Los textos de "El fondo tiene un vaso" han sido y se siguen publicando en el diario "La Estrella de Valparaíso" (www.estrellavalpo.cl) todos los viernes y consisten en una crónica urbana, personal y literaria de la actual bohemia de este puerto chileno. En el periódico se editan bajo el título de "Crónicas de Medianoche". Se publican hace nueve años.
1.03.2008
Sobreviviendo al Año Nuevo
Después de pasar 10 años seguidos el Año Nuevo en Valparaíso ya me siento capacitado para entregar recomendaciones de supervivencia a los turistas que llegarán a este exótico puerto maldito en busca de jarana, fuegos artificiales y pachanga hasta el amanecer.
Lo primero que les puedo gritar es que no se les ocurra meterse a ninguna fiesta pagada. Las promesas de barras abiertas de 100 metros son una sarta de mentiras comprobadas. Al final uno termina pagando veinte lucas y trata de sacar un trago y sólo recibe codazos y codazos y finalmente terminas con una piscola aguada entre las manos. Los organizadores de estas fiestas aprovechan la enorme cantidad de gente y prometen de todo en afiches multicolores. El papel aguanta todo y no hay que dejarse tentar por esas aburridas fiestas.
Una recomendación positiva es pasar el Año Nuevo en la calle junto a la masa que grita, aulla, se abraza, bebe y hace pichi en el gran living en que se convierten las arterias y plazas porteñas. No se le ocurra tratar de comprar trago en alguna botillería del plan, ya que las filas son largas e incomodas. Después de ver los fuegos artificales salga aperado de la casa con su botellita de lo que sea y piérdase entre el ritmo urbano.
Dicen que en esta ocasión se montará una fiesta electrónica en la plaza frente a la Intendencia Regional. El año pasado un grupo de enajenados punk y anarcos alcoholizados, al ritmo del licor barato y los pitos paraguayos, rompieron vidrios y puertas. Ahora la situación promete cambiar, pero es altamente recomendable retirarse con los primeros rayos del sol, ya que a esa hora la cosa parece relajarse y la violencia puede llegar. Nadie quiere estar el 1 de enero con puntos en el craneo.
Otra recomendación importantísima a la hora de celebrar esta fiesta es no ponerse a tomar temprano. Hay giles que a las 5 de la tarde llevan 20 vinos y tres cervezas en su conciencia y a la hora de abrazar están babeando como mongólicos. Sea precavido y el 31 en la tarde beba mucha agua y relájese. Si es posible métase a la tina con sales de mar.
No coma pesado. Si pretende salir a jaranear a la calle no engulla como cerdo. La experiencia indica que las mezclas estomacales finalmente se vierten hacia el exterior y andar llamando a Guajardo es realmente desagradable. Nadie quiere abrazar a un tipo pasado a vomito. Hay que cuidar la imagen.
Finalmente descanse mucho el 1 de enero. No se le ocurra estar tomando cervezas recomponedoras o mariscales calientes. Coma ensaladas y trate de dormir.
Y lo más importante es que todo lo que haga y diga con la botella de champaña chorreando por su cabeza le será perdonado. En estas fechas el exceso está permitido y el arrepentimiento sólo está presente en las mentes débiles. Lo comido y lo bailado no se lo quitará nadie y menos si tiene un Alka Seltzer a su lado.
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