11.06.2008

Violenta apología al vino con frutilla


por Ajenjo

Estoy jugando al “cacho” con mis dos brothers en una casa en la localidad de San Pedro. Los dados rebotan en la mesa al mismo ritmo que un vino con frutilla baja por nuestras gargantas. ¿Han visto las hermosas frutillas que ofrecen este año las ferias? Bueno, les recomiendo comprar medio kilo, sacarles el pequeño y duro tallo, lavarlas bien, cortarlas en cuatro y depositarlas en un jarro. Después bañarlas con un vinito de luca embotellado, tirarle unas cucharas grandes de azúcar y dejar reposando el material dentro del refrigerador un par de horas. El resultado es un líquido que se bebe como “agüita de la llave” y que para más remate quita el hambre.
La última recomendación es guardar todas las frutillas que quedan en el jarro y comérselas con crema. Cada fruto es una esponja que chupa todo el vinito (¿no tendremos una gran frutilla en el estómago?) y se convierte en un pequeño bombón de licor.
El problema es que la temporada de frutillas dura muy poco, por esta razón recomiendo comprar un par de kilos y congelarlas. De esa manera, y a mediados del caluroso febrero, puede beber esa mixtura y acabar con todos los problemas de la vida.
En Valparaíso existen varios locales que tiene grandes jarras de vino con fruta en sus barras. Algunas tienen frutilla y otras durazno. Se ven muy bonitas e hipnotizantes, sin embargo el vino que le tiran encima es de tan mala calidad que al final se convierten en tragos bastante desagradables. He visto cómo los mozos levantan garrafas de plástico y llenan los jarrones con fruta con un vinagre de muy mala ley.
He probado el vino con frutilla en el Cinzano y los preparados de vino blanco y durazno en el Moneda de Oro. Ninguno de los dos son bebidas recomendables. Para qué les voy a contar como se amanece... ¡Elhachazo de Michimalonco es poco!
Conocí una vez un hijo de pescador, en Maitencillo, que siempre decía que a su padre lo había matado el vino con frutilla. “¿Pero cómo?”, le preguntábamos nosotros, “¿acaso se alcoholizó tanto que le reventó el hígado?”.
El muchacho movía la cabeza en forma negativa y decía que a su padre le dieron un vaso de vino con frutilla en un asado. Se lo tomó rápidamente y levantó el vaso, empezando a golpear la parte de abajo para que la fruta descendiera; terminó cayéndose violentamente de la silla y pegándose en la cabeza. Resultado final: tec cerrado y muerte.
¿Podrán matarnos a nosotros los litros y litros de vino con frutilla?

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