1.16.2012

La nueva sangre de Peter Gabriel




Por Ajenjo


Desde hace varios meses que la entrada al concierto de Peter Gabriel latía en mi billetera como si fuera un animal con su sangre nueva. Sólo sabía que el concierto era sinfónico y partí, junto a una pareja de amigos, a esta nueva aventura musical en Chantiasco.
Llegamos a la capital a la hora de almuerzo. Decidimos comer en el Majestic, donde el poderoso cronista gastronómico Rodrigo Martínez se tragó uno de los platos más picantes que actualmente se preparan en Chile. El restaurante étnico de la India estaba abierto sólo en su mitad (era día de semana) y el ambiente era como de oficinistas medio cuicos que celebraban acontecimientos específicos en medio de esculturas y cuadros con dioses indú. El asunto es que nos comimos el tremendo almuerzo (merece crónica aparte) y yo me lancé una cerveza y varios copas de tinto. Después emigramos hacia el famoso bar The Clinic, en la calle Monjitas, donde al ritmo del whiskey nos preparamos para la gran noche musical.
Alas 19.30 horas ya estábamos sentados dentro del Arena. El público era en su mayoría gente pelada y canosa (entre 45 y 55 años).Algunos venían con sus hijos (¿o nietos?).
Yo llevaba camuflada entre mis ropas mi tonta petaca de ron Bacardi añejo. Me compré unas coca colas a mil pesos y las mezclaba, a la espera de que saliera el músico. Antes
de que empezara ya se me había acabado el vital elemento, sin embargo, mi brother cargaba otra y prometimos abrirla sólo cuando empezara el show.
Peter Gabriel salió y presentó a dos chiquillas con guitarra. Eran como las Camila Moreno de Inglaterra, que se mandaron las tremendas canciones acústicas y nos dejaron con la boca abierta y más sed.
Después llegaron los violines, los contrabajos, la percusión yme empezó a quedar el terremoto mental. Cuando estaba cantando “Biko”, ese tema dedicado a un líder
africano, salí a fumarme un cigarro y conversé con las niñas que cortaban los boletos. Les dije que había visto a PeterGabriel en el recital de Amnesty, cuando pololeaba
con SineadO’Connor y que Chile no había cambiado absolutamente nada desde esa época.Todo era igual. Las chiquillas se rieron y volví a mi butaca, donde el artista inglés gritaba : “en tus ojos, la luz y el calor, en tu ojos estoy completo, en tus ojos veo el umbral de mil iglesias”.

ajenjoverde@hotmail.com

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