4.20.2007

Alcohólico camaleón



Una amiga me pregunta si me gusta Woody Allen y le respondo que en el living de mi casa tengo un retrato del pequeño director, quien me parece un verdadero genio.
"Es que acabo de ver la película Zelig y no me gustó", me replica, mientras pongo cara de asombro y terminó la conversación.
Para los que no lo saben, Zelig es una fábula que relata la vida de un extraño hombre que se transforma según el interlocutor que tenga. Habla con un judío, es judío. Habla con un negro, se convierte en negro. En síntesis: un hombre camaleón.
Reflexiono sobre esta película mientras me empipo un Martini seco en el bar Farewell del Sheraton Miramar con mi amigo Alan, el dueño del Vinilo, quien es el DJ de la noche y pincha discos de Zalo Reyes y Leonardo Favio.
Tengo una tropa de amigos, donde yo obviamente me incluyo, que somos verdaderos camaleones alcohólicos, en el buen sentido del término.
Podemos beber en la barra del Bar Inglés, en finos restaurantes de Maitencillo, en resto bares japoneses del Parque Arauco, en el Bote Salvavidas o en la terraza del Gato Tuerto.
Pero también podemos mandarnos litros de colemono en El Moneda de Oro, beber terremotos en el Ascensor a la Luna, tragarse una Escudo chica en el Liberty, comerse un completo en el Kanibal o un Barros Luco en un carrito callejero sin mayores complejos.
Hay gente que no le cabe esto en la cabeza. Te llaman inconsecuente o hasta "fascista encubierto" o "reaccionario" y yo no los entiendo. Siempre recuerdo la frase de Carlitos Caszely (otro verdadero genio) cuando le preguntaron sobre su supuesta militancia socialista y su gusto por la buena vida. "Tú crees que acaso hay que vivir en una casa con piso de tierra para denunciar las injusticias sociales en que vivimos", le respondió el futbolista.
El beber en oscuros vasos del Liberty o en afeminadas copas con forma de cono en el bar Farewell tiene el mismo sentido, pero diferente precio.
La cosa se trata de anestesiar la neurona. Nada más, nada menos.




ajenjoverde@hotmail.com

1 comentario:

Daniela aliagha dijo...

hoy en dia hay muchos que se dicen ser "guachacas" y resulta que son ultra cuicos, en lo que respecta lo bares es igual, no vamos a comparar un trago en la terraza del gato tuerto, o en el canario que en la cursileria de Enjoy, osea.
influye mucho a veces donde nos tomamos los tragos, si es en una escalera, o en un bar muy cuico.
Y ojlas que los lugares miticos de valparaiso, no sigan cargandose de su fusiones medias extrañas, como lo es hoy en dia el Caruzo, o las cachas grandes.