2.14.2011

Sabios consejos para llegar sanitos al 2011


Por Ajenjo

Durante varios años, en estas fechas, trato de dar algunos consejos a los porteños y visitantes que llegan a la ciudad para poder sobrevivir a las fiestas de fin de año, especialmente la noche de Año Nuevo, que en Valparaíso siempre es como una especie de "acabo mundo".
Ante todo hay que tener claro que la ciudad se transforma en un gran parque mutante de diversiones, por lo tanto no es necesario estar pagando 15 o 20 mil pesos para ingresar a una fiesta.
Los eventos pagados en estas fechas están colapsados. Hace algunos años se me ocurrió pagar por una fiesta que prometía "bar abierto toda la noche". Para poder conseguir un ron en vaso de plástico tuve que matar a cuatro tipos. En los afiche de estas fiestas la imaginación puede proyectarse hasta casi el infinito y se promete "todo, todo, todo", pero al final casi nada resulta como lo planificado.
Lo mejor es quedarse en alguna fiesta en la plaza, en la calle, en la casa de un amigo o en algún bar muy piola.
Otra cosa importante es no dañarse mucho el 30 de diciembre. Generalmente la ansiedad causa que uno se pegué un tremendo carrete en esa fecha y el 31 amanezca dando la tremenda pena, con arcadas y chuteando las ojeras.
La cosa se trata de estar presentable y poder abrazar a la pareja amada, la familia y los amigos con dignidad y en buena presencia.
El 31 de diciembre tampoco hay que ponerse a empinar el codo muy temprano, ya que conozco casos que a las 10 de la noche están abrazando a la taza del water y todo termina mal, muy mal.
Como siempre les advierto, no hay que mezclar mucho. Si uno parte con una cerveza tipo seis de la tarde, para después ponerse unos pisco sour a la vena (como dice mi querida suegra), bajarse una botellita de vino en la cena, y rematar con fuertones, la pintada de mono no la despinta nadie.
Hay que beber con moderación y buena onda y no recibir el nuevo año llamando al despreciable Guajardo.
Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo a todo el mundo y ojalá sigan mis consejos, especialmente yo, que generalmente terminó como el muy querido Padre Gatica.

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