1.04.2013

Extremo tour alcohólico


 


Por Ajenjo

Siempre me ha gustado este asunto del turismo en Valparaíso. En el año 2000 llegué a poner un café internet y conocí cualquier cantidad de gringas y mochileros buena onda. Es enriquecedor el intercambio cultural y me encantaría, en un futuro, crear un tour "solo para valientes", donde los extranjeros alcoholizados se dejen llevar de la mano e hígado de este servidor.
Primero haría que los gringos firmaran un papel que me liberara de toda responsabilidad por si queda la embarrá. Onda intoxicación, peleas, asaltos, y todo eso. Aquí el slogan del tour sería: "solito se metió, solito salió". Con ese resguardo en la mano los citaría en el Moneda de Oro, a las 20 horas, donde el mozo "Chico" Fernando, tendría ya una mesa lista para los siete integrantes del tour.
Para partir los obligaría a mandarse al pecho un vaso de cola de mono bien helado y después un ron por cabeza, de esos gigantes, dobles, con hielo y cocacolita.
Afuera nos estaría esperando la "garrafavan" (vehículo con chofer recién sacado de AA) y nos llevaría hasta el Liberty, en la plaza Echaurren, para que conocieran algo más coloquial y típico de ese sector. Aquí les aconsejaría cerveza o vino embotellado y sólo los que quieran ver a los dioses de la India los induciría a tomar pipeño en vaso de medio litro. Después los llevaría hasta el monumento al "Negro" Farías, donde sacaría una petaquita y los haría brindar por los muertos. De ahí todos nuevamente a la "garrafavan" y al Cinzano. Sólo tomaríamos un vodka con jugo de naranja, preparado por el barman Rodolfo, en la barra y levantaríamos el licor en nombre de Carmen Corena.
"Garrafavan" nos trasladaría hasta el Menzel, para conocer sus privados. Siete pisco sour se beberían en ese templo. A pie caminaríamos hasta el San Carlos, para chuparse unas piscolas con los parroquianos. A esa altura seguramente ya nadie hablaría con modulación, pero todos nos entenderíamos. Nuestro vehículo nos trasladaría finalmente al Verde Absenta, en Salvador Donoso, donde cada gringo se bajaría un especial de 70 grados, con terrón de azúcar y todo ese volón.
Para el remate, los llevaría a El Máscara, para que en medio de los mutantes boten el alcohol y muevan el esqueleto al ritmo de The Cure.
¿Sobreviviremos estos gringos a tan extremo tour?
Demaikel.

ajenjoverde@hotmail.com

Historias de Navidad








Por Ajenjo

Debido a un intenso resfrío, que ha coqueteado con la bronquitis, no he podido filtrarmucho y he permanecido lleno de paracetamol, tapsin y seudoefedrina, que ha causado que ande bastante aletargado y adormecido.
Sin embargo, este estado de anestesia no ha impedido que vea cómola gente desliza sus tarjetas de crédito para endeudarse hasta el extremo y poder adquirir los regalos deNavidad y de esta manera complacer a la familia.
Personalmente la Navidad me da depresión. Siento que las diferencias sociales se extremizan, que la gente se vuelve loca y es capaz de hacer cualquier cosa para tener la última tele en tres dimensiones o el perfume de la cantante de moda. Es desesperante.
Cuando era un púber reportero y trabajaba en un semanario de La Calera, pude ver cómo se llevaban a unViejito Pascuero en ambulancia al hospital. Era un anciano flaco, casi esquelético, que se había conseguido un traje para pedir algo de monedas y pasar las fiestas.Al mediodía, y con casi 35 grados de temperatura, el hombre no soportó y se desmayó en una de las céntricas calles, provocando que se
armara una de las postales más tristes de estas fechas.
¿Qué hacía ese hombre en pleno verano con un traje y un gorro grueso, tocando una campana y estirando su mano? Una pena muy grande.
Una Navidad la pasé solo. Estaba recién separado y se habían llevado a mi hijo de cuatro años de la casa. Padecía la media depresión y el escritorVíctor Rojas llegó al rescate. Preparé un plato de comida, conversamos, tratamos de reírnos y finalmente salimos a un bar. No había nadie en las calles y vagamos por harto rato hasta encontrar un local de hombres solos, tristes, que bebían para olvidar ese terrible estado.
Definitivamente no me gusta toda esta onda. Este materialismo extremo a que estamos obligados. Esa gente corriendo en busca de los paquetes, esa locura social por saquear las vitrinas.
Puede ser una frase cliché, repetida, hasta cursi, pero la Navidad debería ser sólo de los niños, ya que a ellos les brillan los ojos y disfrutan con pasión abrir los regalos y las sorpresas.A los demás nos quedan sólo las 3, 6 o 12 cuotas que actuarán como un látigo del recuerdo de esta
oleada de materialismo sin sentido.

ajenjoverde@hotmail.com

1.03.2013

¿Por qué se nos calienta el hocico?




Por Ajenjo

Muchas veces estoy tomando copetito y el timbre cerebral me indica que ya es hora de retirarse al hogar. Pero algo pasa, un conector especial que existe en la lengua, paladar, garganta y cerebro, emite una señal, como un botón rojo que se prende y se apaga, que dice: “igual un traguito más”.Y la noche sigue...
Eso fue precisamente lo que me pasó el fin de semana pasado. Fui al cumpleaños de un gran amigo de mi señora que cumplía 70 años. El festejado arrendó una casa en la comuna de La Reina, en Santiago, y se repartió comida y trago a granel.A eso de las doce ya estaba listo para la foto. Con un micrófono en la mano me las daba de animador. “Soy AntonioVodanovic”, gritaba, mientras recitaba poesía y contaba chistes.
Lamentablemente mi mujer tuvo que retirarse de la fiesta para ir a cuidar a nuestra hija. Me quedé con unos brother secos para el vodka y la pachanga y salimos, como a las 2 de la mañana, a caminar por Santiasco.
Recuerdo que la calle se llamaba Lorelei y que llegamos a la avenida Príncipe de Gales donde, como
un demonio nocturno, se nos apareció una discoteca terrible de pulenta. Nos cobraron cinco lucas y nos fuimos a chupar unos rones, mientras mirábamos como el lolerío sudaba en la pista de baile al ritmo de la electrónica pachanguera.
De repenteme doy cuenta que son las cinco de la mañana.
Salgo de la discoteca y tomo un taxi. Cuando estoy arriba del auto cacho que no tengo idea donde ir, ya que Santiago es comoun laberinto para este servidor provinciano. Saqué el celular y llamé a mi hermosa señora, que me respondió como el mayor de los ogros. Le dije que me diera las coordenadas y que en la casa hablábamos más.
El asunto es que al otro día me levanté a las 9 de la mañana, me duché,me tomé un litro de Gatorade y una lata de Red Bull, y me fui al paseo de curso de mi hijo. Cuando llegué a la casa donde era el evento,me pusieron un pisco sour con hojitas de albahaca, y mi garganta lo recibió como un regalo de los dioses. Igual tuve que parar, ya que no quería avergonzar a mi hijo. Dar jugo en estos eventos no es muybien visto, pero igual hablé como si estuviera recién operado.
Ahora sólo espero que la cara de mi mujer cambie, que entienda que no hice nada malo y que sólome sucedió lo que le pasa a muchos chilenos: “Se me calentó el hocico mijita...”.

ajenjoverde@hotmail.com

Fermentando con cuática en la Expo Cerveza 2012 de Viña del Mar






Por Ajenjo

La secretaria del diario, que conoce perfectamente mis gustos,me regaló una entrada para dos personas para la Expo Cervezas 2012, en el Sporting Club de Viña del Mar. La recibí con mucha gratitud y mi hígado, en forma automática, realizó un sonido extraño, como pronosticando lo que se vendría.
Llamé a varios compinches borrachines para que me acompañaran al dorado evento, pero muchos me salieron con que mi señora, mis niños, la familia, la suegra y bla, bla, bla... Al final, uno de mis brothers atinó y nos juntamos a las 15.00 horas, en su departamento de 8 Norte, muycerca del hipódromo. Antes de llegar fui al Moneda deOro y me comí una empanada camarón queso y un litro de helada cerveza Escudo, como para calentar motores.
Alas 16.00 horas ya estábamos tratando de que nos regalaran algo de cerveza en esta exposición, pero los pocos vasitos de muestra eran del tamaño de la uña del dedo chico, por lo tanto, había que comprar.
Me mandé, casi al seco por la alta temperatura reinante, un vaso de medio litro de una chela que tenía 9 grados. Quedé loco altiro. Después le seguí dando a otros brebajes, de alto power, y creo, porque no tengo la seguridad, que me empipé cuatro litros.
Tengo algunos recuerdos vagos de lo sucedido. Son como imágenes de una tele a la que la señal le llega sólo a ratos, con distorsión. Conocí un tipo que tenía la barba como un chivo, venía de salir de un tratamiento a las drogas y le habían declarado epilepsia. Después me vi conversando con un carabinero, que me decía que mejor me retirara del lugar. Una joven cantaba en el escenario y yo buscaba un poco de sombra para poder dormir.
Noté que mi brother se estaba enojando por mi actitud de lanzarme al suelo y quedarme quieto, pero como también ha dado mucho jugo, tuvo que solidarizar. Es uno de los mayores sentimientos delmundo: la solidaridad de los curaditos.
El asunto es que como a las seis de la tarde estaba durmiendo en una cama, recuperando el cuerpo, ya que en la noche había otra actividad alcohólica. Aunque no lo crean me recuperé y me lancé varios rones, mientras relataba la historia de la Expo Cerveza a unos amigos santiaguinos.
Al otro día desperté yme quería “puromatame...”.

ajenjoverde@hotmail.com

Los poderes del ají


 

Por Ajenjo

Estoy sentado en esos montículos de cemento, donde tradicionalmente se instalan los punkis borrachos a beber y pedir monedas a la gente. Salí del Moneda de Oro como con cuatro rones en el cuerpo y me acordé que estaba solo en la casa, por lo tanto ataqué ese carrito de comida que se pone en este sector porteño para calmar el bajón de hambre.
Decidí comerme dos churrascos palta yme di cuenta que para adobar los sanbiruches, los compadritos tenían unos potes de ají en pasta. Sin dudarlo llené mis panes con esa salsa roja y me los devoré en un dos por tres.
¡Pucha que me gusta el ají y sus derivados!
En Ciudad deMéxico llegué a una mesa donde habían varios ajíes del tipo “chile”en la mesa. Mis brothers me incentivaron a que me los comiera y de pronto estaba todo rojo, no podía hablar y pensaba queme iba a desmayar.
“Te enchilaste”, gritaban todos riéndose, mientras yo estaba con cara de dibujo animado y los ojos salidos para afuera.
Ahora mi señora, que está obsesionada con un huerto que hay en la casa, plantó pequeños ajíes y yo los saco, los pico bien finitos y los meto en un pan con mantequilla. ¡Qué delicia más grande!
Recuerdo al fallecido Nicolás Maquiavello, guitarrista de El Circo, que era capaz de comerse esos ajíes que vienen en salmuera de los supermercados, como si fueran manzanas. Quedaba como loco, drogado, de tanto poder ajístico en su cuerpo.
La primera vez que conocí el rocoto, ese ají peruano de alto voltaje, cometí un grave error: se lo lancé completo a un ceviche de reineta. El primero que lo probó casi se ahoga y tuvimos que lavar el pescado para comerlo. Esa onda.

A veces pienso queme gusta el ají porque que me estimula, me da un golpe de corriente cerebral y me permite seguir en la juerga alcohólica y fiestera. El problema viene después, a las horas, cuando sentado en el trono y leyendo un buen reportaje en el diario, el ají sale en busca de su venganza.
He descubierto que hay ajíes que pican dos, tres y hasta cuatro veces. Incluso he sabido de gente que ha llorado en el baño, pagando las culpas de buscar ese hipnótico y adictivo sabor.

ajenjoverde@hotmail.com

Rockeando después de los 40




Por Ajenjo

Estoy haciendo la fila para entrar a Maquinaria 2012, un tremendo festival de rock donde tocan la mayoría de mis ídolos musicales de juventud, como Slayer, Marilyn Manson, Los Ramones, entre otros.
Jovencitos con su poleras negras conversan, mientras yo caigo en una especie de autoreflexión y pienso que a mis 43 años podría perfectamente estar haciendo un asado con mis amigos o entrando al cine con mis hijos.
Pero no. Estoy aquí, buscando masacrar mi cerebro con ritmos brutales y agotadores. ¿Qué me pasa? ¿Inmadurez? ¿Estaré pegado? ¿Temor a envejecer? ¿Locura?
Mi señora , que tiene 10 años menos que yo, siempre me recalca que una de las cosas por las cuales se enamoró fue que la hacía reír todo el día, que siempre estaba bromeando y tomando la vida a la chacota.
Desde niño que tengo problemas de inmadurez, según los profesores e inspectores de mi colegio.
En educaciónmedia tenía una maestra de literatura llamada Luz Fleming que me expulsaba constantemente de clases y me recalcaba que “lo estoy echando por su inmadurez ya que está todo el rato conversando y riéndose comoun niño chico”.
Ahora camino hacia una gigantesca tienda que vende cervezas con mi polera deMarilyn Manson que la compré el año 1998 y está llena de hoyos, pero que me la puse con orgullo para este recital.Observo a este torcido cantante como saca un micrófono con un cuchillo y atraviesa una lata de cerveza mientras el público aúlla. Canta “The beautiful people”y otros temas conocidos y mi mente se disparaba a tiempos de locura cerebral, de viajes sicodélicos y de tatuajes en los brazos.
Después vino Slayer y fue como si una tribu de monos totalmente estimulados se metieran a mi cabeza y destrozaran cada neurona. Antes habían pasado decenas de músicos que tocaron al ritmo de 10 ¿o 20? latas de cerveza que consumí con esa alegría que solo el rock nos entrega.
Al final, después que se acabaron los fuegos artificiales de Kiss, caminé a la salida. Estaba agotado, reventado y cargaba en mi espalda esa inmadurez que ojalá nunca me abandone.
¡Los inmaduros delmundo unidos, jamás serán vencidos!

ajenjoverde@hotmail.com

Adiós, querido Leonardo Favio





Por Ajenjo

La última vez que vi a Leonardo Favio fue en el Teatro Municipal deViña del Mar. En ese tiempo, mi hermano mayor era el intendente regional y me pasaba entradas para ir a un balcón especial y observar diferentes espectáculos.
Luego de un “numerito”que me mandé viendo a Los Jaivas, censuraron mi presencia y sólo podía ir acompañado físicamente de mi brother.
Fue así que junto a mi madre vimos al tremendo artista argentino, quien sentado en una silla (jamás se paró) cantó sus grandes éxitos, que sacaban suspiros de las señoras que repletaron el recinto. Era un mito viviente, un dinosaurio de la música, un artista de culto.
Años antes tuve la oportunidad de saludarlo y de cambiar algunas palabras con él. Presentó la película “Gatica El Mono” en el Festival de Cine deViña del Mar y fuimos con una patota de amigos
y una bolsa llena de copete. En la galería nos bajamos varios botellones de licor y a la salida nos encontramos de sopetón con Leonardo Favio.Uno de mis amigos le gritó y él avanzó amigable, con su pañuelo en la cabeza, y nos tendió su mano y nos pregunto qué nos había parecido la película. Seguramente le hablamos puras estupideces, ya que no podíamosni modular.

Favio fue un compañero de niñez. Mientras nuestras madres planchaban, lavaban o nos cuidaba, de la radio volaban sus canciones y se quedaban pegadas en la neurona auditiva. Era un poeta, un gran señor, un enamorado de la vida y el arte, un hombre culto y con conciencia social.
Ahora se fue para siempre, allanando el camino que todos tendremos que tomar alguna vez.

ajenjoverde@hotmail.com

Chantiasco sin santiaguinos




Por Ajenjo

Me vine a pasar el fin de semana largo a Santiago y estoy feliz. La ciudad está deshabitada. Parece una película de zombies o de exterminio humano. Seguramente todos los ganadores capitalinos se fueron al litoral, en busca de algo de paz. 
Partí visitando la exposición de la Colección Peggy Guggenheim de Venecia, con obras de los grandes artistas de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX: Kandinsky, Dalí, Pollock, Vasarely, Picasso, entre otros. 
Quedé para adentro con varios cuadros. Los de Pollock son heavy metal. El que más me gusto fue uno de Vestido de novia, de Maex Ernst. Durante varios segundos miré la cara de la protagonista del cuadro. Rara. 
¿Ha visto un Dali en vivo en directo en su vida? Ahora puede hacerlo y cuesta dos luquitas. El único rollo es que hay que viajar a Santiago y transar con los chantiaguinos, pero yo me ahorré ese agrio trámite. 
Después nos fuimos al bar The Clinic. Ahí me comí el plato Longueira, que era una gran longaniza con dos papas y cebolla. Mi brother se comió un Corteira, que era lo mismo, pero con prieta. Mi bella mujer se sirvió su carne mechada. 
Me mande un litro de cerveza al pecho y fui feliz. Que bar más pulento. En la carta mostraban una novedad que todavía no llega a Valparaíso: “El empanapleto”. Nadie lo pidió, pero nos imaginamos que era un pan de completo con pino en su interior. 
En el baño del bar había una frase en el urinario que decía: “no es que lo tenga chico, es que hace mucho frío”. Se le atribuye a la chanta de la sicóloga Pilar Sordo. 
Lo pase bien. Me queda la Feria del libro, donde estoy invitado al relanzamiento del libro “Sodoma Mia”, de Pancho Casas. “Anda, habrá vinito”, me dijo el artista a través de Facebook. 
Hace mucho tiempo que no era feliz en Santiago. La ciudad es hermosa, especialmente sus parques y museos. El problema está en la gente. 
El problema siempre está en la gente.


ajenjoverde@hotmail.com

Nostalgia de borracheras infantiles






Por Ajenjo


Después de ver la escena de la serie “Los 80”, donde el niño se emborracha por primera vez con licor de guindao, recordé con nostalgia las primeras curaderas infantiles, que están llenas de ternura e intoxicación.
Me acuerdo de haber ido a una ramada que organizaba mi colegio.Uno de mis amigos llegó con una botella de menta, que procedimos a tomarla a medias, escondidos en las inmediaciones de la estación Chorrillos. El licor, muy dulce, pasaba como piola y fumando cigarrillos Hilton rojo terminamos el poderoso licor.Yo caché que estabamal al tratar de pararme.Todo se me daba vueltas y decidí irme para la casa antes que me pasara algo malo.Al llegar a mi hogar, la bomba verde que estaba en mi estómago explotó, y en el baño llamé a Guajardo de una forma terriblemente ruidosa. Mi mamá se levantó y al verme pegó un grito de horror: “¡Está vomitando verde!”. Mi padre se levantó y me acostó con fuertes amenazas y le dijo a mi madre que yo estaba borracho, borrachito...
Otra vez fuimos a una kermesse de un colegio de monjas y nos ganamos, tirando a los aros, unas botellas de ronponcola. Era como un licor con leche y nos lo tomamos como entre cinco socios. Cuando llegué nuevamente a mi casa no se me ocurrió nada mejor que vomitar en el closet, dentro de todas las zapatillas que estaban en el interior. Mi hermano chico, que dormía en la cama de al lado, dijo que me tuvo que despertar en la noche varias veces y sacarme la cabeza por la ventana.
“Pensaba que te ibas a ahogar”, me gritó en la mañana. Cuando se fue a poner las zapatillas el loquito casi me mata.
Curarse cuando uno es niño, en este país, es algo que va a suceder tarde o temprano.Uno desde pequeño que ve a los padres empinar el codo y ser felices (otros se ponen violentos y escandalosos en mala, pero ese no es mi caso) y a la primera oportunidad se baja rápidamente lo primero que pille. El problema es que generalmente son licores de muy baja calidad y que terminan actuando como verdaderas bombas atómicas estomacales.
Al final lo que queda es la anécdota, la aventura, los amigos y la intoxicación.

ajenjoverde@hotmail.com

¿Por qué es tan raro Valparaíso?



Por Ajenjo

Cuando tenía 12 años podía decir que había vivido en seis ciudades diferentes (entre Chile y Venezuela), lo que me otorgó una inestabilidad social y mental que todavía me persigue.

Mi hijo, que tiene esa misma edad, ha vivido sólo en Valparaíso.Ha estudiado en un solo colegio en el centro de la ciudad y ha bajado ascensores, pisado mierda de perro y utilizado los trolley como cualquier mortal.
Es un porteño y lo único que lo diferencia de los habitantes de esta ciudad es que le gusta el Everton (para mi gran orgullo). El asunto es que, desde su visión de niño,Valparaíso le parece raro. No se explica porque alguien le puede poner a una tienda que vende lentes “Bulling” (ya que para él significa la agresión escolar) o como un centro de salud se puede llamar “Deformes”.
Tampoco se explica el nombre del equipo SantiagoWanderers. ¿Santiago? Si aquí casi todos odian a los capitalinos.
Cuando lo escucho pienso en que para mi esta ciudad también es rarísima. Me provoca una dualidad
amor-odio que todavía no puedo bancármela y que sólo comprendo cuando tengo un vaso de ron en la mano.A veces me da por hablar pestes de todo y me siento como una rata que está en un barco a punto de hundirse. Es ahí cuando más bebo.Otras veces amo este terruño como a nada en el mundo y lo defiendo, con capa y espada, de los ataques foráneos.

El fin de semana pasado Dióscoro Rojas fue a cenar a mi casa. Le preparé un pescado a la lata, onda gourmet, con camarones y harta verdurita. La conversación giró en torno a las elecciones municipales y el GranGuaripola Guachaca dijo que en ninguna ciudad de Chile se producían las discusiones y se presentaban candidatos como los que postulan en esta comuna.Todos los que estábamos en la mesa gritábamos y había pasión en el tema.
“Es que las cosas que suceden en Valparaíso, ocurren aquí nomás y en ningún lugar más”, sentenció Dióscoro. Yo altiro pensé en la frase: “Valparaíso limita con Chile”.
¡Qué manera de haber gente cuática y rara en esta ciudad!
La única forma de entenderla es con trago.
Nada más y nada menos.

ajenjoverde@hotmail.com

12.12.2012

Borracha conversación sobre el mall





Por Ajenjo
 
Para variar estoy en el Moneda de Oro, con mis brothers, celebrando que volví de mis pequeñas vacaciones por el norte chileno. En la mesa ya hay varias botellas de bebida que demuestran que muchos rones ya se han anidado en las neuronas de los comensales.
Alguien pregunta: ¿Están de acuerdo con el mall en Barón?
La interrogante, como una mecha de pólvora, incendio los ánimos y la conversa se puso al rojo vivo.
Hasta Dióscoro Rojas,que andaba promocionando el “18” chico que celebrarán en Valparaíso, se integró a la conversa, pero como estaba sobrio, poco pudo entender de la discusión.
La mesa se dividió en dos bandos. Los que estaban a favor decían que ese pedazo del borde costero estaba abandonado desde hace años y nadie había presentado propuestas serias relacionadas con el turismo o la entretención. A eso se sumaron argumentos relacionados con la oferta de trabajo y en el fragor de la conversa uno de los comensales gritó: ¿y en que puede trabajar una madre soltera porteña? Elmall es una buena carta”.
Mientras pedíamos más ron yo argumenté que los empresarios chilenos sólo estaban interesados en ganar dinero y no querían dejar ningún aporte arquitectónico a la ciudad. Les dije que soñaba con un borde costero como Puerto Madero, con una oferta gastronómica de lujo, a lo mejor un gran acuario, y un paseo marino para toda la familia.
Otro de los antimall señaló queValparaíso no era una ciudad globalizada, donde no habían tiendas de Mc Donalds, y en eso se basaba el encanto que atraía a miles de jóvenes europeos y extranjeros. “Si ponen el mall la ciudad ya no será diferente. Si quieren centros comerciales que se vayan aViña”.
Y así, como en un ring de box, los argumentos entraban y salían como puñetazos directos al cerebro. En un momento quedó el griterío pelado. Cada uno gritaba sus argumentos al aire y el espectáculo era hasta un poco decadente.
Al final no se pudo llegar a un acuerdo y todos quedamos cansados de tanto discutir. Recordé que en un período de la historia, se polemizó a muerte sobre el sexo de los santos.
¿Serán hombres,mujeres o asexuados?
No se lo que irá a pasar en Barón, pero la ciudad está dividida y discutiendo. Eso es bueno, sobretodo si hay una generosa cantidad de ron en la mesa.

ajenjoverde@hotmail.com

Benditos los buenos emprendimientos



Por Ajenjo

Cuando algo se hace bien enValparaíso se nota inmediatamente.
Es que esta ciudad es tan extraña y difícil, que generalmente todos los emprendimientos terminan mal, debido a que empezaron con el pie izquierdo o porque las ciudad los engulle, en una especie de canibalismo urbano.
El asunto es que el restaurante Bendita Pasta ha sido, como lo dice su nombre, toda una bendición para la plaza Aníbal Pinto y sus alrededores, que ha visto cometer crímenes patrimoniales tan grandes como la desaparición del famoso y tradicional Café Riquet y la aparición de una farmacia “a la antigua”(¡Santo Dios!).
El asunto es que partimos con unos amigos a almorzar en este local y conocer sus platillos italianos. Partí con un pisco sour al ají, que todavía me tiene las mucosas alteradas. ¡Que trago con más personalidad! Mi brother médico pidió unas bruschettas para animar el estómago. Creo que eran de queso de cabra, jamón serrano y lomo. Estaba muy ricas, crujientes y con sabor.
De segundo compartimos dos pizzas (éramos cuatro). Una era vegetariana y la otra con carne. Estaban exquisitas. El local tiene muy buena onda, se respira un ambiente de relajo y de buenos sabores que muy pocas veces se encuentra en esta ciudad.
Ojalá existieran más emprendimientos de este tipo, que podrían comenzar a cambiarle la cara a esta ciudad que muchas veces vaga sin rumbo, sonámbula, como flotando sin sentido en esta aventura llamada historia y vida.

ajenjoverde@hotmail.com

¿Y cómo les quedó el hígado?




Por Ajenjo

Después de estas maratónicas Fiestas Patrias, que para muchos todavía no terminan, sólo se me viene una pregunta a la cabeza: ¿cómo habrá quedado mi hígado?
Lo importante es que sobrevivimos y ya estamos listos para enfrentar nuevos desafíos con nuestro cuchillo y tenedor y la garganta muy afilada.
Personalmente partí septiembre cumpliendo un deseo que atesoraba hace varios años en el cerebro: conocer el Lago Chungará, en el corazón del altiplano nacional. El queme dio el empujón final fue el escritor Jorge Baradit, quien con sus tres primeros capítulos de su novela por entrega, “Lluscuma”, me invitó a conocer este ojo de agua del cíclope llamado Chile. Partí con mi hijo y mi mochila y llegamos a esta zona extraterrestre, donde las vicuñas, vizcachas y un musgo fantástico, crean un paisaje irreal, como de una película deTim Burton.
También visitamos Arica, de la mano de una cariñosa pareja, y pudimos ver a la famosa momia negra y las profundas cavernas formadas por rocas gigantescas, llenas de guano y de fantasmas de esclavos.
Fue poco lo que bebí en esa zona, ya que la altura te hace sentir raro, diferente. Incluso mi hijo sufrió un ataque de puna, donde su estómago se daba vueltas y su cabeza estaba a punto de estallar.
Al volver a Santiago no retorné a miValparaíso querido. Este año no ingresé a la ramada travesti de Zuliana, en el Parque Alejo Barrios, y decidí viajar al Lago Colbún, donde en medio de volantines y asados interminables se bailó la cueca de la alegría familiar.
Fueron largos e intensos días, donde todo comenzaba con una chelita mañanera, para después beber mostos de alta ley y terminar con uno que otro ron loco. La parrilla siempre estuvo prendida, con costillar, choripanes y lomo y terminábamos viendo películas y descansando en medio de un paisaje sacado de los bosques de Canadá.
Personalmente fue un 18 tranquilo, lleno de placeres de la buena mesa y con mucha conversación entrete y profunda. Ahora sólo queda pensar que hay que volver a la realidad y que todo este oasis de viajes y fiesta fue un paréntesis de relajo cerebral para enfrentar este último tramo del año.

ajenjoverde@hotmail.com

¡Cabros, con harta farmacia y mucho aguante para este “18”!



Por Ajenjo

Todos estamos muy conscientes de lo que comienza hoy es una maratón del carrete, una gran orgía de comida y bebida, donde los excesos son perdonados y el que no se cura es charcha. Los chilenos no somos buenos paras las fiestas, pero septiembre es como nuestro carnaval tropical, que tiene como protagonistas principales el vino, las empanadas y el asado.
De esta manera hay que estar preparado para lo que viene y mi mayor consejo, como dice un amigo argentino, es con farmacia y con aguante.Yo igual le agregaría agua, mucha agua.
Para evitar estar el domingo en la sala de urgencia de algún hospital local, recomiendo leer esto con atención y tratar de cumplir algunos mandamientos del borracho.
Lo primero, y más importante, es no curarse con apagón de tele ningún día. Es penca para todos los familiares, amigos, pololas y novias ver al socio llamando a Guajardo, hablando groserías, poniéndose violento o cariñoso con las mujeres de los demás. Desagradable, muy desagradable.

Cada uno sabe donde le aprieta el zapato y lo importante es no mandarse embarradas. En mi caso me pongo bueno para la talla grosera. La última vez estaba en un restaurante, con toda la familia y yo estaba pasadito.Me pregunta la garzona si me quiero comer un pescado llamado “vieja”y grito a los cuatro vientos con tono picaresco y desubicado: “Me encantaría comerme una viejita”. Se sintieron
algunas risas, pero las caras de la mesa decían: “Ya empezó el show”.

Volviendo al tema del maratónico 18 es trascendental ir a la farmacia y abastecerse de paracetamol y antiácidos. Después meter mucha agua al refrigerador. Con este material uno puede llegar del carrete y mandarse cuatro pastillas, tomar un litro de agua y acostarse más tranquilo.
Lo de la cerveza mañanera no lo recomiendo mucho, es mejor siempre comer antes de meterse licor. Por eso hay que picar lo que pille antes de ponerse elembudo y comenzar a tomar. Otro de los secretos infalibles es evitar la mezcla. Si comienza con una chelita, le sigue poniendo sus buenos vasos de vino y después remata con ron u otro destilado le irá mal, muy mal. Personalmente prefiero
llegar a un asado y empezar a tomar ron con cocacolita desde la mañana hasta la tarde... ¿O será muy borracho lo que estoy diciendo?
Ojalá todos sobrevivamos y esta columna aparezca la próxima semana.
¡Baco, cuídanos y protege nuestro cerebro e hígado!

ajenjoverde@hotmail.com

12.03.2012

Caníbal tinto




Por Ajenjo

Valparaíso, en su historia, debe haber tenido muchos centros neurálgicos del carrete. En algún momento la Plaza Echaurren, con la Subida Clave y sus alrededores (con Los
Siete Espejos incluido) reunía a los más granado de la distorsión humana. Seguramente las peleas de borrachos, los robos y las cuchilladas, eran parte de la rutina que a uno le podía tocar.

Seguramente el Parque Italia también fue en su tiempo lugar donde se tomaba y se bebía de lo lindo, con buena onda y uno que otro escándalo. Creo sin certeza, ya que no soy un historiador de la bohemia, que la Plaza O’Higgins y El Almendral también acogieron a la fauna buena para el tinto, el baile y el hueviche.
En los años 90 la Subida Ecuador fue el epicentro de la locura. Era el destape chileno, la apertura a la democracia, el rompimiento de las cadenas y todos se pusieron a jaranear de lo lindo.
Ahora, en pleno 2012, la Plaza Aníbal Pinto es el núcleo del carrete pesado. El fin de semana pasado una horda de borrachos arremetió con todo el inmobiliario urbano y destrozaron paraderos de micro, maceteros y semáforos.Todo un caos.
Siempre he vivido cerca de la Plaza Aníbal Pinto, que desde hace varios años la apodan CaníbalTinto, por la locura que a veces se forma. Al principio pensé que este lugar era una especie de manicomio de los perros callejeros. Onda que un perro empezaba a transmitir pesado y lo mandaban a juntarse con otros quiltros orates. En las noches la locura de los canes se desata y persiguen las ruedas de los autos a niveles extremos, incluso arriesgando su vida perruna. En el día todos duermen a pata suelta,
comosi estuvieran con la caña, de guata al sol.

En el último tiempo he asociado a la CaníbalTinto con los vendedores de panes con soya. Siempre me compro los que cuestan quinientos y tienen lechuga y tomate. Al principio eran los rastafari (que según un amigo se visten de esa forma sólo para justificar que son más volados que la cresta), pero ahora son una gama de punkis, alternativos y gente empeñosa que ofrece productos alimenticios.

Hace varios años, cuando protagonizaba duros carretes, pasaba por ese lugar casi en la madrugada. Íbamos en busca de la botillería del pelado Santiago, que dejaba de atender con los pajaritos...
Después llegó el Máscara y otros lugares de distorsión, que se sumaron al taquilla Cinzano
y al cambiode la subida Cumming.
La Plaza Caníbal Pinto es actualmente el centro del carrete porteño. Los turistas se mezclan con los punkis, los artesanos y el mundo porteño. Seguirán pasando cosas buenas y malas, como en todo lugar donde se vive la locura del alcohol.

En 10 años más ¿cuál será el lugar donde se mudará la bohemia extrema?

ajenjoverde@hotmail.com

Maldito agosto




Por Ajenjo

Cuando fui a ver la película deTevo Díaz sobre los sicópatas deViña del Mar, hace sólo algunos meses, pude conocer físicamente a Orlando Walter Muñoz. En esa ocasión le dediqué una columna especial, donde explicaba que había conocido a este enigmático intelectual, al que solamente había entrevistado por teléfono, en variadas ocasiones.
 “¡Larga vida Don OrlandoWalter y salga a tomarse una copita con sus amigos de vez en cuando!”, era una de las frases que remataba esa crónica y que lamentablemente actuó en contra, ya que el cinéfilo abandonó la Tierra para irse a vivir a otro plano de la realidad.
Murió.
Es que agosto es un mes maldito y por eso muchos festejarán hoy el haber pasado estos 31 días, llenos de frío, gatos y una onda rara en el espacio mental.
Supe que había muerto a través del Facebook, ya que la hija del poeta Juan Luis Martínez colocó en su muro la triste noticia.Quedé para adentro, al igual que el periodista rockero René Cevasco, ya que muchas entrevistas, dudas y conversaciones, quedaron truncas con la desaparición física de OrlandoWalter Muñoz.
La última vez que hablé por teléfono me contó de su proyecto de tres monólogos teatrales.Me pidió que le consiguiera actores que fueran físicamente aceptables para montar su espectáculo. Le dije que lo intentaría, pero la garra de la “pelada” acabó con todo.
Ahora me imagino a Orlando Walter Muñoz destapando una botella de vino y conversando perpetuamente con Aldo Francia , Juan Luis Martínez y Raúl Ruiz sus amigos del cine y la literatura.
Así es la vida, así es la muerte.

ajenjoverde@hotmail.com

11.30.2012

Ya nunca más tomaré solo en un bar.... Ahora tengo a mis virtuales amigos del Facebook




Por Ajenjo

Pensé en escribir sobre el carrete que m emandé en Mantagua, donde se me apagó la tele a puro vino tinto y tuve que ser copiloto de mi señora. ¿O mejor redacto la sensación que me dan los afiches de los políticos que me miran desde los postes como buitres a un cadáver en el desierto?
Mientras pensaba todo esto me encontraba en el living de mi casa, que es la segunda mesa del bar Moneda de Oro (después de los veteranos jugadores de dominó), con un gran ron con cocacola y mi nuevo celular con conexión a internet. Ninguno de mis amigos llegaba y me dije: “mientras los espero, me conecto al Facebook y hago mis comentarios”.Y así nomás fue.Y pasó el tiempo, nadie llegó, y me tomé como tres rones con mis virtuales compinches.
Entre trago y trago colocaba un“me gusta”o ponía una frase contra los postulantes al sillón alcaldicio o simplemente miraba fotos, comoun trastornado vouyer telefónico.
¿Estará bien esto?
No lo sé, pero son los tiempos que nos tocó vivir.
El día que se meapagó la tele en Mantagua llegué a mi casa y mi santa esposa me mandó a dormir a otra pieza (no porque estuviera enojada, sino que su hermana estaba cuidando a la guagüita y bla, bla..). El asunto es que, al parecer, abrí el notebook y me metí al Facebook con la cabeza totalmente en Neptuno. Al otro día, tipín 10.30 de la mañana, me desperté y me dije: “por la reflauta, ayer parece
que entre al computador y seguramente me mandé puras embarradas”.

Prendí rápidamente el notebook, con el corazón acelerado y las neuronas en una batalla mental, yme encontré con la frase: “todos los comentarios que he escrito están influenciados por el trago... Perdonen”.
Después de ver el registro de actividades,me percaté que no me había mandado tantos errores como pensaba y que esto del Facebook se estaba transformando en algo medio complicado.
Nunca he sido una persona buena para tomar solo. Son contadas con la mano las veces que me he bajado una botella solo. Soy bebedor social de tomo y lomo.Defiendo y respeto mi posición.
Pero ahora, con esto del Facebook en los teléfonos, puedo perfectamente ir a tomar solo a cualquier barra, desplegar la pantalla y ponerme a beber con compañía. Me he encontrado soltando las medias carcajadas con los comentarios de la gente, mientras me empino mi vaso con agua de fuego. Está más que claro que las cosas están cambiando, que la soledad, que alguna vez experimenté en una barra de bar ya no existirá más. Ahora sólo basta apretar unos botones y meterse a ese adictivo mundo del“me gusta”.
¿Qué les espera a nuestros hijos?

ajenjoverde@hotmail.com

Realismo mágico en Valparaíso





 Por Ajenjo

Mi cuñada y su novio, santiaguinos por esencia, llegaron a Valparaíso a visitarnos. En la noche, luego de comer mi ultimo invento, ñoquis tres estaciones, partieron hacia el centro de eventos El Huevo, a escuchar un grupo de reggae y zangolotear el cuerpo bailando sin cesar.
Llegaron comoa las cinco de la mañana y a la hora del desayuno nos contaron que estaban impactados con un grupo de enanos que también había decidido ir de parranda a El Huevo y bailaban y festejaban como locos.
“Eran como siete y tomaban como cosacos. Bailaban entre ellos o con personas altas y le ponían todo el empeño posible. Andaba uno que sale en el programadel Kike Morandé y era como el jefe.Todos se movían juntos y andaban de sala en sala, bailando todos los ritmos y bebiéndose todos los tragos”, relataba la impactada pareja. El público de El Huevo actuaba frente a ellos en forma normal, “pero era todo un espectáculo verlos, ya que se rajaban bailando reggaetón y cumbia”.
Les dije que así era Valparaíso, extraño, como una novela de realismo mágico de la década del 70, donde todo puede pasar (bueno y malo) y a cualquier hora.
El lunes pasado, y todavía pensando en los enanos, salí de la pega como a las 10 de la noche y me encontré, en la calle Esmeralda con el tremendo funeral de Bomberos. Unos 200 efectivos, todos con antorchas y trajes de gala, desfilaban lentamente.Varios carros bombas los acompañaban y en uno, que iba al medio del cortejo, iba el cajón con el difunto.
Los bomberos enfilaron por la Subida Ecuador, camino al cementerio.Todo el mundo se quedaba callado con el paso del singular desfile. Muchos aprovechaban a sacar fotos con sus celulares. El espectáculo era sobrecogedor, incluso a mi me dio hasta un poco de miedo, ya que la calle estaba oscura, encajonada, y las antorchas emitían un singular brillo.
Al final terminé en el bar Moneda de Oro pidiendo un ron con coca cola, mientras le relataba todos estos hechos a los parroquianos. Muchos me miraron con poca cara de asombro, como si lo que describiera fuera normal en esta ciudad.
A veces pienso que aquí están todos locos y que soy uno más de esta gran banda de chiflados.

ajenjoverde@hotmail.com

11.26.2012

La porfía de retornar a Peñuelas



Por Ajenjo

Desde hace cuatro años que, con un alocado grupo de amigos, comenzamos a organizar asados en Peñuelas, en el sectordel lago y a pesar de la lluvia, los resfríos, la humedad y el cansancio, nuevamente copamos ese hermoso sector porteño y le dimos al vinito, los roncolas y la buena onda en general.

Todo comenzó cuando mi brother fotógrafo decidió celebrar su cumpleaños en un lugar natural. ¿Y dónde puede ser? La primera opción que salió fue el Jardín Botánico de Viña del Mar, pero la falta de agua, las avispas africanas y la cercanía entre una parrilla y otra parrilla nos hizo descartar este lugar.

¿Y Peñuelas?, dijo un loco.Y así fue como comenzamos esta especie de tradición, donde algunos protagonistas no cambian y todos los años se suman nuevos actores, que siempre terminan con los labios morados (por el vino, no por el frío) y la cara cansada de tanto reírse.
Hay un amigo que tiene un transporte escolar y lleva a los que no sabemos manejar. Su señora
se sacrifica y no bebe alcohol y cuando nos retiramos tiene que soportar a una sarta de curaditos que va tirando tallas de grueso calibre, enmedio de las risas de los niños.

Esa es una característica importante del paseo, ya que muchos invitados van con sus hijos y se junta una patota que ha ido creciendo con estos paseos. Algunos llegaron muy niños y ahora están entrando a la adolescencia y es chistoso ver sus cambios de conducta y de intereses.

Nosotros, los viejos, seguimos siempre en la misma. Métele chupar, comer, tirar tallas groseras, contar mentiras y reírse sin parar.Todo en un escenario natural maravilloso.

A pesar de que hemos sido testigos de cómo el agua del lago ha ido desapareciendo, todavía se respira algo poderoso en Peñuelas. Es que estar en la naturaleza, en el pasto, en el aire puro, con árboles gigantescos, no tiene precio. Es comosi todo el estrés, los problemas y los dolores de cabeza, se diluyeran enmedio de estos paisajes.

Y ya estamos organizando el próximo paseo...

ajenjoverde@hotmail.com

11.23.2012

Siguiendo los consejos de Titae





Por Ajenjo

El escritor Víctor Rojas decidió acompañarme al recital que dieron Los Tres en el Teatro Municipal deValparaíso, y lo cité a las 20 horas, enel bar Renato, para que calentáramos motores con un ron. Llegué primero y me bajé un tragullo en la barra, que estaba bueno, bonito y barato (2.400 pesos). El local tiene una tele que emitía un partido de Iquique contra un equipo cuyo nombre no puedo recordar. Había un jugador con el nombre y apellido de mi hijo yme entretenía con el relato del periodista deportivo.
Caminamos por PedroMontt hasta llegar al recinto porteño, donde el grupo LosTres daría un recital acústico.
Nos conseguimos unas entradas al final del palco y cuando comenzó el espectáculo saqué mis tradicionales petacas del bolsillo y pudimos observar el show con varios tragos del dorado licor cubano.
El show estuvo bueno, pero yo conozco sólo los primeros discos de Los Tres. Después no los seguí escuchando, y tocaron varias canciones que eran desconocidas para mi. Se proyectaban películas en las paredes, que estaban bastante entretenidas. Incluso se tocaron una canción que tenía pedazos de frases de Pinochet.
Ala salida decidimos seguir los consejos del bajista de Los Tres: Titae. Lo había entrevistado en la semana y me dijo que “ahora enValparaíso la lleva El Rincón de lasGuitarras”.
Partimos a ese local de calle Freire, que estaba repleto de gente que cantaba y disfrutaba de la buena música.
Nos sentamos en la barra a beber un ron yme percaté que los dueños del local habían pegado la entrevista a Titae en una pared. Con mi alcohólica voz le dije a una señora detrás de la barra: “yo escribí esa nota”. La mujer me agradeció yme dijo que hace como cinco años había aparecido El Rincón de las Guitarras en una columna en La Estrella firmada por una persona de nombre Ajenjo.
“Ese soy yo”, le dije modulando al ritmo del ron y la señora nuevamente agradeció la publicación.
Titae tenía razón, El Rincón de lasGuitarras la está llevando.
Se nota en la piel la buena onda de los parroquianos y hay cuecas sonando durante gran parte de la noche. Es como caer en una máquina del tiempo y pasar a un Valparaíso histórico, bohemio, y de largo carrete.
Salimos como botón de camisa del local y nos fuimos a comer unos sanbiruches a esos carritos de Bellavista.
Nos despedimos junto ami amigo, mientras en mi cabeza todavía rondaba la canción: “un amor violento nos deslumbró, un amor violento nos fulminó...”.

ajenjoverde@hotmail.com

Cosecha láctea




 Por Ajenjo

Cuando vi a un grupo de mujeres amamantando a sus hijos en forma libre y abierta afuera del Congreso Nacional, en Valparaíso, en una actividad llamada “Tetada”, recordé el fin de semana que viví en Santiago, donde después de un año mi mujer, que hace cuatro meses tuvo a nuestra hija Sara, pudo carretear libremente.
Desde hacía varias semanas que la veía congelando mamaderas con leche materna en el refrigerador. Le pregunte: ¿qué onda? Me respondió que la idea era irnos a una noche romántica en el Hotel San Francisco, en Santiago, para revivir esa llama que está algo apagada y además comer rico y tomar  buenos vinos.
Y así fue como partí a Santiago, dejando por primera vez sola a nuestra pequeña hija, que quedó feliz  con su cooler lleno de leche congelada y en los brazos de mi bendita y querida suegra.
Llegamos al hotel y nos fuimos a una piscina temperada.
Después llegamos a la habitación y nos habían dejado una botella de champaña (que ahora se llama espumante) y decidimos mezclarla con Red Bull, para tener fuerzas y bajar al restaurante Bristol, donde habíamos reservado para cenar. “Yo voy a sacarme la leche y botarla, ya que está contaminada”, me sentenció mi señora, mientras yo empinaba el codo.

En el restorán, que es uno de los más pulentos que he ido en mi vida, desde el punto de vista gastronómico, pedimos una entrada de locos en tres versiones, dos platos de pescados y un postre.
El mozo nos rellenaba las copas de vino con un mosto de alta calidad y mi mujer bebía como un camello en el desierto.Tenía que aprovechar.
Cuando el mozo vino a pedir el bajativo, mi esposa apenas modulaba.Yo hice de traductor (ella siempre lo hace) y le expliqué al garzón que no quería nada, cuando verdaderamente estaba diciendo que la decoración del local era como un restorán austriaco de los años 20.
Después volvimos a la habitación, donde en cuestión de segundos mi señora cayó (no en mis brazos), sino en los de Morfeo. Dormía plácidamente y en su cara había una sonrisa de oreja a oreja.

En la mañana nos mandamos el tremendo desayuno, conocimos el centro cultural GAM y el Barrio Lastarria (¡qué bonito!) y rápidamente fuimos a reencontrarnos con nuestra hija, a quien ya casi no le quedaban sus mamaderas congeladas.
Ahora habrá que esperar una nueva cosecha láctea para poder revivir estos momentos que estuvieron muy entretes.

ajenjoverde@hotmail.com

¿Libros o una botella de buen copete?



 Por Ajenjo

Nuevamente estuve de cumpleaños y mis amigos se vieron enfrentados a un gran dilema al momento de elegir el regalo queme llevarían: ¿un libro o una botella de copete?
Me he podido dar cuenta que en la vida hay dos cosas que me encantan: la literatura y el alcohol. Las dos cumplen con la misma función, que es sacarme de la realidad y llevarme a lugares mentales diferentes, donde generalmente soy más feliz que en el llamado “aquí y ahora”.
Mi hijo, que tiene once años de edad, sacó plata de sus ahorros y se fue a meter a una librería de textos usados. El, que conoce mis gustos a la perfección, le dijo al comerciante que deseaba libros de ciencia ficción.Me contó que justo su profesora de lenguaje (nuestro antiguo castellano), pasaba por el lugar y le aconsejó comprarme “Azazel”y “El hombre bicentenario”, ambos del gran Isaac Asimov. Me los entregó en papel de regalo y lágrimas de emoción cayeron desde mi cerebro al corazón.
En la tarde comenzaron a llegar mis alcoholizados y locos brother. Muchos llegaban con botellas y libros, asegurando que mis dos grandes deseos fueran saciados.
Una bella abogada me regaló “Los juegos del hambre”, de Suzanne Collins. Hace poco dieron la película y por suerte no la fui a ver al cine. Es que si primero veo el argumento en pantalla grande, después me cuesta mucho leer. Es como si alguien, con anterioridad, se imaginara los personajes y las situaciones y todo este gran juego de la imaginación se volviera fome.
Otra amiga apareció con Altiva música de la tormenta, de Camilo Marks. Medijo que el autor estaba más loco que yo, y se fue en medio de grandes carcajadas.Atrás mi brother médico me regaló “No al lucro”, de Alberto Mayol, que es un como un filósofo político que deja muyen claro cuál es el actual
cáncer de la sociedad.
Otra colega de pega, junto a su esposo, me obsequiaron un compilado de los cómic de los Freak Brothers, esos locos marihuaneros que apuntan a destruir los pilares mismos de la sociedad yanqui.
Uno de los títulos inquietantes me lo obsequió una periodista y un fotógrafo. Es un libro de Jon Ronson que se llama “¿Es Ud. un sicópata? " La contratapa dice que "es un viaje alucinante a través de la industria de la locura" y que postula que muchos que habitamos esta sociedad tenemos características sicóticas y que habría que reestudiar las definiciones de locura.
Eso me quedó más que claro en la fiesta de mi cumpleaños, cuando miré el comedor y pensé que se había quedado abierta la puerta de un manicomio y puros locos lindos habían llenado la sala para festejar un año menos de mi vida. Por eso, que en medio del vino y del ron, gritaba esa canción que el periodista de rock, René Cevasco (que no llegó al festejo), vociferaba en las calles en sus momentos de locura: “Alla va la muerte y me está esperando, allá va abajo en la enramada...”.

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