo la cola para rematar con una piscolita. En el escenario, la Sonora Palacios se descrestaba tocando y mi tele cerebral ya comenzaba a emitir señales de amnesia.
Al otro día abrí un ojo y vi una pared blanca con un cuadro de un velero. ¿Dónde estoy?, grité aterrado, mientras los hilos neuronales se juntaban para formar la historia nocturna. Era un motel de la mítica y capitalina calle Marín .
En ese lugar recibí la llamada de Dióscoro, quien me comunicó el fallecimiento del “Negro” Farías. “Hicimos todo lo que pudimos para ayudarlo, todo, pero, bueno, ¿qué mierda le vamos hacer?”, decía el guaripola entre sollozos.
Dióscoro terminó criticando duramente a la cultura oficial que deja morir en la indigencia a los héroes populares y señaló que Jorge “Negro” Farías resucitará de la misma forma en que el Tío Roberto Parra vive en el corazón de cada hombre humilde, cariñoso y buena persona.

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